Flashback - Bryce

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Ya era hora de dormir cuando terminé de ver la peli, hoy era uno de aquellos días en los que Chris tenía que rodar hasta muy tarde por la noche, así que en cuanto aparecieron los créditos de la película me metí en la cama.

Para ser sincera me costó mucho dormirme, había sido un día raro y la comedia romántica que me acababa de ver lo era aún más. La trama era muy rara, tanto que no entendí muy bien por donde iban los tiros, el final también fue muy raro, desde mi punto de vista me atrevería a decir que incluso era muy pretencioso, así que como directora que soy me quede unos minutos pensando en cómo la hubiese terminado si fuese mi película, pero al final terminé reviviendo un flashback de antes del rodaje de Dominion.

Fue tres meses antes del rodaje, concretamente en unos días de Noviembre que nos propusieron salir a hacer algo todos juntos y acabar de conocernos.
Esos días fueron geniales, de echo me sorprendió lo bien que nos entendimos y nos organizamos todos, supongo que fue porque como lo dijeron con tanta antelación, nos coordinamos todos y acabamos planeando una salida de cuatro días a una casa en el campo.

Chris y yo la llamamos "la casa en la que todo pasa" básicamente por toda la serie de acontecimientos que fueron sucediendo a lo largo de nuestra estada, cabe mencionar que por mucho que el albergue fuese precioso, siempre había alguna excepción y sobretodo por las noches, concretamente la segunda, que después de estar cuatro horas de fiesta en el jardín de fuera, volvimos agotados a la habitación en la que dormíamos todos.

Aquella noche fue maravillosa, estábamos todos sentados bajo la luz de las estrellas haciendo la sobremesa mientras bebíamos unos mojitos que nos habían preparado. La verdad es que me sorprendí a mi misma ya que yo nunca bebo, pero como hice una excepción decidí pasar de todo.

Estábamos todos súper graciosos y divertidos, claramente eran los efectos del alcohol, pero todo se sentía diferente. Todos dejamos de aparentar la seriedad y el criterio del trabajo y empezamos a dejarnos llevar, tanto, que Chris y yo entramos en nuestro mundo y empezamos a tontear mucho y a cruzar esa fina y sinuosa línea que separaba las amistad de las ganas, y me acabé dando cuanta porque cada vez que nos mirábamos o nos decíamos algo sentía esa "electricidad sexual" de la que todos el mundo habla.

Incluso hubo un momento en que casi nos besamos delante de todos, pero supimos disimular muy bien la situación. Fue cuando nos levantamos todos para brindar con un chupito en la mano, yo estaba bastante asustada porque nunca antes me había tomado uno antes, pero Chris me paso su mano por detrás haciendo que quedase apoyada en el y me miró con una cara que se podía interpretar de muchas maneras.  Yo le aparte la mirada enseguida y mientras brindábamos yo me iba montando mis fantasías, hasta que alguien me paso la mano por delante de la cara para que volviese a la realidad.
Me bebí el shot de un trago, lo dejé encima de la mesa y me volví para quedar cara a cara con Chris.

Le tracé una gran sonrisa y el se abalanzó sobre mi para abrazarme, lo que me hizo reír aún más. Segundos después se separó y apoyó sus manos suavemente sobre mis mejillas. En ese momento pude sentir otra vez esa "electricidad sexual" y le puse mis manos encima de las suyas.

Chris se mordió los labios y me insinuó un beso, yo le seguí el juego y en menos de dos segundos ya estábamos con la boca casi abierta para comernos a besos, pero antes de caer en la tentación supimos controlarnos y dejarlo para más tarde...

Siempre estábamos más cerca de lo que debíamos estar, nos dábamos caricias, nos abrazábamos y nos reíamos de todo lo que decía el otro. Hasta que hubo un momento en que intentamos ponerle freno a toda esa cuerda que nos estábamos dando, pero nos resultó imposible dado que mi litera y la de Chris estaban juntas, como una cama de matrimonio lo que era genial porque así podíamos charlar más fácilmente, pero justamente aquella noche nos apetecía hacer de todo menos hablar.

Estábamos los dos juntos tumbados en las literas, como si fuésemos dos adolescentes en su primera cita, el estaba tumbado boca abajo apoyando todo su peso en los codos, para poder colocar su cabeza a la misma altura de la mía y acariciarme el pelo hasta que se apagaron las luces.

Ahí fue cuando cruzamos la línea, cualquiera diría que fue bajo los efectos del alcohol para quitarle peso al asunto, pero la mejor parte era que no fue el alcohol, sino las ganas que nos llevábamos aguantando las pasadas tres horas.

Chris empezó a usar las manos para situarse y situarnos a nosotros dos, nos metimos en su cama y una vez bajo la manta, seguimos con el juego.

Yo entrelacé mis piernas con las suyas y le puse las manos por dentro de la camiseta. El me paso su brazo por la cintura y con la otra mano me levantó el mentón y lo acaricio antes de besarme.

El beso duró como cinco segundos, pero fue suficiente para terminar de encendernos. Me senté encima de él y me quité la camiseta... una mirada de deseo fue la única respuesta que obtuve, así que me incliné y poniendo las manos en sus mejillas le devolví el beso. Este duro más, mucho más, de echo casi unos cinco minutos y la verdad es que fue un placer.

Fue de aquellos besos en los que entrelazas las lenguas y dejas que pequeños chasquidos de saliva invadan la habitación mientras que, con las manos te das caricias por todo el cuerpo y acompañas el beso para hacerlo mejor.

Cuando nos separamos se nos escapó una pequeña sonrisa tímida al darnos cuenta de lo que estábamos haciendo, pero enseguida volvimos a lo nuestro porque las ganas nos consumían.

La cosa se estaba poniendo muy interesante, de hecho más de lo que debería sabiendo que estábamos rodeados de mucha mas gente.
Chris me miro con una sonrisa cómplice y sin apartarme la mirada, fue bajando su mano hasta el lazo de mi pantalón de pijama.
Yo apreté mis dientes y le negué con la cabeza, por muchas ganas que quisiera no me iba a arriesgar a que alguien viese algo que no debía. A Chris parecía darle igual así que no se detuvo y continuó con lo suyo. Se lamió los dedos, puso la mano por dentro del pantalón, luego de la ropa interior y seguidamente metió los dedos en mi, provocándome un gemido que llevaba su nombre.

En ese momento...

Continuará...

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