capítulo 3

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Elena.

Me desperté con los rayos del sol, miré el reloj de mi buró y ya era más de medio día no supe en que momento me quedé dormida tanto tiempo.
Quise moverme pero me dolía mucho el trasero, ese maldito cabron me lastimó demasido.
Miré mi tocador y había una crema, me acerqué, era para el dolor y la inflamación junto con una nota que decía.

"Untala cada 4 horas para que se desinflame rápido un poco de hielo también servirá".

- ¡idiota! Si piensa que con esto ya lo perdoné ni que sueñe -

Entré a la ducha me relaje un rato y
después de salir me puse el hielo que había en una cubeta y me unte la pomada.
Se sintió mucho alivio la verdad.
Me coloqué unos jeans de mezclilla que me ajustaban bien el cuerpo, una blusa de vestir y una chaqueta azul marino.
Estaba encerrada así que solo me quedaba mirar por la ventana el jardín lleno de rosas blancas y rojas, era muy hermoso, lo único que hermoso que había en esa casa.

Observé de lejos al malnacido que estaba sentado con una gafas oscuras, de traje negro, camisa blanca y corbata a juego, leyendo el diario. Una chica de buen cuerpo, alta, cabellos negros apareció, le hizo una reverencia con la cabeza y se sentó al lado de él.
El paso su mano por su muslo acariciandolo, hasta llegar a su zona íntima, ella no se movía para nada, creo que era otra de sus sumisas.
De pronto esta quiso tocarlo pero el aparto su mano dándole un manotazo, la tomó del mentón y le dio un beso forzado, después le dijo algo al oído segundos después se puso de pie y se fue mientras el seguía leyendo tranquilamente.

- ¡puerco degenerado! - suspire.

Tocaron a la puerta y se oyeron la llaves que la abrieron, era la mucama que traía en una charola un pan con mermelada y un vaso de agua.

- su comida y desayuno - dijo dejando la charola en el tocador - me retiro.

Miré la comida con asco.

No había comido nada desde hace días, si tenía hambre pero no le iba a dar el gusto de comerme sus migajas.

Así que lo dejé tal cual estaba.

Todo el día fue aburrido caminé de un lado a otro en la habitación, eché un vistazo a la ropa del enorme clóset, zapatos, botas, zapatillas deportivas, de todo había ahí, cualquiera que fuera amante de la moda se perdería en este mundo, sólo yo no.

Él no había venido a verme en todo el día, así que supuse que no estaba en casa.

Escuché unos pasos afuera de la habitación y con temor retrocedi, la puerta se abrió y vi a la chica que estaba con Tyler en la mañana.

- ¡Hola! - saludó con aire de hipocresía.

- Hola - respondí igual.

- supongo que eras la nueva sumisa ¿no? - dijo.

- si soy la nueva y yo no soy sumisa de nadie -

- por eso te tiene aquí, para serlo, si no haces lo que dice te ira peor, Tyler es lindo si lo sabes tratar bien, si no puede llegar a ser un demonio en la piel de un hombre -

- ¿y tú qué sabes? - le pasé la mirada de arriba a bajo.

- soy su sumisa por voluntad propia y debo decir que es perfecto -

- ¡ah pues suerte por ti! -

- No hagas que se enoje el amo, es muy prudente y es bueno no le hagas daño tampoco o te jodere el culo -

- Jjajaj ¿tú a mi? Si viniste a insultarme mejor tragate tus palabras, yo no voy a ser sumisa de ese pervertido estirado, prefiero la muerte a esto -

YO SOY TU AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora