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Versión extendida del capítulo 71

The moral of the story

"They say it's better to have loved and lost than never to have loved at all, that could be a load of shit but I just need to tell you all"

Acto 1: Why

El día que se conocieron fue uno que recordará hasta que llegue el juicio final, hasta que tenga que reencarnar en alguien que sufra la pena de nunca haberlo conocido, hasta que llegue al Valhalla, hasta que tenga permitido entrar en el Olimpo, hasta que su sangre haya dejado de correr y sus huesos vuelvan a ser polvo de estrellas. No porque su primer encuentro fuera así de memorable, si no porque lo marcó hasta la fecha.

Era el último día de verano, el último día que podría visitar la playa porque al día siguiente tenía que volver a la escuela y lo odiaba, no tenía amigos, siempre estaba solo y aunque jurara que no, las voces susurrantes se hacían cada vez más fuertes a sus espaldas.

Así que mientras sus padres están terminando de comer a unos metros de donde él está jugando con la arena, se permite soltar un par de lágrimas que amenazan con aumentar su intensidad en los próximos segundos. No se preocupa mucho porque una ráfaga de viento le pega en el costado de la cara y puede culparlo por ponerle los ojos tan rojos cuando pregunten.

Entonces una pelota de playa rueda en la arena húmeda que cuando las olas tienen ganas la golpean y crean la orilla del mar. Rueda algunos metros antes de que se levante para alcanzarla, no hay mucha gente así que piensa que la persona que la haya perdido estará triste si se aleja más. Está por sentarse de nuevo cuando él llega a su lado con dos conos de helado.

— Hey, gracias por atrapar mi pelota, estaba comprando helado y salió rodando. Te traje uno para agradecerte — parpadea lento, para ser un niño de su edad, hablaba como todo un adulto — espero que te guste la vainilla.

Rubén se acerca más a él, supone que para verlo mejor — tienes muchos lunares, parecen estrellas en tu cara.

Alex muerde el interior de su mejilla sin saber cómo un niño de su edad puede decir cosas tan ridículas que lo hagan sentir tan bien, entonces piensa que debe ser mayor y no planea quedarse con la duda — ¿cuántos años tienes?

— Tengo siete ¿y tú?

— Seis — el castaño asiente y él se sienta ahí en la orilla — ¿Cómo te llamas?

— Rubén pero me dicen Rubius — el mayor se sienta justo a su lado, con sus rodillas casi rozándose — ¿y tú? ¿Cómo te llamas?

— Alex — mira el helado en su mano.

Rubén mira el mar mientras juega con sus manos — ¿sabes Alex? Acabo de mudarme y no conozco a nadie.

Alex se queda en silencio comiendo de su helado pero cuando voltea a verlo siente que se ahoga en esos ojos verde oliva tan bonitos como ningunos otros.

— ¿En qué escuela vas?

— Karma School — suspira — dime que vas en esa y podré verte otra vez.

Y aunque no respondió porque sus padres lo llamaron, ahí está el día siguiente, buscando entre tantos alumnos un rostro que conozca bien porque no podrá olvidar.

Sweet liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora