Capítulo 40

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Horas antes...

Narrador

Llevaba mucho tiempo ideando un plan para ingresar a la casa. Estudió cada persona en su interior buscando a quien podría llevarse sin problemas y de qué manera. Los Frederick han sufrido ataques de todo tipo, la gran mayoría desde adentro.

Familias, amigos, trabajadores, etc. La lista de traidores es tan extensa y el lazo que los unía tan grande que daría tristeza. Aunque, lo que sentía Eliú era alivio. Gracias a ello halló como hacerlo y obtuvo éxito.

A quien quería allí era a Damián o a alguno de los Klein, pero el miserable era demasiado listo y dudó de que fuera un buen plan. No después de lo que hizo. ¿No es acaso la muerte un alivio en algunas ocasiones?

Asesinar a los Klein no sería doloroso. Jason volvería a casarse, la O'hurn igual y Magda ¿Quién la extrañaría?

Se decidió por el anciano, ser el jerarca de la familia le daría éxito a su labor. Su fama de hombre pacífico y el amor a sus nietos le ayudó a tener triunfos.

Va a asesinarlo, pero antes se encargará que Damián y Gregory, lamenten haber metido sus narices en su hogar. Su esposa huyó de casa llevándose a sus hijos, le dejó el divorcio junto con una orden de restricción. Ahora no solo lo buscaban en su país, también en Italia y varios países.

¡Por supuesto que matar al viejo es buena idea! Evy se sentiría miserable, desde ya lo está. Damián se dará cuenta que no es tan inteligente como tanto pregona y Gregory...

Su padre es su ídolo y lo hará pedazos. No dejará un cuerpo en el que llorar, tendrán que arreglárselas con una tumba simbólica y una foto de su cuerpo mutilado.

—Aquí están —le dice al hombre dejando a los dos chiquillos en el césped.

El desconocido mira a los niños una y otra vez, han dejado de llorar y solo gimotean, lo que le ha ayudado en gran medida. Lo único que sabe del desconocido es que es enemigo de Gregory Frederick.

—Los Frederick son rubios —su acento ruso es bastante marcado y por un instante lo confunde.

De no haber hablado lo hubiera señalado con un ranchero más, su Jeanes desgastados, camiseta a cuadros, sombrero y botas lo definen como uno.

—Son hijos de Jr. —explica —Jason Frederick hijo...

—Se lo que significa... —interrumpe y se arrodilla frente a los niños estirando la mano hacia ellos. —¿Quieren dar un paseo con el tío?

Por un instante fugaz se siente enternecido con la imagen de los pequeños abrazados y llorando de forma silenciosa. Los desecha al saber que no verá a sus hijos y todo gracias a un Frederick. Le señala el maletín al desconocido y este lo mira sin la intención de tomarlo.

—Lo que pediste —le recuerda —¿Dónde está lo mio?

—Pensé que me traerías a un Frederick mayor, no tráfico con niños —protesta tomando las manos del niño —¿Qué se supone haré con ellos?

—Tenemos un trato...

—No fuiste claro —vuelve a interrumpir esta vez molesto y se incorpora.

—Con los niños es más fácil negociar. —señala a los pequeños aun abrazados y mirando a todos lados con terror —pagaran lo que digan y no es necesario devolverlos, puedes venderlos. En un año o menos se olvidaran de sus padres.

—¡Largo! —ordena y no tiene que decirlo dos veces.

Retrocede chocando con lo que cree es una mujer que le entrega otro maletín. Afirma en silencio y al salir huye hasta el auto en donde le espera el anciano.

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