Capítulo 15

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Recolectar tus sonrisas

Los minutos se deslizan en el tiempo mientras Arthur y yo observamos el cielo. Nubes negras lo cubren. Y ninguna estrella es visible a través del manto de oscuridad.

—¿Roan?

Me obligo a subir mi mirada y arrastrar mis ojos hasta los suyos.

El olor fresco de la hierba, debido a la suave lluvia de hace unas horas, me envuelve mientras observo su hermoso rostro.

—¿Sí?

Sus cejas están fruncidas en un gesto de preocupación.

—Nunca me dejes —susurra.

—Nunca me iré.

No sonríe. Su expresión está en blanco, pero sus ojos..., esa mirada dorada que tanto amo, cuenta una historia distinta. Brillan, con la fuerza de mil estrellas.

Luego tira de mi cuerpo y me abraza, así que coloco mi cabeza sobre su pecho y escucho su corazón latir.

Thud. Thud.

Thud. Thud.

Thud. Thud.

Vemos, poco a poco, como la luna comienza a aparecer y brilla, iluminando la oscuridad que consume el mundo. Sobre todo la de mi alma.

Cada minuto que pasa desde su confesión ayer, ha sido tortuoso y de autocastigo. He perdido tanto tiempo, demasiado, creyendo que él estaba felizmente casado. Viviendo su felices para siempre.

—Lo siento mucho —susurro, mi voz no es más que un susurro inaudible—. Y me alegro de que podamos recuperar lo que teníamos.

—Yo también lo siento, por haber hecho tantas cosas mal. Y no sé por dónde empezar a arreglar todo lo que rompimos.

—Lo haces, estamos aquí. Después de tanto tiempo, hemos vuelto al otro.

Asiente.

Y la sonrisa que me ofrece desarma cada parte de mi, tanto que no puedo evitar repetir:

—Lo siento.

—Sustituye cada lo siento, cada perdóname, por un te amo, hace tanto tiempo que no escucho esas palabras viviendo de tus labios.

—Creo que te lo estaré diciendo hasta el fin de los tiempos.

—Entonces será mejor que comiences ya.

—Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo...

Cada palabra que susurro afianza más lo que decidí que debo hacer.

Luchar por él.

Porque Arthur me hace feliz.

Él.

Con sus miles de defectos que son los que hacen que sus virtudes destaquen más.

Con sus sonrisas infinitas y miradas de recelo, porque aprendió muy temprano a no confiar en cualquiera.

Con su amor por mi aunque nunca haya sido de la manera en que yo deseaba.

Cuando emprendemos nuestro camino hacia casa, su mano cae pesadamente sobre mi hombro. Y una sensación extraña comienza a arremolinarse en mi estómago.

Eso de que "somos más fuertes que nuestro caos" nunca me lo terminaré de creer.

Porque a su lado me siento más débil que nunca.

¿Le gusta sentir mi piel en contacto con la suya?

¿Su corazón late enfurecido cuando me observa?

¿Se siente él, algo, no importa que tanto, enamorado de mi también?

Me aferro a esas preguntas y también a él cuando una brisa invernal se desliza entre nuestros cuerpos.

No importa que suceda.

No importa lo que tarde.

No importa lo que deba hacer.

Porque en lo más profundo de mi alma..., sé, que él es mi destino y no pienso renunciar a eso.

Un beso por tus pensamientos -FINALIZADA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora