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Está bien. No era su primera vez en un bar, no tenía de qué preocuparse. O quizá sí. De alguna forma, la presencia de Chrissy lo cambiaba todo.

Robin dió el suspiro número 400 en el día. Era fin de semana y tenía que salir hace 20 minutos.

No era su culpa que ninguna prenda pareciese quererla. Cuando sonó su teléfono y su amiga molesta le reclamó que se apure, finalmente se decidió.

Una camiseta oscura ancha, sobre una polera blanca ajustada, jeans negros rotos en las rodillas y botas del mismo color. No se maquilló porque el tiempo no le daba. Y su cabello... Era un caso perdido.

Cuando divisó a Chrissy entre todas las personas esperando el bus, quedó atónita.

Usaba colores pasteles, su cintura quedaba al descubierto y hermosos tonos estaban sobre su rostro. Su cabello largo y con ondas caía libre por sus hombros.

Estaba boquiabierta.

- Luces increíble. - Fue lo primero que le dijo. La rubia le dedicó una amplia sonrisa, mirando al suelo.

- Puedo decir lo mismo de ti. Esas botas son nuevas.

- Un regalo de mis padres.

Se miraron a los ojos, sonrientes y nerviosas. Esperaron el autobús que las llevaría a aquel bar lejano. Robin jugaba con sus manos en el aire.

Eddie tocaba la guitarra, intentando acortar el tiempo de espera. Intentaba sacar acordes que le costaban más que otros. Ninguna canción en específico por ahora.

Cuando escuchó un auto estacionar fuera, se levantó de un salto, mirando por la ventana de su habitación.

Corrió hacia la entrada, esperando a que su novio tocara la puerta. No quería parecer tan ansioso o se burlaría de él.

Un golpe. Dos. Tres.

Abrió la puerta con entusiasmo.

- Te demoraste.

- No te había escuchado. - Mintió, dejándolo pasar. Era primera vez que Steve estaba en su casa y se sentía bastante privado.

El castaño miraba cada rincón, inspeccionando. Eddie mordió su labio inferior, cerrando la puerta.

- Eres un idiota. - Murmuró el pelilargo, acercándose al otro.

- Te demoraste 2 minutos en insultarme, es un nuevo récord. - Molestó, acariciando la cintura de Eddie cuando éste posó sus brazos sobre su cuello.

- Bésame y prometo no insultarte en 5 minutos. - Murmuró coqueto. Steve sonrió antes de besarlo dulcemente, con paciencia.

Las pestañas de Eddie se movieron para contemplar los ojos del contrario, ya separados del beso.

- ¿Quieres comer algo?

- Mmh... ¿Qué me estás ofreciendo, Edds?

- Necesitarás energía para después. Sólo digo.

Ambos se sonrieron antes de caminar a la pequeña cocina.

El lugar era ruidoso y habían luces de colores por doquier. Era evidentemente esperable de un bar gay. Hombres vestidos con prendas cortas, ajustadas y llamativas por doquier. Mujeres coqueteando libremente con otras mujeres. Y sin ser acosadas por hombres.

Robin se sentía cómoda. Chrissy miraba hacia todos lados, estudiando cada rincón. Ambas estaban sentadas en la barra, tomando de dos tragos que se veían lindos.

O bueno, eso había dicho Chrissy.

- ¿Ves a esa chica de allá? - Habló Robin, cerca de la otra y apuntando con su mirada a una pelinegra.

- ¿La de la boina?

- Sí. Esa misma. Íbamos juntas en la primaria. Se llama Rachel.

- Oh... - Chrissy se quedó en silencio, viendo cómo ambas chicas se quedaban mirando. La de la boina mandando una sonrisa con evidente picardía. Un malestar surgió del fondo de su estómago. - Podrías ir y... Hablar con ella.

- ¿Qué? ¿Por qué haría eso?

- Porque vienes a distraerte.

- Pero ella no me gusta.

Chrissy miraba fijamente su trago, tragando saliva. Robin notó lo incómoda que estaba la chica, por ende, tomó todo lo que quedaba de su copa y se levantó.

- Ven, vamos a bailar.

Se la llevó de la mano, haciéndose espacio entre la multitud.

Ambos chicos reían, masticando sus sandwiches.

- Te lo digo en serio, Jason ahora apenas me mira.

- Eres de los únicos que le hacen frente, y es un maldito cobarde.

- Qué bien que Chrissy terminó con ese imbécil.

- ¿Qué?

- ¿No sabías?

- Jason contó que él le había terminado a ella, hombre.

Ambos se miraron.

- Hijo de puta. - Dijeron al unisono, en burla.

Eddie quedó mirando al otro, media sonrisa decorando sus labios. Steve tenía una mancha de catsup. No pensó demasiado lo que iba a hacer antes de inclinarse y lamer.

Steve no podía estar más contento, agarrando al otro de la nuca y devorando sus labios. Su lengua picaba un poco, Eddie había echado salsa picante a su sándwich.

Dejaron la comida de lado, ambos concentrados en dominar el beso. La pierna de Eddie pasó sobre las de Harrington, sentándose encima de él, el cuello de Steve se estiraba hacia arriba.

Sus manos comenzando a acariciar al rival.

Por algo Eddie le había dicho que tenía la casa sola. ¿No?

Los dedos de Robin tonteaban sobre la piel expuesta de Chrissy, al estar sus brazos sobre los hombros de la castaña, su camiseta se levantaba levemente.

No se movían lentamente, pero mantenían una postura como si de vals se tratase. Las luces pegaban al rostro de la contraria. Los labios de Chrissy se veían relucientes y rosados.

Robin la miraba fijamente, no podía ver a nadie más que no fuera ella. El corazón de Chrissy parecía que iba a estallar en cualquier minuto.

Estaban mareadas por el brillo de la otra. Fue entonces que una chica de cabello largo y castaño tocó la espalda de la rubia.

- Hola. - Saludó alegremente, haciéndolas separar. - ¿Vienen juntas?

Silencio.

- No, nosotras sólo somos amigas. - Contestó veloz Robin.

- Genial. - Sonrió la otra castaña, mirando sólo a Chrissy. - Quiero invitarte un trago, ¿Puedo?

El ambiente era caluroso, parecían está batallando con las ganas de hacerlo en el mismo sofá que Eddie compartía con su tío para ver la televisión.

No habían tenido la oportunidad de intimar con el otro, por ende, la tensión y ganas se habían estado acumulando por un par de largos días. Steve apretaba los muslos del otro. Eddie marcaba besos sobre su cuello.

- Vamos a mi habitación, Harrington. - Jadeó en el oído del otro.

El nombrado no lo pensó dos veces.

Robin las mirada desde cierta distancia. ¿Quién era está tipa y quién se creía que era?

Había pedido un trago que estaba siendo apretado con su mano. Chrissy la miraba de vez en cuando, sonriéndole.

Cuando la castaña besó la mejilla de la otra, e corazón de Robin se estrujo. Parecía que la copa reventaría en cualquier momento. Chrissy la seguía mirando.

La miraba.

No apartaba su mirada. Robin se decidió.

Dejó la copa sobre la barra y caminó hasta ellas.

- Te mentí, princesa. - Dijo, mirando a la desconocida. - Sí estamos juntas.






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⏰ Última actualización: Apr 02, 2023 ⏰

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Kiss Me, Liar [STEDDIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora