Capítulo 34

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Ciudad de México, Agosto 2016

- Narra Susan -

-¿No te quedó claro lo que te dije, o quieres un golpe?- Dije molesta, llorando casi inconsolable-.

-¿Hermanita?- Esa voz me aceleró el corazón y respiración-.

-Monchi- No pude evitarlo, y me solté a llorar -Monchi, ¿dónde estás? Te necesito...- Dije como pude, sintiendo un nudo en la garganta que me ahogaba-.

-Susu, ¿qué tienes? ¿Qué pasa?- Preguntó, notándose muy preocupado-.

-Monchi, los necesito a tí y a Bachi...- Es todo lo que pudo salir de mi rota voz-.

-Hermanita, ahí estaremos. Esperanos hermanita, necesito la ubicación de tu casa- Respondió, a lo que yo sólo pude decir que sí -No te fallaré de nuevo, nos vemos en 5 horas-.

Simón colgó y yo me sentía mal. Entre lágrimas, mandé mi dirección a Simón.
Sentía que no llegarían, pero no quería pensar en eso.
Mi corazón se encontraba destrozado, primero lo de Villamil y ahora con la persona que estaba volviendo a querer, me traicionó desde no sé cuánto tiempo atrás.
Me metí bajo mis cobijas, y no pude evitar llorar como nunca, hasta que mis párpados se tornaron a pesar tanto. No podía moverme, cayendo así dormida...

- Narra Simón -

Era el día siguiente de nuestro regreso a Bogotá, y como era de esperarse, sería algo cansado puesto que el cambio de horario era muy drástico. Por suerte, nos encontrábamos en unas pequeñas vacaciones, antes de regresar a conciertos.
Por la tarde, Martín y yo nos quedamos en casa, íbamos a ver series. Hasta que ambos empezamos a sentir una especie de intranquilidad.
Como si algo malo estuviera pasando, pero ante nuestros ojos, no hay nada...

-Moncho- Habló primero el menor-.

-Dígame-.

-¿Usted no tiene una sensación como de que tiene una especie de preocupación?-.

-La verdad sí... ¿Le llamamos a Susan, para asegurarnos que ella está bien?- Pregunté-.

-Hágale Moncho-.

Tomé mi teléfono, y llamé a mi hermana. Me sentía algo nervioso, hasta que ella contestó, siendo ella la primera en hablar. Al escucharla, no pude evitar sentirme devastado por saber cómo se encontraba...

-Hermanita, ahí estaremos. Esperanos hermanita, necesito la ubicación de tu casa- Respondí de una manera seria pero decidida -No te fallaré de nuevo, nos vemos en 5 horas-.

Colgué, siendo Martín oyente de la conversación todo éste tiempo...

-Marto, ya sabemos cuál es nuestro siguiente paso-.

-Entendido Simón, haz las maletas con lo necesario. Yo me encargo de llamarle a Pedro y a mi mamá para que nos ayuden con el vuelo-.

Pasaron menos de 30 minutos, y yo tenía listo los pasaportes, así como una maleta con cosas mías y de Martín. A su vez, Martín había logrado conseguir unos boletos de avión hacia México; si todo salía bien, llegaríamos alrededor de las 10 de la noche a casa de Susan. Sin embargo, lo importante era estar con ella, siendo la hora que fuera... Ella nos necesitaba.

Salimos de casa y nos dirigimos al aeropuerto. Cuando dieron las 5 de la tarde, ya estábamos abordando el avión, en eso, recibí un mensaje de Isaza...

Isaza:

¡Hey Moncho! ¿Qué dice? Hoy en la tarde, ¿reunión para cenar juntos y distraernos? 5:01 p.m.

¡Isa! Perdóneme pero no será posible... Martín y yo tuvimos que salir de emergencia. Le explicamos cuando lleguemos a México, cuídese 5:01 p.m.

Apagué mi teléfono, estando algo ansioso. Quería estar ya con mi hermana menor. Abrazarla y hacerle recordar que todo estará bien, independientemente de lo que haya pasado.
Martín se encontraba igual o más ansioso que yo. A fin de cuentas, es nuestra pequeña princesa y saber que estaba mal, era un dolor insoportable.
La última vez que la escuchamos de tal manera fue cuando nuestro padre falleció, de ahí en más, no había estado así. Sea lo que haya pasado, le estaba doliendo mucho.

Cuando pasaron alrededor de 4 horas y media, llegamos a México, siendo así las 9 y media de la noche.
Martín y yo tomamos un taxi y nos dirigimos a la dirección que Susan nos mandó, llegando así en cerca de 30 minutos a dicho lugar, puesto que se encontraba sin tráfico las calles de dicha ciudad.
Una vez que llegamos, bajamos las maletas y subimos hasta el departamento de ella, tocamos y nadie nos abría. Aunque la luz se encontraba encendida.
Seguimos tocando hasta que por fin, Susan abrió. Notamos cómo sus ojos se abrieron de sorpresa al vernos...

- Narra Susan -

Me encontraba profundamente dormida, hasta que unos golpes en la puerta me despertaron. Me levanté con los ojos entrecerrados, puesto que estaban algo irritados por tanto llorar. Abrí, y no podía creer lo que veía...

-Hermanitos...- Solté de repente, sintiendo mis ojos lagrimear una vez más. Eran tantas emociones las que sentía dentro. Sentía que volvía a tener 13 años-.

-Susu...- Dijo Martín, para luego abalanzarse a mí, abrazándome demasiado fuerte. Pocos segundos después, Simón soltó su maleta y se nos unió al abrazo-.

Sentía que algo en mí había regresado, algo que había perdido hace unos meses atrás. Tal vez era esa pieza que mis hermanos llenaban en mi pecho...

-Sí vinieron- Dije, intentando tranquilizarme-.

Mientras ellos metían sus cosas a mi habitación, yo me senté en mi cama. Era una explosión de sentimientos guardados y encontrados que no podía controlar. Verlos conmigo me animó mucho más de lo que creí. A fin de cuentas, eran las personas que más quería en mi vida, desde siempre...

-Obviamente íbamos a llegar, si nuestra hermana nos necesita- Dijo Martín, sentándose a un lado mío, abrazándome como si fuera la última vez. Aunque, a decir verdad, la última vez que nos abrazamos, fue antes de abordar mi avión con destino a México-.

-Los extrañaba tanto, pero mi orgullo...- Hablé, abrazando a Martín-.

-No digas eso Susan, nosotros también tuvimos qué ver, pero ya pasó... Ahora toca el perdón- Me interrumpió Simón, sentándose junto a nosotros, uniéndose al abrazo Vargas-.

-Desde hace mucho tiempo atrás están perdonados, hermanitos- Dije, suspirando algo profundo, necesitaba calmarme y sentir esa paz que ellos me transmitían-.

-Ahora, cuéntenos por qué se encuentra mal- Volvió a hablar el mayor-.

-A quién le toca golpiza- Soltó Martín, intentando hacerme reír, cosa que logró-.

-Es que... Yo tenía una nueva relación, él se llama Daniel- Suspiré, teniendo la mirada baja -Y hoy terminamos, ya que se enojó porque no le dije que ustedes son mis hermanos-.

-¿Sólo por eso se enojó el sujeto?- Dijo Simón, teniendo el ceño fruncido, parecía molesto-...

Querida Vargas menor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora