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"¿Vienes a ver mi casa?"

"Voy en diez"

Había estado haciendo remodelaciones a su nueva casa y obviamente quería que el primero que lo viera fuera Rubius, agradeció infinitamente que llegara justo a tiempo aunque tal vez se debía a que Vegetta llevaba días fuera del pueblo.

— ¿quieres que te mienta o te digo la verdad? — le dice el teñido después de terminar de ver su casa.

Chasquea la lengua, ríe amargo. Lo dice como si fuera la primera vez, como si siempre fuera honesto. "Cariño, siempre me mientes" pero no se lo dice.

— No está mal, pero es una puta mierda — y comienza a reírse.

No le molesta aunque debería, de hecho, hace que su corazón lata con prisa, no es su risa que lo cautiva y le llena el alma, no es su rostro sonrojado por lo pálida y sensible que es su piel, tampoco es que sus ojos y nariz se arruguen o que se vea más adorable de lo normal.

Es que, es la primera vez que es completamente honesto. La primera verdad que recibe de sus dulces labios.

— Cabron, si me ayudaras tal vez no estaría así — susurra cuando su mirada vuelve a él, no la mantiene porque no quiere que vea su sonrojo.

— Mejor te hago sitio en mi casa y explotamos esta mierda, tío.

Ya ha ganado.

Sweet liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora