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Día 5 de la rubckity week 2024: corpse bride

Alex entra a la biblioteca como si fuera su casa, después de todo, los últimos días ha pasado mucho más tiempo del que debía ahi, pero sobre todo, porque siempre ha sido cercano al viejo Merlon.

— ¿Qué sucede abuelo? — le pregunta Alex.

Merlon sube los escalones necesarios para alcanzar su libro y luego se lo acerca al novio. — Querido, tenemos que hablar.

Cellbit, el gusano, se asoma entre las páginas del libro — déjeme decirle, yo quiero hacerlo — dice emocionado.

Roier, la araña, lo toma entre sus patas — ni se te ocurra — le dice antes de subirlo al techo.

— ¿Qué sucede? — pregunta Alex divertido.

Ninguno de los presentes nota que cierta persona se ha infiltrado en la habitación y ahora busca un escondite sin hacer ruido. Rubén termina detrás de una torre de libros que es un poco más alta que él, suspira cuando nota que puede escuchar bien desde donde está y no es probable que termine siendo descubierto.

El viejo bibliotecario suspira — Hay un problema con tu matrimonio, querido.

Alex ladea la cabeza — ¿un problema?

— Así es, lo que pasa es que los votos solo tienen validez hasta que la muerte nos separe.

— ¿qué quieres decir? — el novio frunce el ceño.

— Bueno querido, la muerte los ha separado ya. Tú estás en este mundo porque así debía ser. El está aquí por un error. Si quieres verlo de ese modo. El punto es que el sigue vivo. — Rubén se mueve más a la derecha, aún oculto en las sombras para evitar ser visto.

El azabache muerde su labio, la tristeza lo inunda y se refleja en la brisa cargada de nostalgia que mueve suavemente su velo — si Rub se entera, querrá marcharse, no habrá ninguna razón para que se quede conmigo — juguetea con sus huesudas manos — ¿hay algo que puedas hacer?

El anciano cierra su gran libro — hay una opción — la telaraña vuelve a bajar del techo y el pequeño Cellbit vuelve a hablar.

— Por favor, yo quiero decirle — su respiración es agitada por su forcejeo con Roier.

— Está opción supone un gran sacrificio — dice el viejo Merlon, indeciso de si debe seguir.

— ¡Ve al grano, viejo! — le grita el gusano mientras la araña baja a por el.

— ¿Cuál es ese sacrificio? — vuelve a hablar Alex, ignorando a Cellbit.

— ¡Vamos Alex! ¿No lo sabes? Èl tiene... — Cellbit es silenciado por las patas de la araña quién grita.

— ¡Tiene que morir! — Roier habla, harto del suspenso innecesario que le están generando al pobre Alex.

— ¿Qué? — Alex trastabilla dos pasos hacia atrás, Rubén en su escondite, casi cae de rodillas y es descubierto. Pero nadie parece prestarle atención debido a la condición mental de Alex.

— Rubén tendría que renunciar a su vida para siempre, el debe repetir los votos que te ha jurado una vez más en el mundo de los vivos. Por último, debe beber el vino de los tiempos — Explica Merlon mientras frota su larga y blanquecina barba.

— ¿El vino de los tiempos? — Alex, aún en trance, no logra comprender que es lo que le están diciendo.

— Ya sabes, el veneno — dice Cellbit con un tono de "¿en serio no lo sabías?. La araña lo golpea en la cabeza una vez lo abraza fuerte para que no caiga.

Su telaraña se balancea de un lado al otro — no seas tonto Cellbit, el sabe cuál es el veneno de los tiempos, simplemente está asimilando tus crueles palabras y las del viejo Merlon.

El último mencionado continúa — Su corazón dejará de latir de por vida, de esa manera, podrá entregártelo a ti.

Alex se deja caer al suelo mientras aún mira sus manos. Si aún pudiera llorar, ya lo estaría haciendo. — Nunca podría pedirle tal cosa a Rub, no puedo — sigue repitiendo la última frase en un tono más bajo y lastimero.

Rubius, que ha escuchado toda la conversación, aprieta los puños. Todo este lío en el que se ha metido por no poder decir sus votos correctamente durante su boda con Vegetta está matándolo, literalmente.

Pero mientras ve an Alex de rodillas, sabe que aunque todo ese día ha sido muy extraño, no se arrepiente de haberlo conocido. Entonces suspira, decidido.

No hay otro lugar en el que quiera estar, no hay hombre al que pueda adorar más. Solo está Alex.

Sale de su escondite a paso lento pero se apresura cuando los ojos del chico azabache de traje blanco conectan con los suyos, entonces lo toma de las manos y lo obliga a ponerse de pie; da tres suaves apretones en sus nudillos inseguro de sí los siente o no. — no tienes que pedírmelo, yo acepto.

Merlon asiente, como si supiera de ante mano que esa sería la elección que el chico tomaría. Se acerca a ellos para que vuelvan a notar su presencia. — Hijo, si eliges este camino nunca podrás regresar al mundo de arriba ¿lo entiendes?

Rubén, que ya había volteado para mirarlo, vuelve a mirar an Alex. Sus ojos son casi grises y su piel es de un azul pálido; su cabello es azabache y sus manos son frías — si, lo entiendo — ve a Alex morder su mejilla — pero no tengo razones para volver allá arriba cuando mi felicidad está aquí contigo, eres todo aquello que nunca pensé tener y ahora no me arrepiento de encontrar. No estoy perdiendo nada Alex, estoy ganando mi lugar en el mundo porque es a tu lado a donde pertenezco y no hay otro lugar en el que quiera estar. Soy tuyo.

Los ojos del más bajo se vuelven brillantes, como si lágrimas pudieran descender de sus mejillas en cascadas y formar ríos y lagos. Cellbit y Roier se posan en el hombro de Rubius y comparten un paño que tejió la araña para limpiar las lágrimas que les provocó tal discurso.

— Si eso dijo ahora ¿qué dirá durante los verdaderos votos? — le susurra la araña al gusano.

Sweet liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora