Un escrito iniciado el 23 de septiembre durante un momento confuso para mi y terminado el 13 de diciembre. Omegaverse.
Hay una pregunta que ronda su cabeza cuando sus brazos se enredan entre cabellos, no siempre el mismo, a veces es blanco, a veces es corto, a veces es castaño, a veces es largo, a veces el vello facial que le irrita el mentón y las mejillas distrae a su ansiosa mente, a veces los besos son tan malos que no puede pensar en otra cosa que no sea su incógnita.
¿Siempre será solo un objeto de placer?
Es un omega guapo, no necesita que nadie se lo diga aunque lo duda todo el tiempo, tiene la altura perfecta, las manos pequeñas, los labios gruesos. Tiene constelaciones en el rostro y unos ojos que se quieren comer el mundo de un solo bocado. Irradia luz aunque su color sea el azul. Su cabello es lo suficientemente largo para que pueda atarlo pero no le estorbe en el rostro y está seguro de que escucho a su abuela mencionar que sus caderas son una señal de que podrá tener muchos hijos aunque el no sabe que tenga que ver una cosa con la otra.
De todos modos, ¿cuál de todos los alfas con los que ha estado lo ven más allá de un omega con el que pasar el rato? Posiblemente ninguno.
Porque él es eso, es un omega para el rato, no es el omega al que respetan y planean llevar al altar, es una distracción, un momento en el tiempo en el que las bodas no existen y la responsabilidad afectiva es un mito. Es alguien a quien no esperarían si no se siente seguro, es un "desquite", es una estrella fugaz, es un fénix que debe fingir seguir en llamas porque a nadie le gusta que sus cenizas ensucien el suelo.
Así que no lo culpen por no confiar en el chico que acaba de conocer.
Ruben es todo lo que representa al tipo de personas que le gustan, es alto, usa lentes, tiene ojos verdes tan claros que... no sabe explicarlo, le transmiten un sentimiento de paz y tranquilidad que activan las alertas de su cerebro, sus labios son de color cereza, una tan madura que parece apetecible. Su cabello es castaño y sus rulos se enroscan en sus dedos cuando los jala con suavidad, buscando que sus labios estén más cerca de su pecho, que su cuerpo tonificado lo envuelva mejor mientras el otro lo abraza. Que su aroma fuerte pero no amargo se combine con el suyo hasta que no haya rastros de que hubo un aroma antes.
Califica esa noche como una buena, una excelente en realidad y por eso es grato verlo comprando una botella de vino en la tienda de conveniencia en la que trabaja. — Quackity— dice el chico en un susurro apenas audible — yo, uhm ¿Cómo estás?
— He estado mejor para ser sincero, tuve que trabajar 18 horas y mantener una sonrisa que hace que me duelan las mejillas, a demás, quisieron asaltar la tienda hace un par de horas — suelta una risita cuando ve su mirada confundida y preocupada — ¿puedo ofrecerte algo más?
— Uhm, no. ¿Estas bien?
— No te preocupes Rubén, la policía da rondas cada media hora sin falta — mira su reflejo en sus lentes redondos — ahora que si te preocupas, te puedo dar mi número para que me mandes un mensaje cuando quieras saber de mi.
Su intento de coqueteo resulta exitoso cuando una gran sonrisa se dibuja en el rostro del muchacho.
Pero la frustración llega cuando su plan para repetir esa noche se convierte en un chat diario, en mensajes de buenos días y buenas noches, en las preguntas de si está bien, si ya comió, si necesita algo. En visitas a la tienda, en chocolates, regaliz rojo o azul y macarons importados, en salidas a comer, a desayunar, a cenar, a probar postres, a catar vino aunque no le guste.
Y es confuso porque sabe que es temporal porque siempre ha sido así y siempre lo será pero ya se soñó despertando con él todos los días. Porque es demasiado bueno para que sea real.
Entonces Ruben le pide que sea su novio y acepta pensando que la persona que esté con él después de que terminen su relación podrá dedicarle "all of the girls you loved before" de Taylor Swift. Que posiblemente cuando Rubén lo deje sus ideales cambien y quiera una boda enorme, no la oculta que mencionó en una ocasión, la pequeña, con la que ni siquiera se permite soñar porque no lo merece.
Pero se permite ser egoísta porque los días que se vuelven tardes y pasan a ser noches, Rubén acaricia su cabello mientras están sentados en el sofá y besa sus párpados como si resguardaran diamantes cuando están por dormir, porque le da el regalo más significativo para navidad, aquel que le demuestra que el alfa pone atención hasta en el mínimo detalle que le dice.
El miedo sigue constante y hace a su corazón latir con fuerza, entonces sabe que está por terminar.
— ¿Quieres que cenemos fuera hoy? — le dice Rubén mientras se abotona la camisa frente a la cama en la que sigue acostado. — Quiero hacer una reservación en un restaurante gourmet desde hace unos días.
— Está bien — le dice y se levanta, camina hasta el y se pone de puntitas para darle un beso en los labios. Rubén lo toma de la cintura con esa sonrisa que lo hizo caer.
— Te ves jodidamente bien con mis camisas — le susurra en el oído antes de besar su cuello, él inconscientemente le deja más espacio, como si buscara una marca. — te veré más tarde ¿está bien? Como a las 6.
— Entonces estaré listo a las 5 — le susurra porque lo dejó temblando, Rubén lo notá y lo deja en la cama después de burlarse.
Quackity sabe que es momento, que debería huir, pero ha sido tan egoísta que el departamento de Rubén está lleno de él, porque en el baño hay dos cepillos de dientes y todos los productos que usa para su skincare. Porque el armario en algún momento se dividió en dos y ahora no necesita volver a casa a cambiarse porque su ropa está aquí, porque duerme en la cama en la que sigue más noches que los días que pasa en su propio "hogar".
Entonces llorá, porque no quiere tener que despedirse de todo eso, porque es la primera vez que se siente tan bien y no sabe cómo es que seguirá una vez se termine todo. La mayoría de la tarde se la pasa llorando por los rincones y cuando lo nota ya ha terminado de acomodar todo el departamento.
Rubén llegá por él a la hora acordada, lo saluda con un beso dulce como siempre que llega y el lo ayuda a que se cambie de ropa. Sabe que nota sus ojos hinchados pero no tiene el valor de decirle que sabe que todo terminó y no quiere aceptarlo porque quiere quedarse ahí toda la vida.
Pero el más alto lo sabe, lo ha sabido desde el primer día porque Alex suele alejarlo todo el tiempo, porque siempre marca una distancia, una línea invisible que hasta hoy ha respetado pero ya no más, no quiere que Alex mire la maleta del armario cada cierto tiempo, quiere que se sienta seguro. Quiere que la caja de terciopelo en su bolsillo izquierdo le haga saber que lo quiere para la eternidad.
Así que la saca durante el tercer platillo y le explica que sabe que tiene miedo aunque no está seguro de a qué exactamente, que quiere que se quede, que quiere permanecer con él toda la vida que le quede porque ya no se imagina viviendo sin él.
Y Alex reniega, le dice que es imposible. Que se equivocó, que quería decir algo más pero lo vio tan vulnerable ante el que... creyó que... estaba... enamorado.
— Quackity, yo te amo, te amo con todo mi ser, te amo tanto que tengo frío en los huesos cada vez que estás lejos. Solo necesito saber si me amas, si lo haces entonces nada más me importa. Podemos enfrentarlo porque te recordaré que te amo cada día del resto de mi vida, me esforzaré por amarte como debes ser amado, terminaremos con cualquier inseguridad que pudieron causarte. Haremos que esa incógnita en tu cabeza desaparezca porque eres el mundo entero para mí, la razón por la que respiro. Así que por favor, te lo ruego. Se egoísta con el universo y déjame seguir a tu lado
Y fue imposible negarse ¿o no?
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Sweet lies
Fanfiction- Cariño, miénteme a la cara. Dime que me amas aunque seamos una mezcla rara. Cariño no te alejes. No seas como esos despiadados seres. Cariño te seré fiel. Como las abejas a la miel. ----- Pequeña (ya no tan pequeña) serie de one shots rubckity