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Soulmates au
Continuación del capítulo 48 como parte de la semana rubckity que hasta ahora pude hacer, espero que les guste. <3

— Rubén, no hay más sal para la carne — le grita Fargan desde la puerta corrediza que da al jardín

— ¿En serio? Pero compre un kilo — le responde mientras se acerca con una charola llena de verduras.

— Yo creo que la olvidaste, ya revise las bolsas y el ticket, no menciona la sal en ninguna parte — el castaño abre la boca pero la cierra cuando no encuentra que decir — ¿seguro que te sientes bien? Todo el día has estado distraído.

¿Como puedo estar bien?

— Estoy bien. Seguro olvide traerla pero no te preocupes, iré a comprarla junto con más hielos y cervezas.

Yo también estoy nervioso.

Cariño, no me distraigas. No puedo mantener dos conversaciones al mismo tiempo.

— ¿Quieres que te acompañemos? — dice Alex con dos zanahorias en una mano y unas pinzas en la otra.

Se que prometimos no hablarnos hasta que llegara al centro comercial pero es urgente, creo que me perdí.

— No puede ser — dice en voz alta y luego mira a sus amigos que ya lo están mirando preocupados. — me olvide de comprar paprika y carne de soya — se excusa y toma las llaves de la barra en su cocina — me voy chicos, vuelvo en un rato. Si llega Sam sin los refrescos golpéenlo por mi por favor.

Alex y Fargan se miran entre ellos — ¿Qué no el refresco le tocaba a Lolo? A demás, ¿desde cuando come carne de soya

— No se que se trae pero espero que eso no haga que choque.

Patito, ¿como que te perdiste?

Si bueno... el gps marcaba una salida que no pude tomar y creí que habría una más adelante pero de estar a 5 minutos pase a estar a 2 horas.

¿En donde estas ahora mismo?

Rubén conducía lo más rápido que el límite de velocidad de 60 km/h le permitían debido a la zona, apretó el volante con fuerza y esperó indicaciones de su novio.

Conocía a Alex desde hace un año cuando quedaron de verse en el zoológico después de enterarse que eran almas gemelas.

Habían tenido algunas citas después de eso, sin los primos de Alex, Cochi y Beni que ya lo conocían tan bien.

Iban al cine, al lago, a la playa, hacían pícnics, acampaban en el bosque, hacían fogatas en el patio trasero de su casa y contaban historias de terror que más que asustar a los pequeños parecían arrullarlos.

Seis meses después, finalmente habían decidido comenzar a salir. Los primeros en enterarse fueron por supuesto sus pequeños que más que sus primos eran considerados sus hijos adoptivos, después fue la mamá y los amigos de Alex y justo ahora les tocaba a los amigos de Rubén.

Suelta un suspiro cuando ve su auto aparcado cerca de la entrada del súper mercado — ¡Patito! — le llama cuando sale del auto y corre a abrazarlo— te extrañe.

Sweet liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora