Capítulo 37

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Primeras veces

—¿Estás seguro?

Noto el miedo emanando de él ante la caída.

Han pasado años desde la última vez que este acantilado fue testigo de nuestra necesidad de desafiar al mundo.

Le sonrío intentando calmarlo, pero estamos haciendo esto, sí o sí.

—Lo haremos juntos —murmuro.

—Juntos —repite.

El aire sopla en una fuerte brisa despeinando mi cabello y me obliga a inhalar el aroma a mar.

Un aroma que asocio con el hogar.

Cuando nuestra ropa desaparece y quedamos solo en bóxers decido que es momento.

—¿A la cuenta de tres?

Recuerdo la primera vez que nos lanzamos del acantilado.

Fueron las mismas palabras las que lo hicieron saltar.

A veces parece que el tiempo pasó demasiado rápido desde esa noche hace diez años cuando creímos que podíamos desafiar la gravedad.

En ese momento me necesitó, mi tacto, mi apoyo para poder hacerlo.

Ahora se desliza de entre mis manos y retrocede respirando entrecortadamente antes de asentir.

Ahora me pregunto, ¿habrá un reloj sobre nosotros contando el tiempo que nos queda juntos?

¿Será hasta que regrese a Los Angeles?

¿Más?

Deseo que sea más.

Pero, por ahora, prefiero no pensar en eso.

Le ofrezco una sonrisa mientras inicio el conteo regresivo.

—Uno…

—Dos…

—Tres…

Corremos y saltamos.

Y mientras estamos en el aire siento como si de alguna forma pudiese volar.

Nuestros gritos resuenan por todo el lugar y casi puedo escuchar al océano sonriendo al recibirnos.

El agua nos absorbe en cuanto caemos, la temperatura helada hace que mis huesos duelan pero no me importa.

Cuando salgo a la superficie jadeo por algo de aire y el rostro sonriente de Arthur me recibe.

Sus labios son de un azul violáceo y sus dientes castañean formando una melodía extraña.

Me acerco hasta estar frente a él, nuestras narices se rozan cuando buscamos calor en el otro aunque no lo obtengamos.

Rozo mis labios sobre los suyos en una suave caricia hasta que se abre para mi permitiendo que mi lengua entre.

Me separo cuando escucho un sonido extraño.

—¿Escuchas eso? —pregunto.

Veo como sus párpados caen y sonríe cuando también lo nota.

Olas resonando contra la superficie rocosa y un tintineo desconocido proveniente del fondo del océano.

—¿Qué crees que sea?

—Creo que el mar nos está dando su bendición.

☆☆☆

Un beso por tus pensamientos -FINALIZADA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora