Capítulo 25

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Marcar tu piel

Paso No 3: Estar ahí cuando te necesite

Soy gay. Soy gay. Soy gay.

Las palabras se repiten una y otra vez.

El paisaje exótico rodeado de naturaleza me acoge mientras un hermoso cielo azul es testigo de mis pasos temblorosos.

No hay preocupaciones mientras mis movimientos hacen temblar el inestable suelo bajo mis pies.

Mi corazón late con fuerza contra mi pecho por el miedo.

El terror crudo que atenaza mis entrañas.

No puedo decir de qué huyo…

Solo sé que estoy corriendo.

En busca de algo.

Pero es importante.

Puedo sentirlo.

El clima tormentoso a mis espaldas exigiéndome que no me detenga.

Sigue adelante.

Solo que…

¿Estoy huyendo de algo o corriendo hacia algo?

☆☆☆

El extraño sueño aún me atormenta mientras camino con mi hermano a través de las calles adoquinadas de nuestra ciudad.

Reconozco que se el porqué del mismo.

Después de revelarle mi no-secreto a Arthur el solo… sonrió.

Pero hubo un destello de algo más…

Normalmente su mirada solo dura breves segundos pero en ese momento parecía buscar algo en lo más profundo de mi ser.

Suficiente para disparar pensamientos oscuros dentro de mí.

Anhelo. Deseo. Maldita emoción.

En el preciso instante en que recibo toda su atención me convierto en macilla.

Me desnudo frente a él.

Mostrándole todo lo que no me atrevo a decir con palabras.

Pero nunca lo nota.

Sucede que como cualquier droga, consumirlo solo me deja con ganas de más y cuando su efecto pasa el vacío dentro de mí vuelve con fuerza.

Rugiendo por una dosis más.

—Es por aquí.

La voz de mi hermano me aleja de mis cavilaciones y detengo el auto cerca de la acera porque aquí no hay estacionamientos.

Todo pensamiento sobre Art y mi confusión se marchan para dar paso a otra interrogante.

Entramos a un local que no había visto antes y Rhett pide unos cafés para cada uno.

—¿Dónde has estado todo este tiempo? —pregunto cuando la camarera trae nuestro pedido.

Noto como se le insinúa a Rhett, sonriendo más de la cuenta y ofreciéndole una mirada de anhelo.

El apenas la nota.

—¿Rhett?

Su mirada se encuentra con la mía a través de la mesa y me sonríe, pero conozco su sonrisa real.

Y esta no lo es.

—Lo siento —murmura—. He estado ocupado hablando con la agencia sobre tu futuro.

Un beso por tus pensamientos -FINALIZADA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora