Evy
El nudo que dejó en garganta el caso de Salomé Rubio es difícil de quitar. Inicialmente no sabía de lo que se trataba y me limité a escucharle. Un accidente en que alguien murió, su hermano se culpó de todo para que él pudiera cumplir su sueño.
El expediente que había recolectado el señor era más detallado. Un resumen de todo lo que fue la vida de Salome con su prometido y el tormento que vivió desde que un hermano de éste se vino a vivir a este país.
Una chica con muchos sueños, embarazada y enamorada. Como ella había muchas, pero que fuera asi no le quitaba lo escabroso. Dejo el expediente en la escritorio y me dirijo al bar. Necesito de algo fuerte para quietar el sabor amargo que dejó en mi boca aquellos extractos del diario de ella.
Damián me dijo que confiaba en el sistema judicial de América, estaba convencido que saldría sin mezclar a la mujer. Leyendo ese caso las dudas que tenía aumentaron. Tomo la copa y la lleno un poco más de la mitad con los extractos de la conversación con Damián en mi mente y este endemoniado caso.
¿Por qué me dijo que lo leyera? ¿Por qué le hiciste caso Klein?
Flashback
Lo encontré sentando en una silla detrás de una mesa, ambas manos encima de ella y su cabeza reposando en actitud de rezo sobre las mismas. Antes de anunciar mi presencia miro a mi alrededor y muerdo mis labios para no llorar.
Es deprimente ver el sitio en el que está, no es posible que Magda lo crea culpable. Hizo cosas malas en su juventud, pero porque está lleno de odio.
El abogado de Damián comentó lo atípico que era este encuentro. Lograron que pudiera verlo en un sitio con menos personas, ya no eran reos los que nos podrían ver. Era dos guardias y la habitación tenía un enorme espejo que causaba intriga.
—Damián —le llamo y alza el rostro de forma brusca.
—¿Qué haces aquí? —su ceño se frunce y su mirada se vuelve dura al seguir —Le dije que no te expusiera...
—Tenía que verte, le rogué que lo hiciera.
Me abrazo así misma sin dar un paso más y niega alzando las manos. Me muestra las cadenas que le impiden acercarse y un guardia me indica sentarme.
—No puede acercarse —advierte al notar que doy un paso hacia él. —mantenga la distancia señora y estará bien.
Damián me indica obedecer sin chistar al notar como miro al guardia y me siento en el sitio que se me ordena. He escuchado que algunos sitios carcelarios golpean a los reclusos dependiendo de su delito. Es una forma de recibimiento un tanto cruel. Damián no se ve golpeado, aunque esta delgado y con ojeras.
—Los niños ¿Cómo están?
Se ha resignado a mi presencia y su aspecto molesto se relaja. Mis hijos, ya puedo decir que lo son y a Damián le gustará saberlo.
—Desde hace unas horas son Klein legalmente —respondo orgullosa estirando mis manos para tomar las suyas —ya caminan y ampliaron su vocabulario un más de papá y mamá.
Afirma sin dejar de verme, no dice nada y se limita a vigilar mi rostro. Mi cuerpo sigue alterado por ese beso y el recuerdo de cómo me sentí en lo que duró
—¿Y tú? —pregunto. —¿Cuándo empezarás a hablar?
—No lo hice y es todo lo que ellos deben saber. —aprieta mis manos con fuerza antes de seguir — Si hicieran su trabajo hallarían al verdadero culpable y notarían que hay coincidencias entre este caso y el de nuestros padres.
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INEFABLE
RomanceLibro IV Saga Frederick Jasón Frederick Jr. Solo quería cumplir la última voluntad de Susan, su mejor amiga. Tener un hijo y enseñarle que pudo contar con la mejor de las madres, pero que la ignorancia se lo impidió. Una vez lo logra, contrata los...