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Día 4 de la rubckityweek: au realeza
(Segunda parte)

Esta acostado en su cama, contando las grietas en el techo, las telarañas en las esquinas, las prendas que por más que intente ordenar siempre terminan en algún rincón de su habitación de cuatro por cinco metros.

Se siente pequeño, solo, triste, cansado, enojado. Igual que se ha sentido los últimos nueve meses y los años antes de eso. Toca el inicio de su cuello, ahí donde su patito dejó la última marca y ahora no es más que el recuerdo de lo que fue una cicatriz.

Sus emociones se ven interrumpidas por el timbre, frunce el ceño porque no espera a nadie pero de todos modos se levanta para saber quien es. Grande es su sorpresa al encontrarse con la espalda del príncipe. — Su alteza real — agacha la cabeza como saludo aún sin entender que hace parado en su puerta.

El príncipe heredero suelta una risita amarga que eriza su piel y lo pone en estado de alerta — ¿por qué eres tan formal y respetuoso conmigo? No lo haz sido antes, no seas hipócrita ahora.

Aún sin comprender del todo levanta la cabeza pero la imagen que encuentra lo hace abrir los ojos en demasía. El príncipe sostiene un bebé en sus brazos y aunque piensa que le está mostrando a su hijo en un principio, es suficiente que le quite el gorro para entender.

El niño es peli blanco, el niño es producto de la última vez que estuvo con el amor de su vida y el esposo del mismo lo sabe.

— ¿Qué pasa? ¿No vas a tomarlo en brazos? Ya estoy siendo lo suficiente amable como para traerlo contigo ¿no crees?

— ¿Cómo está Alex? — se atreve a preguntar una vez toma al niño en brazos y lo protege del frío que hace afuera.

Ve la mandíbula del príncipe tensarse y su aroma amargarse — No tienes ningún derecho a preocuparte por él, mucho menos a tratarlo tan informalmente. De hoy en adelante no lo veras más así que olvídate de él y céntrate en tu hijo. Va a ser difícil cuidarlo sin un omega, tal vez deberías buscarte uno — Luzu se da la vuelta, su guardaespaldas abre la puerta del sencillo auto negro pero antes de que entre vuelve a voltearse — Es mi primera y última advertencia, no me culpes por no ser considerado la próxima vez.









































— Mira que mono es — dice la omega pelirroja sentada en el sofá mientras el da vueltas por la sala y su mejor amigo prepara un biberón en la cocina. — ¿Cómo podría su madre dejarlo en tu entrada y luego irse?

— No lo hace por elección, su familia lo ha obligado — murmura Rubius subiendo el volumen del televisor.

Han pasado tres días desde que Luzu le ha entregado a su pequeño hijo y aunque esté es su adoración, aún está preocupado por su más grande amor. En la televisión, muestran el comunicado de prensa que emitió el palacio la noche anterior.

Han declarado muerto al hijo de los futuros reyes y están transmitiendo el funeral. Están montando un show con un féretro vacío.

"Es una lástima que haya ocurrido tal tragedia, nuestro pequeño no ha llegado a ver el amor que su nación tiene para ofrecerle pero estoy seguro que donde quiera que el esté, puede sentirlo y también el nuestro".

Sweet liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora