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El humo se mezcló con el cálido aire que pegaba al cuerpo de Eddie. Habían pasado unos cuantos minutos desde su salida, y una parte de él esperaba que al entrar nuevamente, Steve lo estuviese esperando con una sonrisa y los brazos extendidos.

Algo que, claramente, no iba a suceder.

Apretó un poco el cigarrillo.

Apoyó su espalda en el muro y dejó caer su cuerpo lentamente, sentándose en el suelo de tierra.

Iba a quedar sucio, pero qué más da.

A estas alturas eso era lo menos preocupante en su cabeza.

Fumó unas cuántas veces más, hasta que decidió mirar el cielo, un bonito atardecer. La puerta se abrió, salieron un par de chicos. Eddie alzó la mirada.

Nuevamente miró hacía arriba, cazando los colores.

- Ey Munson. - El nombrado volteó de inmediato, la puerta abierta mostraba el cuerpo de Steve, con el cabello mojado. - ¿Qué estabas haciendo?

- Contando las estrellas.

El castaño se sentó junto a él, mirando al cielo. Eddie paseó por el rostro del otro.

- ¿Has pensado que quizá debas usar lentes? - Molestó.

No recibió una broma de respuesta, en cambio, Eddie dejó caer su cabeza en el hombro del contrario, asaltando su respiración y autocontrol. 

Harrington no supo qué hacer, simplemente se quedó quieto. El toque de sus cuerpos lo hacia sentir feliz.

- ¿Por qué viniste a verme? - Preguntó a lo bajo.

- No lo sé.

El cabello de Eddie rozaba levemente por su mandíbula, sus manos estaban a centímetros de tocarse. La pierna derecha de Eddie y la izquierda de Steve estaban juntas, una al lado de la otra.

Y sus mentes viajaban por diversos lugares, o diversos escenarios.

Deseando dar un paso más a lo prohibido, dejarse llevar y crear recuerdos de satisfacción y felicidad.

Steve tomó aire, intentando iniciar una conversación para no ser presas del silencio, por más que disfrutaban de ello.

- ¿Necesitas que te ayude en algo?

Eddie no contestó, en su lugar, su dedo meñique se movió lento hasta la mano del otro. Rozó sus dedos.

- ¿Por la cita? - Murmuró.

- Sí.

- Mmh...

La tensión en el ambiente era algo notorio, Steve a estas alturas luchaba por mantenerse al margen de sus sentimientos. Y separar el bien del mal, lo mal visto que iba a ser si se dejaba llevar.

Y Eddie, Eddie sólo quería ser tocado por Steve Harrington.

- ¿Qué pasa si ella no me gusta, Harrington?

- ¿Por qué no te gustaría?

- No lo sé... quizá es una mala persona.

- Pensé que eras de los que odiaban a los buenos.

Munson levantó la vista, mirando al chico.

- Yo también pensaba eso, pero estoy rodeado de gente jodidamente gentil. Como lo eres tú, Steve. - Tocó su nariz con la punta de su dedo, retrocediendo al contrario.

- Al menos ya admites que cambié.

- No me queda otra opción.

Las puertas fueron abiertas, Robin había salido.

Kiss Me, Liar [STEDDIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora