YO SOY TU AMO

capítulo 35

Tyler.

-- Mierda Elena no me hagas esto ahora -- sólo pude ver como se desmayo por la impresión de tener un cadáver justo al lado de ella.

La cargué a la camioneta y salimos del lugar en menos de un segundo.
En verdad me preocupé porque no reaccionó todo el camino, cuando llegamos la lleve a su habitación le quité la ropa manchada de sangre y observé su cuerpo, no pude evitar mirar lo hermosa que es. Esas curvas perfectas, pechos firmes y de buen tamaño, cintura pequeña y abdomen no muy plano pero para mi era más que perfecta.

Siempre me comportaba como un imbécil con ella, pero quería hacerla de carácter más fuerte de alguna manera.
En parte ya habían pasado días y no la había tocado, le tenía una ganas grandes de estar con ella. Pero iba a jugar mi juego esta vez. Oh sí.

Salí de su habitación y la dejé descansar.

Al poco rato ella bajó a la sala yo estaba con mi gente contando el dinero la verdad estaba de malas y no quería decirle nada malo, me miró inexpresiva y observó todo.

-- Elena, vete a tu recámara, no es momento para que estés aquí -- le dije.

-- Quiero hablar contigo --

-- No es momento ¿no lo entiendes? Estoy ocupado, te llamaré después que esté libre --

Ella me vio seria y se fue a la cocina con Meredith, supongo la veía más que como una ama de llaves, encontraba en ella consuelo y una figura materna.

-- Estamos metidos en muchos problemas, no sabes la pérdida de dinero que tengo por haberle vendido a ese hijo de perra, ¿cómo putas voy a recuperarme de eso? -- le decía a D'mitri que me observaba con seriedad.

-- S-señor podemos ir por el resto, amenazarlos yo que sé --

-- ¡No! Ya fue suficiente, con esto, manda a matar al resto de los hombres de ese perro y deshaste de toda evidencia -- el hombre asintió y se retiró.

Bueno iré a ver a Elena pero más tarde quiero que esté deseo crezca un poco más, la verdad tengo ganas de follarmela desde hace rato.

Estuve en mi oficina hasta las 9 atendiendo asuntos del negocio, esto era agobiante, recibí un texto de mi prima Elisabeth que el fin de semana vendría para ir con Elena de compras le dije que sí pero tendrían que ir con mucha seguridad, ella como siempre sarcástica me respondió con un "Ni que nos fuéramos a fugar", tonta niña mimada.

Miré el reloj eran casi las 10, la hora era perfecta, subí a su habitación y la miré leyendo en su celular.

-- ¿qué haces? -- pregunté entrando acercándome hasta la cama.

-- N-nada, estoy leyendo un libro en una app -- agacho la mirada de nuevo a su móvil.

-- Ven -- la tomé de la mano.

-- ¿a dónde vamos? --

-- Cállate y no hagas preguntas solo camina --

-- No más balas y gente mala yo -- se quejó pero la calle con un dedo en la boca. -- Shhh, cállate y camina -- le dije.

Fuimos directo a mi cuarto de tortura, cuando se dio cuenta quiso escapar pero la atraje de nuevo acorralandola contra la pared.

-- quiero follarte --

-- Por favor no tengo ganas, no así --

-- Haré que te den ganas, además tú no me dirás que hacer y que no porque yo soy el que manda sobre ti, soy tu amo Elena -- le dije al oído podía escuchar su respiración agitada y como tragó saliva duro.