027

1K 194 179
                                    

No se miraban. No podían hacerlo, los nervios estaban a flor de piel con las palabras expresadas por el castaño.

Las mejillas rosadas de Eddie no lograban ocultarse.

Steve no sabía cómo corregirse, avergonzándose más.

- Yo... - Hablaba Harrington. - Se te ve bien uhm, bonito no es lo correcto, quiero decir, no es que no lo seas pero...

- Harrington, debo irme. - Declaró Eddie, parándose de la cama y caminando hasta la puerta, Steve hizo lo mismo.

- Puedo ir a dejarte. - Se rascó la nuca. - Es tarde.

- No me va a pasar nada. - Munson no miraba hacia atrás, Steve sólo veía su espalda.

Se quitó la chaqueta lentamente, tomando aire antes de darse la vuelta.

- Ten. - Dijo entregando la prenda, escondía su rostro mirando abajo, sus cabellos caían. Steve tenía curiosidad de esa acción.

No recibió la chaqueta, en su lugar, con una mano levemente temblorosa por la inseguridad, tomó el mentón del otro y lo elevó.

Los labios de Eddie estaban un poco abiertos, sus ojos brillaban y lucía acalorado.

Steve se sorprendió, quitando su mano y escondiéndola detrás de su espalda.

Le aterraban sus emociones al ver en ese estado a su amigo.

- Debo irme.

Y con los pasos rápidos de Eddie, el sonido fuerte de la puerta y las manos en el rostro de Steve, terminó el día.

Harrington se recostó en su cama, sin ser capaz de abrir los ojos y ver su realidad. La imagen de Eddie y todo lo que había hecho o dicho lo seguían por cada rincón.

Su corazón se aceleraba al pensar en escenarios ficticios con el contrario. Pataleaba por el estrés.

¡Conocía estos putos sentimientos!

Pero no podía sentirlos por Eddie.

Era imposible. Era tonto.

Dos chicos enamorados, bueno, sólo uno porque él era el idiota que pensaba en ello.

- Mierda. - Masculló, maldiciendo al aire.

Preocupado en si Eddie llegaría bien a casa. Debió haber insistido en acompañarlo.

Pero estaba tan confundido ahora mismo.

Nunca había pensado que un chico fuera tan bonito. Y mucho menos se lo ha confesado.

Necesitaba hablar con Robin.

La noche lo espantaba, corriendo deprisa por las calles vacías. Los múltiples árboles buscaban tranquilzar su camino, pero él buscaba distraerse.

Hasta que se cansó, recobrando aire. Se sentó, sin importarle ensuciarse o cualquier cosa.

Simplemente quería descansar unos minutos.

Steve Harrington.

¿Por qué las manos de otro hombre de pronto se sentían tan suaves?

"Bonito".

A los ojos de Steve él era bonito. Bonito. Bonito. Mierda.

¿Le gustaba Steve? ¿Steve Harrington?

No era normal lo que sentía al ser tocado por el chico. Tampoco lo eran los escenarios que él mismo creaba.

Nadie piensa en besar a su amigo.

Kiss Me, Liar [STEDDIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora