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9:34 a.m.

Steve entreabrió los ojos, recobrando el recién despertar. Giró su cuerpo, mirando hacia el techo. Bostezó a la par que se sentaba sobre la cama.

Y fue entonces que notó el bulto a su lado, tapado hasta la nariz. Recordó de inmediato todo lo vivido en la madrugada.

Eddie dormía tranquilamente, con sus cabellos alborotados saliendo de las pesadas mantas. Harrington se levantó de la cama y decidió comprobar si sus padres seguían en casa.

Efectivamente, no había nadie.

Abrió la puerta del refrigerador y se sirvió un vaso de leche. Tomó una buena cantidad y miró por las ventanas de la cocina.

Era un clima bueno, poco viento.

Al terminar su vaso, decidió que era hora de despertar a Eddie. Subió las escaleras lentamente.

En el lado que se encontraba Eddie durmiendo, su brazo caía. Steve lo sacudió.

- Oye, despiértate. - Cada sacudida iba con más fuerza, hasta que Munson lo empujó.

- ¡Estoy despierto! - Gritó, sentado en la cama y con su cabello cubriendo su rostro.

- Entonces levántate. - Dijo Harrington a la par que cruzaba sus brazos. - Debo aprovechar mi domingo y no puedo hacerlo contigo rondando.

- Ya, ya, entiendo, entiendo. - Eddie se paró de la cama, estirando sus brazos.

Fue entonces que Steve notó algo.

- ¿Por qué estás sin camiseta? - Preguntó, fue inevitable que su mirada no recorriera la cantidad de figuras dibujadas sobre el torso del otro.

- Mi camiseta estaba vomitada. - Contestó relajando sus hombros, señalando la prenda tirada en el suelo, hecha bola.

- Ah. Por cierto, anota tu dirección acá. - Le pasó un papel recién arrancado, y un lápiz. Eddie comenzó a escribir, y al terminar le estrechó el papel doblado.

Antes de salir por la puerta, Steve batalló mentalmente consigo mismo. Fuera había viento, y no era humano dejarlo andar sin nada.

Se devolvió, abriendo las puertas de su armario, frunciendo el ceño. Eddie lo miraba apoyado en la pared, bostezando y estirándose.

Steve sacó un suéter amarillo, y se lo tiró a su compañero, éste no lo agarró.

- ¿Qué es eso? - Preguntó, recogiéndolo.

- Póntelo.

- Voy a parecer un maldito pato con esto. - Se quejó, mirando de cerca el color.

Harrington no dijo nada y salió de su habitación. Ya había hecho su parte, si el otro no se abrigaba, la culpa no caería en él.

Las llaves del auto estaban en el bolsillo de su pantalón. Antes de abrir la puerta del garaje, esperó al otro.

Eddie bajó las escaleras, con el suéter puesto. Y en una mano llevaba la camiseta sucia. Era encantador de alguna forma, pero su ceño fruncido no ayudaba.

- Parezco un puto pollo, Harrington. - Se quejó nuevamente, subiendo al asiento de copiloto. La puerta se abrió hacia arriba lentamente.

- Los pollos son pequeños y tiernos. Definitivamente, no lo pareces.

Eddie lo miró.

- ¿Y las pollas? - Preguntó Munson en un tono vacilón, Steve negó con la cabeza levemente, retrocediendo el auto. - ¿Tienes música acá?

Eddie comenzó a buscar por todos lados, Steve apretó los labios con estrés.

- No, no hay.

Fue entonces que las manos de Eddie tocaron algo tirado en el suelo de los asientos traseros. Lo agarró.

Era una pequeña bolsa, Harrington lo notó y rápidamente le quitó la bolsa, guardándola en su chaqueta.

- ¿Un test de embarazo? - Preguntó sorprendido el contrario.

- Métete en tus asuntos.

- Pero Harrington. - Puso su mano sobre su pecho, mostrando empatía. - Si estás embarazado yo puedo apoyarte, siempre me pregunté cómo sería cargar a un bebé.

Steve no dijo nada, manteniendo su mirada en el camino por delante. Eddie seguía parloteando.

- Me dan miedo los bebés. - Comentó Munson.

- ¿Por qué?

- Porque son tan frágiles y...extraños. ¡Además se quejan y lloran por todo!

- Me recuerda a alguien.

- Yo no soy así.

- ¿Quién te nombró?

Silencio. Eddie miró por la ventanilla, estaban pasando por la carretera del bosque. Amaba pasar por aquí, todo era tan tranquilo.

Miró de reojo al chico a su lado.

Su mano estaba puesta en el volante, la otra estaba sobre su pierna. Su chaqueta dejaba a la vista un reloj en su muñeca. Sus manos eran grandes, no portaban anillos como las suyas.

Tampoco tenía pulseras. Eddie prestaba atención sin ser consciente.

- ¿Qué miras? - La voz lo hizo volver a la realidad, mirando aturdido al otro.

- Uh, yo... - Se encontraba buscando una excusa, su consciencia le había señalado que estaba haciendo algo malo. - Tienes un reloj.

- Wow, puedes ver.

- ¿Por qué eres tan agresivo? - Se molestó. - He estado tratando de hablar contigo, nada más.

- Porque no me caes bien.

Golpe bajo.

Eddie sabía que no podía agradarle a todo el mundo, así como no todos le agradaban. Pero confesar algo así directamente, era doloroso.

En especial, viniendo de una persona que comenzaba a interesarle. Claro, era Steve Harrington, el sujeto que lo estaba llevando a casa. Era buen tipo, además, era amigo de Dustin.

Y lo iba a ayudar a conseguir novia.

¡Claro que quería llevarse bien con él!

- Te quedaste callado de pronto. - Dijo, girando su vista hacia el pelilargo.

- Bueno, me acabas de decir que te desagrado. Estaba pensando en abrir la puerta y dejarme caer. O mejor no, eso te haría feliz.

Steve contuvo la risa.

- Tampoco soy un psicópata para alegrarme. - Sus manos se posaron sobre el volante, girando y entrando al sector donde vivía Eddie. - ¿Dónde es?

Munson señaló, Harrington condujo hasta ahí. Al estar frente, estacionó el auto y miró a su compañero.

- Gracias, Harrington. - Dijo bromista Eddie, abriendo la puerta. - Eres muy amable. - Comentó con un leve tono de sarcasmo. Steve alzó las cejas.

- Te deje dormir en mi cama y te traje a casa, ¿Piensas que no soy amable?

- ¡Oh Dios, soy una cita de Steve Harrington! - Gritó asombrado, el nombrado se tapó el rostro. Eddie sacudió su mano por última vez antes de correr a la entrada de su casa.

Al desaparecer, Steve retrocedió, saliendo del lugar. Y el camino de vuelta a casa, se basó en pensamientos intrusivos respecto al otro chico.

Era agradable, de alguna forma.

Si mantenía la boca cerrada, podía conquistar fácilmente a alguien. Será sencillo, sólo requerría de los sabíos consejos de Steve Harrington.

Kiss Me, Liar [STEDDIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora