Capítulo 31

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Visitas inesperadas

El otoño se sentía cada vez más cerca, los días terminaban antes y el cielo se teñía de índigo demasiado rápido.

Fue en la tarde de un aburrido domingo cuando los sentí llegar.

Escuché las risas estridentes y los gritos que apenas atravesaban el espacio entre el océano y la casa azul.

Ellos están en casa.

Phebs y Neith.

Corro hacia el porche delantero y ellos están bajándose de un taxi.

Ella con su sonrisa infinita y su hermoso cabello oscuro ondeando al viento. Y él con su cabello rubio y ojos azules, una copia de los míos.

Los alcanzo cuando el conductor se despide con un gesto de sus manos y los abrazo con fuerza a los dos.

—Maldita sea los extrañé tanto.

Sus risas resuenan en la tranquilidad de la calle rellenando el silencio cuya existencia desconocía.

La vida es diferente con personas como Pheobe Knight y Neith Carmichael en ella.

Más cálida. Más brillante. Más colorida.

Comienzan a contarme todo lo que han hecho durante los meses que llevo fuera.

Como mi chica dorada comenzó a tejer, aunque, según sus palabras, solo aprendería a hacerlo si podría usar las agujas para asesinar a alguien.

Él aprendió a usar los bongos.

Conocieron a un chico que los invitó a una reunión para limpiar los chacras y terminó siendo una especie de secta.

Realmente no me sorprende nada de esto.

Porque Neith no haría nada como eso, todo es obra de ella, la chica que atacó a un agente de la ley con un dildo porque pensó que la intentaba secuestrar.

Todavía no sé qué basura se mete pero juro que un día verá un OVNI o algo por el estilo.

—Me encanta tu casa Ro, parece un hogar.

—Todo es obra de Joan.

—¿Y dónde está ella? —pregunta P.

—Visitando a la abuela con Roma, llegarán esta noche.

Asienten con sonrisas en sus rostros mientras revisan cada pequeño detalle de la casa.

Las fotografías familiares, las pinturas, los adornos y muebles.

Estamos en el porche trasero con ellos tomando fotos al mar cuando noto una presencia familiar acercándose.

Mis amigos observan al chico que atraviesa el camino sin asfaltar que lleva a la playa y sus expresiones son muy graciosas.

¿Están sorprendidos o decepcionados?

No tengo idea.

Pero si la expresión de anhelo en el rostro de Phebs significa algo es que tengo un maldito buen gusto.

Cuando él nos nota su sonrisa se tambalea, el chico no sabe dónde acaba de meterse.

—¿Arthur? —pregunta ella.

—¿El mejor amigo? —proporciona Neith.

Dicho mejor amigo me observa con sus cejas arqueadas y yo solo le ofrezco un encogimiento de hombros.

—Sí …, ehmmm, soy Arthur Halle, el mejor amigo de Ro. ¿Ustedes?

—Yo soy Pheobe Knight, su mejor amiga —le ofrece su mano con una sonrisa de comercial.

Un beso por tus pensamientos -FINALIZADA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora