Capítulo 42

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Bogotá, Agosto 2016

- Narra Villamil -

Luego de estar hasta las 5 de la tarde con Isaza y Alejo, regresé a mi casa para empezar con la carta.
Decidí caminar para ir a la casa, y en el camino me puse a pensar en la llamada sorpresa de Susan, llamada que me alegró el corazón. Me hizo sentir un destello de esperanza sobre estar con ella. Además que lo que mencionó de la sorpresa hizo que me pusiera algo nervioso.
Lo que ella no sabía es que yo también quería darle una sorpresa. Una gran sorpresa que hará que estemos juntos. Ese es mi propósito.
Sin duda, no me iba a rendir hasta que ella me dijera que ya no se iba a poder más. Si me llamó, fue por algo. Si se atrevió a hablarme de nuevo, es porque aún hay algo. Tal vez ni siquiera me toque iniciar de cero, pero volver a conquistarla era un detalle muy especial. Ella valía la pena arriesgarme.

Una vez que llegué a mi casa, me dirigí casi rápidamente a mi habitación. Aún no estaban mis papás, entonces podía poner música, componer, tocar la guitarra o lo que sea de manera libre. Decidiendo así empezar a escribir una canción. Tal vez comenzar con la composición de algo nuevo cuando más inspirado me encontraba, era la mejor opción para también despejarme un poco de todo. Más que nada, de ese sentimiento intrusivo que me atacaba, diciéndome una y otra vez que Susan ya no me quería.
Sé que eso no era verdad, cuando hablé con Simón por mensaje, confirmó que ella aún piensa en mí, que ella aún me ama. Pero no quita que ese miedo exista.

Tomé mi guitarra y toqué los primeros acordes que se me vinieron a la mente, para luego así agregar letras. Las palabras que salían de mi garganta y de mi corazón.
Siguieron pasando los minutos y en mi libreta escribí unos cuantos versos, los cuales aún no tenían una estructura, pero eran demasiado fuertes como para poder hacer una buena canción;

Idea de canción:

[Sé que soy culpable del tiempo perdido, y que mi promesa se fue con una canción, al montarme en ese avión...]

[Vuelvo a encontrarte y haré de todo para no soltarte, porque yo nunca me canse de amarte...]

[Puedo explicarte cada signo de interrogación, si tú me miras tal y como lo hacías...]

[Punto y aparte, tú sabes bien que yo no juro en vano, y estoy jurando no soltar tus manos...]

Tenía potencial, y sé que a Isaza le gustaría y me ayudaría a darle una mejor estructura. Entre ambos podríamos...

Isaza🎩:

¡Isa! Acabo de escribir algo para una canción que puede ser muy chimba, cuando nos veamos te muestro 6:32 p.m.

Bien Papo, por nosotros mejor. Ahí ya luego le ayudo a dar detalles y demás :D 6:34 p.m.

Dejé de lado mi teléfono y la guitarra, recordando así las cartas que enviaría a Su, por lo tanto, empecé con la escritura de la primera, esmerándome en la decoración y detalle. Por más que yo no fuera la persona más creativa y yo me dejaba llevar por lo rápido y fácil, esta vez quería hacer bien las cosas, no importaba si me cansaba o si me tardaba más. Tenía que esforzarme por darle algo lindo a la niña de mis ojos.

Al día siguiente, yo ya tenía la carta lista para enviarla. Simón se encargó de mandarme la dirección de donde Susan vivía, para así mandarla de una vez, puesto que se tardaría cerca de 4 días en llegar. Tal vez para el domingo o, incluso el lunes de la próxima semana. Era ahora, para así iniciar de una vez.
Me levanté temprano y llevé la carta para que la entregaran. El plan ya estaba puesto en marcha y ansiaba que no fallara...

- Narra Susan -

Era aún temprano, y aunque tenía algo de resaca por la noche anterior, tenía que levantarme para bañarme e ir a la universidad. Y como siempre, la de las desgracias era yo. Los profes que impartían clases en mi facultad, tenían un horario o muy mañanero o muy nocturno. Por lo tanto mi horario era el único, de entre mis amigas, que me forzaba a ir a mis clases temprano. Me arrepiento de no haber entrado a la facultad de psicología donde el horario es más flexible y poco tortuoso.

Una vez que ya estaba lista para salir, me despedí de mis hermanos. Ellos ese día no me acompañaron puesto que estaban más muertos que yo. Mucho más, por tanto bailar y tomar.
Tomé mis llaves junto a mi típico termo con café y me fui camino a la escuela, escuché música todo el camino, era una práctica relajante pero sobre todo, me ayudaba a pensar con claridad.
Esta vez, como era de esperarse, estaba pensando en la situación de Villamil y yo. Mi corazón lo amaba, demasiado. Sin embargo, tenía miedo de estar con él de nuevo. La distancia nos lastimó mucho, y mucho más cuando el me terminó por intentar algo con otra chica.
No lo culpo, puede que no quería sentirse solo, pero no fue justo cómo acabaron las cosas la última vez. Y en parte, me sentía culpable por lo que sucedió con Daniel, tal vez esto jamás hubiera pasado si yo le hubiera sido sincera en cuanto mi familia. En parte, fue mi culpa y eso no podía cambiarse. Por lo mismo, quería hablar con él. No sé cuándo, ni cómo, ni dónde, pero quería hablar con él.
Por el lado de Villa, sé que tenemos una relación larga por historia, hubieron peleas, conflictos, pero lo logramos... Casi lo logramos, hasta que llegó la distancia.
Tal vez, las palabras que me había dicho Daniel eran ciertas; sólo fue un romance adolescente más. Por más que yo no quería que se quedara en eso, tal vez él tenía razón.
Aún éramos algo jóvenes para pensar en semejante situación. Pensar en que él era el amor de mi vida. Y quizá sí lo es, pero lastimarnos de nuevo no era uno de mis planes. Empecé a dudar si era buena idea todo lo que estaba pasando...

Querida Vargas menor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora