Despedidas que rompen corazones
Pensé que Rhett podría conseguir que todos mis contratos desaparecieran mágicamente pero fue imposible.
Pero ahora todo está en manos de Art. Quiero que, cuando yo me haya ido, esta vez venga por mí. Luche por nosotros.
—No quiero marcharme.
—Pero tienes que hacerlo —murmura Roma.
Mi hermana ha estado durante horas a mi lado. Abrazándome. Mimándome. Amándome. Porque necesito todo el valor que pueda reunir para poder marcharme.
—¿Crees que lo pierda para siempre esta vez?
—No, Ro, no lo creo.
La seguridad en su voz me obliga a alejar mi cuerpo de donde descansa cerca de su regazo.
Me encuentro con unos ojos azul océano, una copia de los míos.
—No puedo obligarlo a amarme —odio la fragilidad de mi voz. Odio como se rompe por pensar en ello. Odio tener que dejarlo de nuevo.
—Ya lo hace, aunque no sepa como demostrarlo.
Lo sé.
Pero si me miento y me digo que no lo hace, entonces será más fácil marcharme.
Estamos en silencio por lo que parecen horas. Envueltos en el cuerpo del otro, como cuando éramos niños.
Luego lo escucho, pasos atravesando el rellano y deteniéndose en la puerta de mi habitación.
—Roma, déjanos solos —la voz de mamá es firme cuando habla.
Mi hermana me observa por largos segundos hasta que asiento con mi cabeza y ella se marcha, no sin antes ofrecerme una dulce sonrisa.
Una vez estamos solos, mi madre no pierde tiempo en criticar mi decisión.
—Nada bueno viene con repetir viejos errores, cariño.
Niego con mi cabeza ante sus palabras.
Y mi corazón se salta un latido con el abrupto pensamiento que llega a mi mente.
¿Por qué todos creen que es acerca de Arthur?
Sí. En gran parte él es uno de los condicionantes. Pero no es todo el porqué. Es mucho más complejo que eso.
Me prometí que si todo terminaba en desastre recogería los trozos de mi corazón dispersos por el suelo y me marcharía.
Cada cosa que he hecho en mi vida ha sido para el bienestar de Arthur y su felicidad.
He vivido por él desde que tengo cinco años.
Y estoy cansado de eso.
Soy Roan Sheldon.
Actor.
Pintor.
Amante de la adrenalina.
Un maldito desastre emocional que nunca se rinde.
Estoy rodeado de personas que me aman.
He sido muchas cosas a lo largo de mi vida.
Pero ahora es momento de descubrir quién soy sin él.
Aunque espero que esta vez luche por mí, por lo que somos juntos.
Todo lo hago por mi versión de dieciséis años que se marchó de casa llevándose un corazón roto en la maleta.
Volviendo la vista a mi madre, le ofrezco una sonrisa, porque no es su culpa.
Mi familia no me conoce. No a la persona debajo de las máscaras al menos.
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Un beso por tus pensamientos -FINALIZADA-
RomanceMe enamoré de mi mejor amigo... Por lo que dejé mi vida atrás para intentar que mi amor desapareciera. Pero la distancia no cambió nada. Mi corazón aún late por él. Así que cuando vuelvo a casa intento fingir que nada pasó. ¿El problema? Muchas cos...