Capítulo 10

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Recordar porque nunca te olvidé

Me despierto con las sábanas envolviendo mi cuerpo y gotas de sudor recorriendo mi frente y espalda.

Ha pasado una semana desde el accidente. Las heridas han comenzado a cicatrizar y mis piernas tienen mejor movilidad. No fue nada lo suficientemente grave, pero aún temo despertar un día y descubrir que nunca salí de ese auto.

El miedo es una cosa curiosa y actúa de raras maneras. En las noches despierto con el corazón latiéndome a mil y un extraño olor a humo envolviéndome como si nunca hubiese escapado de allí.

La forma en que todo sucedió fue peor que los golpes en sí. Porque cuando crees que estás camino a una posible muerte, no hay recuerdos que hagan ese momento menos oscuro o condenatorio.

Alejando esos pensamientos oscuros de mi mente camino hacia el baño de mi habitación y tomo una fría ducha después de vaciar mi vejiga que, en estos momentos, se siente como si hubiese bebido toda la cerveza del mundo.

Los nervios se apoderan de mí mientras coloco una toalla alrededor de mi cintura y me dirijo a las maletas, que aún no he deshecho, para tomar ropa decente.

Hoy veré a Arthur y siento que estoy caminando por el corredor de la muerte en vez de pasar un rato con mi antiguo mejor amigo.

☆☆☆

La casa está en silencio cuando llego a la sala de estar. Y una sensación extraña se establece en la parte baja de mi estómago. Como la premonición de que algo extraño está a punto de suceder.

Es entonces cuando escucho un suave murmullo seguido de un:

—... bajando las escaleras.

Entrecierro mis ojos mientras camino los pocos pasos que me separan de mi familia sentada cómodamente en la isla de la cocina. Les ofrezco mi mejor mirada de "os he pillado haciendo algo malo" y ellos sonríen como las criaturas inocentes que no son.

Mamá es directa como una bala, el tipo de persona que te ofrece dulzura y comprensión y luego deja caer una verdad que desestabiliza tu mundo.

Papá es delicado como una mariposa, y sí, es una analogía extraña, pero es sensible, demasiado para los estándares de nuestra familia.

Luego está Roma, la persuasiva y cínica en demasía.

Y hay muy poco que decir sobre Rhett, es mi otra mitad y yo soy su protegido.

Sea lo que sea esto, no fue su idea.

—¿Hay algo qué debería saber? —cuestiono con extraña tranquilidad en mi voz.

—Hijo..., algunas cosas han cambiado en estos últimos años.

—Tiene razón —secunda Roma las palabras de papá.

Mamá y Rhett asienten con extraña quietud.

—Ok —susurro confundido—. Me asustaría si todo permaneciera igual.

—Entonces..., puede que... —papá carraspea y observa a mamá en busca de ayuda.

—Necesitamos que estés abierto a todo lo sucederá hoy con Arthur, no eres el único que oculta secretos.

Conciso. Eso es lo que amo de ella. Suelta verdades como puños y no importa en que lugar golpeen. Es tu responsabilidad elegir que hacer con ellas. O las enfrentas o dejas que te destruyan.

—Espero que no tenga un hijo.

Todos jadean con algo parecido a la compasión parpadeando en sus rostros. Esto es tan malditamente raro. Mi familia nunca está de acuerdo con nada. Mis padres están divorciados y mi hermana menor, que apenas tiene veinte años, nos trata a Rhett y a mí como si fuésemos unos bebés.

Un beso por tus pensamientos -FINALIZADA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora