La guerra había comenzado de nuevo cobrando su primera víctima. Ahora no sólo dependía de ella el cambiar las cosas que están escritas, también él podía hacerlo.
Enfrentar todo para poder tener una vida tranquila de nuevo era lo que la familia Black...
❝No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que tienes❞
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La Ayuda de Narcissa
Si había algo que Narcissa Malfoy detestara más en esos momentos, era el que ya no se sentía segura en su propio hogar, ya ni sabía si podía llamarlo así con todos los mortifagos que estaban ahí, con la presencia del Señor Tenebroso y la ausencia de su marido.
Quería culpar a Lucius de todo eso, pero sabía que ella tenía parte de la culpa por haber aceptado ciegamente seguir a aquel mago tenebroso, ahora estaba pagando por sus decisiones a través de su hijo.
Aquella tarde Draco entró a su habitación, podía verlo cansado y, aunque su hijo trataba de ocultarlo, sabía que tenía miedo y estaba preocupado. Ella se sentía igual.
—¿Qué tanto piensas, cariño? —preguntó Narcissa viendo a su hijo. Este se sentó en la orilla de la cama, manteniendo la mirada en sus manos.
—En todo —murmuró Draco, jugando con su anillo—, en lo que me pidió hacer el Seños Tenebroso, en que haya abajo están los padres de Leo y sé que cuando regresemos al colegio me va a preguntar si se algo de ellos.
—¿Por qué te preguntaría a ti?
—Por favor, mamá —esta vez alzó la vista, encontrándose con los ojos azules de su madre—, Leo no es idiota, es obvio que sabe de qué lado de esta guerra estamos, sabe que Bellatrix tiene que ver con el secuestro de sus padres y sobre todo va a saber que ella está con nosotros. Me sorprende que aún no hayan venido a ver si están aquí.
Narcissa dejo a un lado el libro que estaba leyendo y se puso de pie para acercarse y sentarse a un lado de su hijo.
—Tú lo has dicho, Leo no es idiota, porque Orión y Walburga no lo son y Sirius tampoco lo es y si saben que Regulus y Emmily están aquí, sabrán que también van a estar más de diez mortifagos y no será fácil salir todos vivos si vienen sin un plan de antemano.
Draco se quedó callado, pensando en eso, tenía razón y más sabiendo que Sirius era uno de los mejores aurores, no haría las cosas sin planearlo mejor. Volvió a apartar la vista de su madre y la siguiente pregunta que hizo, lo hizo casi en un susurró.
—¿No piensas hacer algo por ayudar a tu primo?
La pregunta no sonaba como un reproche, más bien como una duda, pero Narcissa no supo que contestar.
Desde que se enteró que los habían capturado y llevado a los calabozos de la mansión Malfoy, no supo cómo sentirse. Cada que se encontraban en el callejón Diagon se ignoraban, cuando Lucius llegaba a reclamarles sobre su traición, ella trataba de mantenerse alejada de las discusiones.
