Capítulo 21

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La novedad de tener hermano y al fin no estar sola en el mundo me llenó de optimismo. Aunque de momento se encontraba en prisión, su inocencia me permitía soñar que pronto estaría conmigo. Es cruel decirlo, pero lo mejor que le pudo pasar a Magda e incluso a Damián es que mis tíos murieran.

El señor Jason había conseguido un permiso y esta tarde podría verlo. Creía que yo podía convencer a Damián de hablar. Era obvio por lo menos para él, que los niños y yo éramos importantes.

La muerte de mis tíos no ha opacado el engaño que fue su clínica, ni mitigó la demanda. Magda y el socio de ellos eran quienes estaban al frente de los numerosas demandas que empezaban a llegar. Al final, aquello por lo que asesinó a mis padres, no logró llevárselo a la tumba y otros disfrutarían de ello.

Me pregunto si fue consciente de eso cuando se aferró a acumular riquezas. Suspiro en las escaleras y me detengo en mitad de ellas.

—Un mes —señalo mi pie y miro el resto de los escalones que me toca bajar —en un mes seré libre. —lamento reiniciando mi descenso.

—¿Hablando sola cariño? —Margaret se detiene al pie de las escaleras y le sonrió —sigo pensando que es mala idea eso de bajar esas escaleras sola.

Toma un costado del delantal y se seca las manos viéndome maniobrar el bastón. El truco puede verse como peligroso, pero he descubierto soy tolerante a lo extremo. Asi que, no lo es para mí.

Un paso con mi pierna sana, el segundo con el bastón y luego pierna enyesada. Repetir.

—Necesito hacerlo —el ruido del bastón apoyarse en el escalón de madera hace eco en toda la casa. —y ya no duele.

Sonrío en silencio ante el doble significado de mis palabras. Desde la muerte de mis padres mi mayor tormento fue no estar en Berlín, al lado de mi abuela. El que mi padre prefiriera suicidarse antes de luchar sin pensar en mamá, en mí o en mi hermano no nacido, me lleno de dolor. Uno que no pude sacar a la luz.

No tuve tiempo de lamentarme y criticar a mi abuela por no pelear por mi custodia se convirtió en mi segundo mantra. Descubrir que mi padre fue asesinado, fue doloroso y que el culpable no pagara como se debe atormentaba más.

Aun asi, ya no dolía. No estaba sola, tenia a mis hijos y un hermano, mi padre no me dejó y la abuela peleó hasta el ultimo respiro por tenerme de vuelta.

Ya no duele...

—El señor Jason padre envió por los niños. —habla Margaret viéndome preocupada. —Lo siento linda, no dieron excusas.

Guardo silencio bajando los últimos peldaños. Nunca lo hacen, decir los motivos por los cuales se los llevan es un misterio siempre para mí. Me cuesta adaptarme a la idea de que mis hijos sean sacados de mi lado, algo que ocurre muy seguido cada que los abuelos lo decidan. Margaret toma mi mano cuando llego al último escalón y besa ambas mejillas.

—Buenos días linda —bajo el rostro apenada por tanto cariño y ella me abraza. —tengo como reto hacer de ti una mujer amorosa, derribar los muros que te rodean y te aíslan por momentos.

—Ha sido muchos años construyéndolos, están muy sólidos. —le confieso. —dudo que tengas éxito.

—El aislamiento existe sólo si permaneces sola, cuando lo compartes se esfuma —toma mi rostro entre sus manos y sonríe —¿Vas a comer algo? —niego y me ve con sospecha.

—Después que de una vuelta por el jardín —prometo —lo haré.

—No voy a permitírtelo —reniega con una mano en la cadera y la otra blandiendo su mano como si fuera una espada. —de todas maneras, tu desayuno ya está servido.

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora