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Día 7 de la rubckity week 2024: canción favorita
(Peter - Taylor Swift) mi favorita de la semana.

– Anda patito, ayer lo prometiste — el pequeño niño hace un puchero al que Alex es incapaz de resistirse

— Está bien — dice seseando pues sus dientes de leche han decidido tener un costo monetario y han abandonado su boca hace unos días. Rubius da saltitos de felicidad y toma su brazo bueno para después jalarlo hasta la dulcería.

Lo ve comprar un par de anillos de caramelo y suspira mientras habla con sus amigos antes de finalmente volver a él. — Este es para ti Alex — el pequeño castaño le ofrece un anillo azul que presume ser de mora azul. — es el anillo con el que te propondré matrimonio en el futuro.

— Dudo que dure tanto tiempo Rub — ¿quién puede culpar a un niño por ser realista?, Rubén lo abraza lo que le provoca un quejido pues su brazo roto se aplasta contra su pecho.

— Durará patito, es una promesa — le susurra al oído. Es una promesa llena de significado porque tiene todo el amor que puede ofrecer un pequeño niño a su primer amor.

Pero el tiempo pasa, día a noche, noche a día, primavera a invierno y el amor y las promesas se sienten tan lejanos que Alex a penas y puede recordarlos, es hasta este día que lo recuerda con tanta lucidez que parece una promesa hecha el día anterior.

— Gracias por traerme, Luzu.

— No tienes que agradecerme Alex — dice el castaño con una sonrisa — pero si me das un beso, puedo manejarlo.

Alex niega divertido antes de acercarse y besar castamente a su prometido, es él quien llega a profundizar el beso y solo lo deja cuando siente su respiración entrecortarse.

— ¿Ya hablaste con él? — pregunta el castaño casualmente, intentando entablar una conversación para que Alex no baje tan pronto del auto y tenga que esperar hasta el día siguiente para verlo.

– No — ríe nervioso — ya sabes como es él, nunca está lo suficientemente sobrio o sin resaca para que pueda hablarlo con comodidad — ve a Luzu serio — necesito que lo entienda cariño, hemos vivido juntos media vida, es algo difícil de aceptar.

— Está bien, Alex — siente el calor que le transmite el otro cuando toma su mano, contrasta tan bien con su mano fría que se siente incorrecto pensar que esa misma mano encajó con una aún más fría de manera tan perfecta que el momento actual parece inimaginable. Su pecho se entibia — no quiero que te sientas presionado, podemos hacer esto con calma.

— Te prometo que se lo diré mañana durante el desayuno, sin importar que esté resacoso o aún ebrio.

— Pero sin presiones — Luzu señala y el asiente — entonces te veo mañana.

— Hasta mañana cariño — se despide con otro beso pero ya está abriendo la puerta para irse.

Cuando llega a su departamento y cierra la puerta, suelta un suspiro. Se pide no pensarlo tanto antes de quitarse el anillo del dedo y guardarlo en el bolsillo trasero de su pantalón.

Entonces va a la cocina porque necesita tomar algo fuerte y aunque él no guarda alcohol en su casa, sabe que Rubén lo hace por más que prometa que dejará de hacerlo. Así, vacía cada alacena que entra en su campo de visión aunque ninguna está llena en absoluto hasta que da con lo que busca, un whisky.

Sweet liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora