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Siempre había soñado con ver las auroras boreales, no le importaba si lo hacía solo o con una pareja, al menos hasta que conoció a Rubén y supo que era de Noruega.

Entonces deseo ver alguna vez ese hermoso fenómeno con él, pero luego descubrió que ya lo había visto con su ex novio y sus ilusiones terminaron.

Así que ahora se siente nervioso y confundido porque para esa navidad, Rubén le pidió que la pasaran en su casa, en Noruega, pero nunca llegaron a ir y ahora ahí están ambos, de madrugada. Esperando el amanecer en medio de una colina.

— Es que no entiendo — dice Quackity — ¿que hacemos aquí?

— Espera un poco, pato — Rubén le acomoda el gorro y toma sus manos cubiertas por gruesos guantes — no desesperes.

Estaba por insultarlo cuando vio aquello que se negaba a ver y sus ojos se llenaron de lágrimas — eres un estupido Rubius.

— ¿Por qué? — le pregunta el con una sonrisa que finge inocencia — esto es lo que tú querías.

— No, no es cierto.

— Quackity, está bien — se refugia en su pecho cuando lo abraza — no importa con quien haya hecho algo parecido antes, no se compara con tenerte aquí, con disfrutarlo contigo.

— Te odio — susurra pero ya está dándole un beso en los labios.

Sweet liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora