No La Vean A Los Ojos

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Xiumin tosió refugiado en el escudo que había alcanzado a materializar. Estaba en el suelo. Su columna y sus piernas le dolían. Sus brazos no soportaron la potencia de la onda expansiva y ahora estaban agarrotados por el esfuerzo hecho con las armas. Su escudo lo libró de ser golpeado por el choque de energía, más no lo libró de salir disparado y golpearse la cabeza contra el suelo. Su escudo se disipó en la noche, dejándolo a la vista de sus oponentes. En sus oídos resonaba un pitido que se parecía más a un grito de desesperación viniendo desde dentro de él.

Lo peor fue ver a los guerreros alados aterrizando en el suelo con determinación y maldad. Se abalanzaron sobre él para golpearlo. No fue capaz de defenderse, no le quedaban energías para materializar su armadura. Le dieron golpes con objetos contundentes y sintió que elementos afilados también se clavaban en su cuerpo. Le dieron patadas en el abdomen y en las piernas. El mundo estaba comenzando a apagarse para él y lamentó que lo último que escuchara fuera la risa de sus enemigos y sus insultos. Deseó escuchar la voz de Chen, aunque agradeció que no estuviera ahí para pelear con enemigos tan fuertes y despiadados. No habría soportado que lo hubiesen tratado de "maricón". No a él. Algo viscoso se acumuló en sus ojos y comenzó a fluir. Lo invadió una profunda lástima. Pese a que lo estaban agrediendo de una manera tan brutal y despiadada, entendió que el odio y el rencor que sentían hacia Era y hacia los alfa era incalculable.

Ahora él estaba a punto de darles más razones para odiar a los alfa. La sangre que brotaba de sus lagrimales se mezcló con su sudor y con la sangre que brotaba de las heridas de su frente y de su cuero cabelludo. Logró distinguir el brillo del fuego en el pastizal a un costado del camino. Eso era el inicio del pequeño infierno que se avecinaba.

Uno de los guerreros agitó sus alas y lanzó un grito de guerra alzando su hacha. Sus compañeros respondieron de la misma manera, agitando sus alas y alzando su voz en gritos de victoria. El fuego se avivó, el calor comenzó a sofocarlo. Vio al guerrero levantar el hacha justo arriba de su cabeza, listo para dejarla caer sobre él.

—Hey, ¿qué mierda están haciendo? —gritó uno de los guerreros oscuros recién llegados—. ¿Es que nadie ve esa sombra?

—¡Estamos matando a un asqueroso alfa!

Una sombra gris estaba tomando forma sin que nadie lo notase. El oscuro se acercó a ver al alfa pequeño y frágil que tenían en el suelo, bañado en sangre y muy lastimado. Mierda. Reconoció esos ojos. 

—Ese es... ¿El hijo de Monde?

El sujeto detuvo el hacha a medio camino del cráneo del alfa al escuchar la urgencia en la voz del recién llegado, el cual llamó a otro compañero para que se acercara a ver lo que había ocurrido.

—Hay que matarlo, este es un pez gordo —el oscuro del hacha agarró a Xiumin del cabello y lo jaló con fuerza para alzar su cabeza.

—¡Está llorando sangre, puta mierda!, ¿qué no lo ven? —exclamó el oscuro, que luego de asomarse corrió de vuelta a su caballo.

Todos prestaron atención al rostro ensangrentado del alfa y se dieron cuenta de que efectivamente, aunque tenía el labio y la nariz lastimados y enrojecidos, por sus mejillas había un recorrido lineal que nacía de la esquina interna de sus ojos, cruzaba sus pómulos para finalmente caer al suelo en un goteo lento y constante, haciendo un pequeño charco.

—¿Y eso qué? —el pelirrojo todavía miraba a Xiumin con incredulidad. 

—¡Significa que hay que huir lo más lejos posible mientras podamos!

Algunos guerreros, todavía consternados, se elevaron un par de metros del suelo agitando sus alas para emprender la huida.

—¡Déjenlo ahí y huyan! —gritó el alfa que los advirtió primero. 

ÁNGEL NEGRO [EXO FANFIC AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora