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Partida corta, como había sido señalada anteriormente. La cabeza de Eddie estaba en otros lugares, sin lograr una sana concentración.

Dustin lo notó, la alegria del chico al jugar era siempre la más ruidosa, la que más atrapaba miradas. Pero estaba callado, sonriendo de vez en cuando, perdido.

Todos menos él y Eddie salieron de la sala.

- ¿Todo bien, Eddie? - Preguntó, recogiendo algunos papeles tirados en el suelo. Eddie entreabrió los labios, sin saber el porqué la pregunta.

- Sí, amigo.

La puerta fue abierta, mostrando un gran rayo de luz. Henderson entrecerró los ojos, mirando de inmediato.

Era Steve, con la mochila sobre su hombro, tenía las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón.

Eddie alzó la mirada, viéndolo pero apartándola al segundo.

- Ey. - Saludó el mayor. - ¿Ya terminaron de jugar?

- Sí, acabamos de hacerlo. - Contestó Dustin.

- Bien.

Silencio.

Harrington miraba al pelilargo, y éste ordenaba todo, sin cruzar miradas. Dustin miró a ambos y subió las escaleras.

- Bueno, yo me voy. - Se despidió. - ¡Hasta mañana, Eddie!

- Hasta mañana. - Murmuró el otro.

Chocó puños con Steve.

La puerta fue cerrada, los pasos bajando la escalera alzaron la mirada de Eddie.

Steve se sentó en una de las sillas, dejando caer su peso, estirando sus piernas a lo bajo. Estaba todo ya recogido.

- ¿Por qué viniste? - Preguntó Eddie.

- Tienes que ir a buscar tu chaqueta.

- Ah.

Munson posó su mano en su cintura, cuestionando al otro.

- ¿Tanto te costaba traerla?

- No voy a hacer dos viajes por una puta chaqueta, estoy cansado.

- Si nos hubiésemos encontrado en el segundo receso, no estarías aquí ahora y yo tendría mi hermosa chaqueta puesta. - Eddie se abrazó a si mismo. - Extraño su textura.

- No seas exagerado y vamos.

Steve se paró, caminando rápido hasta las escaleras, el otro chico tomó sus cosas y lo siguió.

Ambos salieron, cruzándose con algunos estudiantes que todavía estaban en la escuela. Recién habían salido.

Eran libres de las jodidas y largas jornadas estudiantiles.

Harrington caminaba decidido hasta fuera, Eddie se encargaba de no perderlo de vista.

Al salir notaron cómo estaba todo de nublado.

- Se pondrá a llover. - Comentó Munson a lo bajo, mirando al cielo.

- ¿Viniste en tu furgoneta? - Eddie no contestó, en su lugar, movió las llaves, creando el característico sonido.

Se acercaron al auto, Steve abrió la puerta trasera, sin antes sacar el seguro. Agarró la chaqueta extendida en los asientos traseros.

Se la mostró al otro.

- Aquí está. Sana y salva.

Eddie no ocultó su gran sonrisa. Sus ojos brillaron y se acercó corriendo al chico, tomando su prenda entre sus manos y rozando las del otro.

Kiss Me, Liar [STEDDIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora