Capítulo 46

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Promesa de un futuro


No tienes que estar nervioso Roan.

Tranquilo.

Inhala. Exhala. Repite el proceso.

Es solo una polla, larga y gruesa, que está entrando en mi culo, pero sigue siendo solo una polla.

¿Podría ser peor cierto?

—Tranquilo Ro —Art tiene una sonrisa torcida en su hermosa cara cuando habla.

—Estoy tranquilo.

Nuestros cuerpos desnudos se rozan cuando él se acerca para sostener mi rostro y besar suavemente mis labios.

Sé que esta fue mi idea, pero…, maldita sea estoy nervioso.

Las manos de Art se deslizan por mi cuerpo hasta posarse en mi corazón.

Estoy casi seguro de que puede escuchar el furioso palpitar del órgano latente.

Eleva una ceja a modo de interrogante y decido ser sincero.

—Creo que… estoy un poco nervioso.

Vuelve a besarme haciendo que cualquier pensamiento que no seamos solo nosotros dos desaparezca.

Sus labios recorren mi mejilla hasta pasar por el caparazón de mi oreja, donde se detiene para lamer y morder antes de susurrar:

—Estoy bien con que seas tú quien me folle Ro, no tienes que hacer esto.

¿Ese es el problema, no?

Quiero esto más de lo que deseo mi próximo aliento.

Pero es la sensación de lo desconocido lo que me hace sentir incómodo.

Sin embargo no puedo pensar en algo que desee más que esto.

Estar así con él.

Darle cada parte de mí.

Cuando asiento con mi cabeza, porque la habilidad del habla ha desaparecido, sus labios rozan fugazmente los míos como si me pidiera que confie en él.

Y lo hago.

Maldita sea si lo hago.

Toma el lubricante de uno de los cajones de su mesa de noche antes de untar una generosa cantidad en su polla y en mi agujero a través de sus dedos.

Cierro los ojos cuando uno de ellos atraviesa el primer anillo de músculo, permitiéndome sentir el dolor que rápidamente se ve opacado por el placer.

Pronto dos dedos están bombeando dentro de mí y luego tres, duele tan bien que comienzo a perseguirlos cuando se retiran, prácticamente montándolos.

—Estoy listo —murmuro cuando siento que estoy a punto de explotar.

—¿Estás seguro?

—Arthur, follame.

La forma en que me mira es perversa. Entre dominación y posesión y la amo.

Cuando su gruesa polla se acerca a mi entrada me tenso, aún más cuando presiona, porque…, sí, se nota el cambio con sus dedos.

—Cariño, necesito que te relajes.

Lo hago.

O al menos lo intento.

Un beso por tus pensamientos -FINALIZADA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora