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Escucha mucho ruido, voces que comienzan en susurros y terminan como gritos frente a él, la ansiedad comienza ¿en serio le dará un ataque de pánico en esa situación?

Levanta la mirada, hay dos pares de lindas orejas afelpadas, unas oscuras, unas blancas, pero ninguna son las que busca.

No son cafés .

Siente los ojos vidriosos, a Karl preguntarle si esta bien en un idioma que entiende pero que le parece completamente desconocido en ese momento.

Where's Rubius? ¿Donde está Rubius?

Lo necesita, necesita a su luz de luna, a su lugar seguro, necesita encontrar esa calma que siempre siente cuando esta con él.

George se pone los lentes de sol en la cabeza y se endereza, levanta la cabeza, le reconforta saber que lo están buscando pero eso no satisface a su insistente corazón.

Tiene que encontrarlo el mismo, se separa de las suaves manos que lo sostienen que, por la pintura negra en las uñas, puede suponer que son las de Shadoune.

Camina errante entre el resto de sus amigos, su vista periférica es borrosa y ha dejado de escuchar al resto del mundo desde hace mucho.

Ni siquiera sabe cómo demonios ha llegado hasta el porque no lo recuerda pero no le importa el proceso, lo satisfactorio es su resultado.

— ¿Que pasa? ¿No puedes estar sin mi? — le ve los colmillos cuando sonríe, quiere besarlo pero las palabras no salen de su boca, Rubius lo sostiene poniendo sus manos en sus antebrazos. — Está bien, me alegra que sepas que soy el único que puede protegerte.

Quiere burlarse porque está claro que eso no es cierto pero no le niega que es el único que le da calma.

Sweet liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora