Capítulo 29

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Viejos errores

Necesito alejarme de él.

Ese ha sido mi mantra durante los siguientes días desde la noche del lago.

Porque tal parece que nunca salí de allí.

Sigo sintiendo sus labios quemando mi piel y su respiración temblorosa soplando sobre mi cuello.

Seis años después del momento en que todo se destruyó, volvemos al punto de partida.

Todo él es confuso, incluyendo sus sentimientos hacia mí.

Ahora, yo soy quien se molesta por el contacto y las reacciones instintivas de mi cuerpo a su cercanía.

Lo odio.

Pero todos saben que eso es una mentira.

Odio que me haya hecho amarlo.

Que ahora vuelva como si nada intentando tomar todo lo que nunca le he dado a nadie.

Y es injusto y es cruel y es hipócrita de mi parte decir que me molesta.

A pesar del agua fría sobre mi piel no puedo olvidar la forma en que su cuerpo cubría al mío, como sus manos me envolvieron y dejé de sentir el mundo para sentirlo solo a él.

Su toque siempre ha sido mágico para mí.

Un salvavidas.

Pensar en esa noche inunda mi cuerpo de tensión y pensamientos oscuros que se dirigen a la zona sur de mi cuerpo.

Pero no me sacudo la picazón como hago siempre.

Ahora yo también estoy jugando su juego.

Arrastro fuera mis frustraciones y luego pronuncio el nombre de mi mejor amigo cuando las baldosas del baño se llenan de un espeso líquido blanco.

-Mierda…

☆☆☆

Pasé gran parte de mi tarde dormitando hasta que finalmente decidí tomar algo de café y luego nadar.

Necesitando liberar algo de tensión acumulada en mis huesos.

Pero no funcionó.

Nada lo ha hecho durante estos días.

Este no soy yo.

Enfadado. Melancólico. Irascible.

Soy el tipo de chico que intenta hacer sentir mejor a otros aunque el contacto humano lo incomode.

Pero desde que nos alejamos siento como si hubiese dejado de respirar.

Mis pulmones me suplican que vaya a él.

Y joder si no estoy a punto de hacer caso a mis más bajos instintos.

Entro a casa sin prestar atención a nada, corro como si mi vida dependiese de ello y entonces una preocupada Joan se detiene frente a mí.

—¿Está todo bien cariño?

—Sí, madre —grito caminando hacia la puerta—. Volveré pronto.

Cuando salgo a la calle inspiro el aroma a hogar que se ha adherido a mi piel y sonrío.

Camino con pasos sigilosos a través de la casa del frente inspeccionando las ventanas buscando algún movimiento, pero no noto nada.

Las luces del exterior están apagadas y solo una cálida estela aparece desde el sótano.

Tomo la llave bajo la maceta de la entrada y abro la puerta.

Luego vuelvo a colocarla en el lugar donde se encontraba y busco a Arhtur.

Un beso por tus pensamientos -FINALIZADA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora