Capítulo 22

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Querer regalarte una estrella

Paso 2: Volver al pasado

Debí haber pensado mejor las cosas años atrás.

Dios...

En ocasiones pienso que mi idiotez ha sido la causa de todo lo que he atravesado en mi vida.

Me preguntó si podría ser su pareja.

"Seríamos perfectos el uno para el otro", susurró con esa voz pecaminosa y dulce.

Y la respuesta es sí.

Siempre sí.

He soñado con ese momento toda mi vida.

Tocarlo. Besarlo. Tenerlo.

Imaginé sus labios separándose. Sus ojos cafés brillando con antelación y deseo. Invitándome a acercarme.

Casi podía verme, como una sensación extracorpórea, acercándome.

Rozando mi mejilla contra la suya.

Dejando besos tentativos hasta que nuestros labios se rozaran.

Luego sellando la distancia y devorándolo.

Ahora, pensándolo bien, se que no llegaré hasta el final de esto.

Sé que Roma desea que sea feliz, pero..., hay algo que ella sabe aunque se niega a recordármelo, estoy tan profundamente, locamente, perdidamente enamorado de Arthur, que haré algo tonto antes de poder decirle toda la verdad de mis mentiras.

Cuando escuché sus palabras me quedé paralizado.

¿A quién quería engañar?

Yo, Roan Sheldon, no tendré las cosas tan fáciles.

Debo luchar por ellas, perder el sueño y la piel, llorar mis miedos y gritar sonrisas.

Soy defectuoso de alguna manera.

Cómo sino me enamoraría de alguien que solo me ve como un protector.

Él es..., algo hermoso, lo que los amantes del arte pagarían por ver en un museo.

Frágil como una granada, debes protegerlo porque en caso del mínimo daño o un movimiento mal calculado explotará y dejará cenizas donde un día reinaron edificios perfectos.

—Dejarás de mirar esa lámpara como si intentaras moverla o algo —murmura una voz en mi oído—. Das miedo hermanito.

Desvío la vista de mi intento de telequinesis con una sonrisa.

—Lo siento, estaba pensando.

Roma se desentiende con una sonrisa cómplice.

Como si supiera en que lugar andaba mi mente.

Pero me niego a dejarla ir con tanta seguridad y altanería.

No ofreceré mas munición para su arsenal.

—¿Cómo tienen sexo las langostas?

Mi hermana se detiene tras esas palabras y me observa con una expresión entre preocupada y sorprendida.

—¿Estabas... estabas pensando en eso?

—Sí —afirmo con una sonrisa ganadora.

—Ok, realmente no me gustaría pasar un día en esa cabeza tuya —murmura aun confundida—. Pero respondiendo a tu pregunta los científicos dicen que la hembra subirá encima del macho y colocará sus pinzas en..., llamémoslo hombros, junto a los glóbulos oculares en la parte superior del caparazón y luego las recogerá, así le dice que está lista para...

Un beso por tus pensamientos -FINALIZADA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora