Capítulo 31

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Un par de días después Jason seguía disgustado y la vergüenza inicial dio paso al pánico. ¿En realidad había hecho algo tan malo? él era temperamental. Se encierra en el estudio por horas y solo sale para almorzar, algunas veces ni siquiera lo hace. Cruza conmigo un par de palabras, la gran mayoría referente a nuestros hijos.

¿Lo peor? no ha vuelto a tocar el tema de irme con él.

En estos momentos esta con los niños en el estudio. Entró a la habitación, los vio despiertos y se los trajo, dejándome a mi por fuera de esa operación matemática. Sonrío ante ese comentario y le corto un trozo de pai llevándomelo a la boca.

Julia se fue el mismo día y no hizo comentarios sobre vivir o no con sus padres. Los Nielsen habían aceptado irse el mismo día que nosotros lo hiciéramos. El cumpleaños de los niños es mañana y se acordó que ese mismo día fueran bautizados.

Su madrina seria la señora Emma y el padrino Eliú. Los preparativos de todo corría a manos de la madrina. Había que agradecer sus llamadas de ves en cuando para preguntar por algún detalle. 

—¿Has intentado hablarle? —alejo la mirada de la puerta del estudio y miro a Terry —esa puerta no vendrá a ti.

—¿Hice algo tan malo para que este tan enojado? —pregunto desde el fondo de mi corazón.

Sentada en el comedor de los empleados de frente al de los dueños (sigo sintiéndome una empleada) tengo justo de frente la puerta del estudio. Terry toma la taza levantándose de su acostumbrado puesto hasta quedar a mi lado.

—¿Quieres mi opinión o un consejo?

¿Debo escoger? Parece decirle mi rostro confuso y sonríe tomando mis manos para luego llevárselas a su pecho. Quiero que deje de estar enojado, que la opresión en mi pecho ceda o entender. Sobre todo, deseo tener el valor para decirle lo que siento y vencer la barrera del miedo.

—No fue tan grave —alejo la vista de la puerta y lo encuentro sonriente —su comportamiento esta ligado al tuyo en gran medida.

—¿En qué?

—Es nuevo para ti, pero también para él. No está acostumbrado a sentirse inseguro.  —suspira —sé que Margaret te aseguró es bueno hacerle sentir asi —guarda silencio dándole un sorbo a su te antes de seguir —Como hombre puedo asegurarte de que es mala idea, sobre todo porque no sabe si lo que siente es reciproco.

—Entonces ¿Crees que debo pedir disculpas?

Niega empezando a reír sin control. Insiste en que no hice algo malo, mirar a otra persona del sexo opuesto es natural y hasta normal. Yo también puedo pillar cierto día a él hacer lo mismo. El calor que sigue a ese comentario llega hasta mis mejillas y Terry sonríe aún más.

—Que ames a alguien no te produce ceguera, asi muchos lo crean. —sigue — te pueden resultar atractivas otras personas, sin dudas hay alguien mejor que él, sea en atractivo, temperamento o algo en concreto de él que llame tu atención —calla y mira por encima de mí —eso no quiere decir que te ame menos o tu viceversa. Es importante que hablen sobre esto.

—Hablarlo con él —repito mirando la puerta cerrada —¿No se enojará?

—No si sabes hacerlo cariño —busco a la dueña de esa voz y me hace un guiño —pon en funcionamiento ese rostro hermoso que lo tiene tan idiota y haciendo escenas de celos. Ver a otros hombres no es malo Terry —reprende a su esposo.

—No he dicho lo contrario mujer —se excusa y Margaret niega.

Miro la puerta y luego a la pareja, ambos afirman proporcionándome valor y me incorporo. Camino a pasos decididos hacia la puerta, pero me detengo al llegar a ella. Empuño las manos para tocar y vuelvo a dudar a centímetros de la pieza de madera.

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