Capítulo 36

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Al borde de la vida

Navidad de 2013

El día en que Roan descubrió que estaba locamente, perdidamente, profundamente enamorado de su mejor amigo también fue la primera vez que se lanzaron juntos del acantilado.

Lo que le hizo recordar algo que escuchó a su madre decir una vez a Rhett mientras él lloraba porque una chica le rompió el corazon.

—El amor es como lanzarse de un precipio —había dicho ella—. Sabes que la caída puede matarte pero no importa porque por esa persona todo tiene sentido. No piensas cuando se trata de amor, Rhett. Solo sabes que lo vale, el riesgo, la pena, la vida.

La caída arrancó el aire de sus pulmones, lo succionó.

Incluso llegó a sentir que se asfixiaba.

El impacto le hizo sentir que una parte de él no había alcanzado el agua.

Sintió al mar absorberlo, se vio envuelto en una masa de agua oscura que le arrancaba la vida con cada segundo que pasaba sin salir a la superficie.

Y mientras creía que su vida huía inexorablemente de su cuerpo solo pudo preguntarse, ¿Vale la pena morir por Arthur?

¿Él lo amaría alguna vez?

¿Puede el amor salvar una relación condenada al fracaso?

Fue entonces cuando sintió el cambio.

Cómo sus pulmones dejaron de doler y su piel se acostumbró al frío que helaba sus huesos.

Entonces entendió el por qué de permanecer en el fondo.

Demasiadas cargas le ofrecían peso extra.

Tantas dudas. Tantos miedos. Tantos errores.

Luego, hizo que todos esos pensamientos desaparecieran.

Porque una vez sabes de la existencia de algo puedes esconderlo en un lugar donde ni tu mismo lo encuentres.

En pocos segundos estuvo dirigiéndose a la superficie.

Sus pulmones agradeciendo ese primer respiro.

Entonces el chico cuya mano lo acompañó a través de la caída estaba ahí.

Sonriente.

Y descubrió que valía la pena.

Saltar.

Porque Arthur era noches en la azotea. Besos robados a la luz de la luna. Mantas calentadas por el sol al borde de un acantilado. Era viejos vinilos y canciones de All 4 One. Era amor y risas. Lo era todo.

Un beso por tus pensamientos -FINALIZADA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora