Amarte en otras lenguas
Paso 2: Volver al pasado
Amo coleccionar momentos.
Porque siempre hay un punto en tu vida donde todos los momentos felices se ven relegados por los tristes.
Siempre que un día como hoy sucede, que han sido muy pocos a lo largo de los años, me gusta almacenar cada detalle, gestos, palabras, toques...
Es como vivir una utopía.
Un sueño con los ojos abiertos.
Pienso en las palabras de Roma: vive tu vida de modo que un rayo de luz te acompañe siempre, porque cuando la oscuridad intente consumirte, necesitarás algo a lo que aferrarte si quieres sobrevivir.
Y este es uno de esos momentos a los que se aferraría por el resto de su vida.
—¿Es... eso es un tatuaje?
Art señala las letras entintadas bajo mi pecho.
Después de lanzarnos al agua fría retiramos la mayor parte de nuestras prendas de vestir.
Lleva un rato observando mi torso desnudo y definido por los ejercicios, pero mientras yo tengo el cuerpo de un kink, el es como uno de esos rudos leñadores que aparecen en la televisión.
Todo músculos fuerte y magros.
Abdominales definidos.
Piernas tonificadas.
El epítome de la perfección, al menos para mí.
—Sí.
Hay una sonrisa en mi rostro mientras recuerdo la noche en que Neith, Phebs y yo nos dirigimos a un salón de tatuajes luego de que rompieran el corazón de Phebs.
La chica que clama nunca aprender a tejer a menos que sea para usar las agujas para atravesarle los ojos a la "perra oportunista", sus palabras no mías, que le arrebató su amor.
Ella se hizo un pequeño corazón fragmentado cuyos trozos se dispersaban hasta convertirse en una especie de halo de oscuridad.
Neith jamás nos enseñó el suyo.
Y yo elegí una palabra: Sarang.
El tatuador me preguntó qué tan enamorado estaba luego de mencionarle lo que quería.
Por supuesto que sí.
El solo sonrió y me deseó suerte.
La palabra tiene un significado poderoso.
El deseo de estar con alguien hasta la muerte.
—¿Qué significa? —cuestiona, mientras sus dedos trazan mi piel.
Al sentirlo, piel con piel, calienta cada parte de mí.
Deseo acercarlo.
Depositarlo en mi regazo.
Pero me conformo, por ahora.
Su tacto despierta muchas sensaciones en mi cuerpo.
Algunas excitantes, como los latidos sordos de mi parte baja que se empeña en despertar cada vez que él se acerca.
Anhelando su contacto, fricción.
Cada roce, sin importar que tan pequeño sea, se siente como un viejo recuerdo grabado en mi piel.
Y agradezco a todas las deidades de la tierra por permitirme detenerme antes de una reacción cruda y visceral.
—Yo... es... significa... —me corto, inhalando suavemente—. No me gusta hablar de ello.
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Un beso por tus pensamientos -FINALIZADA-
RomanceMe enamoré de mi mejor amigo... Por lo que dejé mi vida atrás para intentar que mi amor desapareciera. Pero la distancia no cambió nada. Mi corazón aún late por él. Así que cuando vuelvo a casa intento fingir que nada pasó. ¿El problema? Muchas cos...