Capítulo 47 - Chris

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Salí de la ducha y ahí estaba ella, tumbada en la cama leyendo un libro de la forma más sexi del mundo. La habitación estaba teñida de un amarillo cálido por los últimos rayos de sol y ella estaba desnuda bocabajo con el libro apoyado en el cojín, mientras que con una mano se mecía el pelo que le brillaba por la luz. La misma luz que entraba por la gran ventana y trazaba la perfecta y curvada silueta de Bryce leyendo y pasando las páginas a cámara lenta mientras la observaba.

Me quité la toalla que me cubría el cuerpo mojado y me tumbé con ella para disfrutar juntos de aquella tarde tan bonita que había quedado. Por los colores que había cualquiera diría que era una tarde de otoño, pero con el paso del tiempo ya lo habíamos dejado atrás.

Le quité el libro de las manos y con suavidad lo cerré para dejarlo en el suelo, ella seguía atentamente todos mis movimientos y cuando apoye mi mano en su espalda, apartó la mirada mientras sonreía.

Alcé mi mano lo más alto posible y con el dedo índice aún estirado, fui bajando la mano hasta llegar a la columna de Bryce, que gracias a la posición en la que estaba, podía reseguirla hasta con los ojos vendados.

Pude notar como se le erizaba la piel a medida que iba bajando el dedo, y como su respiración iba en aumento... Mi recorrido terminó en sus nalgas, concretamente la derecha, la que estuve acariciando unos minutos antes de ponerme a besarla con pausa para hacer de ese momento una eternidad.

Primero le besé los labios y cuando sentí que estaban lo suficientemente húmedos, procedimos a entrelazar nuestras lenguas como símbolo de unión.
Luego, ella se dio la vuelta y quedó boca arriba para que pudiera besarla mejor. Me puso sus manos en mis mejillas y me acercó a ella para darme un último beso antes de abrirse de piernas.

Baje lentamente dejando un rastro de besos por todo su abdomen hasta llegar al lugar estrella, le deposite un beso encima provocándole un escalofrío y cuando se dio cuenta ya había entrado mis dedos en ella.

Bryce soltó un suspiro lleno de energía y dejó caer la cabeza encima del cojín, era como si por una fracción de segundo hubiese perdido el sentido de los sentidos y hubiera pasado a otra dimensión.

Se recostó a mi lado sin sacar los dedos, empezó a subir la intensidad para hacerme disfrutar un poco más, y yo solo podía poner los ojos medio en blanco y pedirle por favor que siguiese tocándome de aquella manera.

El enseguida reaccionó y se atuvo a mis peticiones, no tardó ni dos segundo en hacer que mi temperatura corporal empezase a subir, y que grandes gotas de sudor se me escurriesen por la frente a la vez que las palmas de mis manos se empezaban a humedecer.

"Chris..." susurre en cuanto pude articular una palabra "Dios..." añadí poniendo los ojos en blanco.
Le veía sonreír con ternura cada vez que susurraba su nombre, era la clara señal de que me estaba haciendo disfrutar y de que estaba sacando lo mejor de mi, pero hubo un momento en que ya no podía ni articular una sola letra.

Mis piernas empezaron a temblar y luego mi cuerpo entero, estaba en una situación que no respondía de mis actos y no tenía la capacidad más que de jadear cada vez más fuerte. Tenía las manos clavadas en sus brazos y la cabeza apoyada en la almohada cuando sentí aquel nudo de placer en mi entrepierna, no sabía muy bien cómo colocarme para asimilar todas esas sensaciones ni tampoco como controlar mi cuerpo ante aquella situación.

Chris continuó tocándome haciendo que me arqueara cada vez más hasta hacer que caí rendida con la mayor sonrisa.

El se volvió a tumbar a mi lado y me lleno el cuerpo de besos para hacerme volver a la realidad, pero no le fue fácil porque como mejor sea el polvo, más difícil es volver al ser racional e inteligente que siempre somos.

Bryce estuvo casi veinte minutos después de hacerlo, temblando y jadeando como si le fuera la vida en ello, a juzgar por la situación podía decir que esta vez había dado en el clavo y había conseguido sacar lo mejor de ella.

Continuará...

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