Años después...
El destino quiso que Nain Cass (padre de Susan) y Damián Klein fueran amigos desde hace años. Se conocieron al compartir asiento en el avión que el tío tomó cuando decidió Norteamérica seria su hogar. Eso dejaba a Nain Cass, como el primer amigo que tuvo y de los pocos que aun le quedan de aquella época.
El padre de Susan era un General muy respetado, héroe de guerra y con muchas condecoraciones en su larga trayectoria en el servicio a su país. Tenia un hijo mayor, Eliu que por cuestiones de trabajo siempre estaba viajando. Era bastante divertido, aunque Susan aseguró cierta vez que era fachada.
Ser amigo y alguien tan importante, hicieron que nadie pusiera objeciones en que Susan me visitara o saliéramos de vez en cuando, me adoptó como una hermana y el cariño era reciproco.
Fue fácil abrirme, decir mis temores y miedos. Sin saber en qué tiempo sucedió si fue poco a poco u ocurrió de súbito. El punto es que Susan acabó siendo mi confidente, mentora y mi mejor amiga.
Hablé de muchas cosas, lo sola que me sentía y el rencor que le guardaba a mi padre por no ser todo lo valiente que siempre insistía que yo fuera. Mis malas notas también fueron tema de conversación. Me hizo ver que eran por la interpretación de mi inglés que seguía siendo pésimo.
El resultado, la tía Silke me inscribió en clases extras y mis notas subieron, dándole así la razón. La tía en defensa personal, según me explicó, era una manera de crear confianza. Yo sabía que era una manera de agradecer el cuidado que le daba a su hija y que tuviera como defenderla en caso de que Damián quisiera dañarla delante de mí.
En vista que Susan me ayudaba y mi estado emocional evolucionaba, quise devolver al universo ayudando a Magda. Trasmitiendo las enseñanzas en ella. Su padre no quiso que fuera a las clases de defensa por ser muy pequeña para esos actos.
Los estados de ánimos de Magda cambiaban de forma brusca, se retraía y en algunas ocasiones era agresiva, sobre todo con sus padres. Busqué en internet los síntomas que vistos en ella y me topé con una página para víctimas de abuso.
Magda tenía todas las señales y eso me hizo estar más en guardia.
Vigilé sus movimientos con más fuerza, aseché a Damián, entré a su cuarto y al no encontrar nada, me fui al de Magda. Consciente que me había obsesionado, pero bastaba ver el rostro inocente de la niña para que me entendieran.
Nada parecía funcionar así que me convertí en su sombra. Estuve cerca de ella todo el tiempo. Pedí ser yo quien la iba a buscar al instituto y no su hermano. Sin importar que el desvío fuera de horas o las dos rutas que debía tomar.
A medida que ella empezó a abrirse y a hablar de sus miedos, el mio aumentaba. El pánico que le pasara algo, la agonía por desconocer el daño ocasionado me enfermó. Llegué a un punto en que decidí hablar y la única persona en quien confiar era en, Susan Cass.
Me sonrió y abrazó, calmó mis miedos, controló de forma mágica mis emociones.
"—Invitémosla a un helado" sugirió.
Mi tía dijo Si y su padre, No. Luego de hablar o gritarse entre sí, llegaron a un acuerdo. Magda podía unirse a nuestro equipo de diversión.
A su padre le preocupaba que dejara sus estudios, Susan pensaba que tenía miedo a que se convirtiera en lo que era. Una niña próxima por cumplir nueve años. Yo creo que le exijan demasiado y las notas altas eran producto de horas de estudio. Contrario a su hermano quien siempre le iba bien y no le exigían nada.
De esa manera Magda empezó a acercarse. Susan tenía una magia para lograr acceder al corazón más puro. Por eso su novio la veía como si fuera una princesa. Luego varias salidas y mucha confianza, Magda empezó a hablar.
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INEFABLE
RomanceLibro IV Saga Frederick Jasón Frederick Jr. Solo quería cumplir la última voluntad de Susan, su mejor amiga. Tener un hijo y enseñarle que pudo contar con la mejor de las madres, pero que la ignorancia se lo impidió. Una vez lo logra, contrata los...