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Día 7 de la rubckityweek: au mafia
Este os pertenece a un au que tenía aquí en la plataforma (ya no, lo borre) se llamaba "sedicente" y el rubckity eran amiguitos, siempre quise escribir sobre cómo se conocieron.

Es un día soleado en España, pero lo sabe por el pronóstico del día en su teléfono y no porque haya decidido llamar a su mejor amigo para preguntarle cómo ha estado.

Muerde sus labios, sabe que es mejor asi. Que mientras más lejos se mantenga de la vida que lleva Mangel en el negocio de su familia, más fácil será salir intacto.

Aún así, se imagina estando a su lado, siendo el apoyo que sabe que necesita. No como lo es Lolito pero si como lo ha sido él antes, cuando eran niños.

— Hey Rubius — Le habla Foolish en inglés, un chico que no estudia derecho como él pero que por alguna razón prefiere pasar tiempo con sus compañeros que con los estudiantes de su carrera — un amigo nos invitó de fiesta por su cumpleaños y lo vamos a juntar con la fiesta de fin de semestre — pasa su brazo por su hombro y lo acerca a él — ya que estás por graduarte, también podría ser una fiesta de despedida.

— No se si estoy de humor para fiestas — me dice con una sonrisa amable.

— Una pena que no esté pidiéndote autorización, voy a forzarte a ir, ya me pondrás una demanda si no te parece — ambos ríen, Rubén niega con la cabeza pero se deja guiar por su amigo.

Cuando llega al lugar se sorprende, no es que no haya estado en lugares como ese antes, de hecho, Mangel solía hacer sus tratos en casinos como ese pero sabe que solo personas que manejan cantidades grandes de dinero pueden reservarlos.

— No en realidad, pero le gustan tanto los casinos que nos hizo cooperarnos, entenderás que no se junta con gente común. — Sus alarmas se encienden de inmediato, no cruzó el mar y se fue a otro continente para que aquí vuelva a lo mismo de lo que huyó.

— Creo que debería irme, de verdad Foolish, este no es mi ambiente. — pero es interrumpido por un chico más bajo que los dos que grita el nombre de su acompañante.

— Pensé que no vendrías — dice el joven y lo abraza con euforia, luego lo mira a él — un placer, soy Quackity.

— Rubén, Rubius.

— Alex, lo traje porque pronto se va a graduar y regresará a España ¿crees que podríamos festejar por él también?

— Pues claro mi buen — dice en español y el rubio ríe — que bueno que ya no tenga que hablar sólo inglés porque nadie me entiende.

— Alex viene de México — dice su amigo y el joven los abraza para que entren.






























— Me encantan los casinos, no hay razón como tal. Solo me gusta el manejo, me gustaría tener mi propio casino. Pero voy empezando la carrera y aún hay muchas cosas que no se, tampoco tengo el presupuesto, pero si tuviera la oportunidad nada me frenaría

No recuerda la hora en que entro en confianza con el cumpleañero pero sabe que en ese momento han tomado tanto que se sienten más sueltos, más libres.

— Siento que te he visto antes — menciona Rubén con los ojos entrecerrados, concentrado en sus pensamientos.

— Nos vimos en el bar que trabajo hace un tiempo, hablamos un poco. Me dijiste que la carrera de derecho podía ser lo que buscaba.

— Ya te recuerdo— se acerca más a él, con los codos en sus rodillas — y si te dijera que puedo hacer que suceda, que puedes tener tu casino ¿qué harías?

— Te creería — dice el joven pero ríe incrédulo — eres gracioso, me agradas.

— Tambien me agradas — le dice con una sonrisa — dime Quackity ¿qué estarías dispuesto a hacer para cumplir tus sueños?

El chico se endereza cuando nota que está hablando en serio y toma la misma postura que el otro — Lo que sea — Rubius sonrie de lado antes de recostarse en el sofá y dejar que la noche siga.






















— ¿Estás listo? — le pregunta una vez estaciona el auto, Alex le da una sonrisa brillante y sincera. — Te llevare al bar una vez que terminemos

— Nací listo. No es necesario, presente mi denuncia la semana pasada.

Ambos bajan del auto, han pasado seis meses desde su segundo encuentro. Se han vuelto cercanos, hablan casi diario, tienen acuerdos, contratos firmados, pactos de sangre, acuerdos hablados; Y si no mal recuerda, hubo un par de besos y manos tocando la piel que cubre sus costillas en su última borrachera que dejaron al aire, que no hablaron por el bienestar de su relación laboral. Ahora están ahí. Firmando el contrato de la compra de aquel terreno, consiguiendo los permisos para que empiece la construcción, contratando a los mejores arquitectos e ingenieros civiles.

Ha llamado a Mangel, ha buscado su ayuda pero quien a tomado el teléfono ha sido Lolito.

Al menos lo ha intentado, y puede decir, dejando el tema de Mangel de lado. Que está orgulloso de hacerlo solo, de saber que las conexiones que tanto se ha esforzado en mantener siguen con él.





















— ¿Te cansaste?

— ¿Quien no lo haría? Es un vuelo de casi 13 horas? — suelta un suspiro — Pero quería despedirme, no nos veremos en un tiempo largo. — Quackity le da un sorbo a su café antes de acercarse a él.

— Te involucraste ¿No es así? Ahora formas parte del buffet de abogados de ese hombre.

Rubius suspira, sonríe cuando se acerca la mesera y pide unos waffles — se que había otras opciones pero no conozco ninguna, es mi amigo Alex — su voz se vuelve seria — mi mejor amigo — se corrige — no puedo simplemente dejarlo a su suerte cuando hay cosas que puedo hacer para evitar que termine en prision.

Es el turno de Alex de suspirar — Solo... cuídate. No me gustaría que la próxima vez que te vea sea en un ataúd, a través de una vitrina.

— No seas tan serio, voy a estar bien. Es una promesa. — el más joven niega pero su ánimo mejora y vuelve el Quackity que conoce.

Sweet liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora