Katzuki miró a Kokushibo, que no soltaba su mano.
-Ya... llegamos- dijo tímidamente y desvió la mirada.
-Te incomodó, ¿cierto?- le preguntó él. Katzuki asintió con la cabeza en silencio.
-No debes ocultarme nada, Katzuki.
-Sólo quería irme ya- respondió ella mirándolo de nuevo. Kokushibo tiró de su mano suavemente y la atrajo hacia él, para abrazarla después. Katzuki se quedó muda de la impresión. Nunca había recibido tal gesto de él. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando sintió la mano de él en su cabeza. Sin pensarlo más, correspondió al abrazo.
-¿Estás mejor?- le susurró Kokushibo.
-Si...- contestó ella ahogando el llanto. El demonio no la soltó. "De verdad... ¿me quiere aunque sea un poco?" pensó Katzuki. Era cierto que ella sentía algo, pero no creía que él pudiera corresponderle. Todas las muestras de cariño siempre venían de parte de ella. Incluso de niña, llegaba a abrazarlo y darle un beso en la mejilla ocasionalmente, pero él no correspondía. Conforme fue creciendo, las muestras de cariño de ella se fueron minimizando a solamente alegres saludos en las mañanas y una que otra palmada en el brazo o en su espalda, pero ahora... era él quien la tomaba de la mano y quien la estaba abrazando cálidamente. Trató de calmarse, para hablarle.
-Kokushibo.
-¿Sí?
-Te quiero- él sonrió levemente y acarició el cabello de la chica.
-Y yo a ti... y mucho.
-¿De verdad?
-Si- Katzuki se separó un poco de él para mirarlo.
-¿No me crees?- le preguntó el demonio tomando su mejilla- a diario te lo demuestro.
-Si... te creo- y sonrió, mirándolo dulcemente. Kokushibo le tomó la mano y la estrechó, diciéndole:
-Iré a cazar... necesito reponer la energía.
-Claro.
-Ya lo sabes: no le abras a nadie y no salgas. Podría atacarte un demonio.
-Si, no te preocupes. Igual iré a dormir, estoy algo cansada.
-De acuerdo- soltó su mano suavemente- nos vemos- ella sonrió de nuevo y se separó de él.
-No te digo que tengas cuidado porque no corres ningún peligro, pero... suerte.
-Gracias, hermosa- y salió. Katzuki se paralizó durante unos segundos. "¿Hermosa?" pensó sonrojándose. Primero 'linda' y ahora 'hermosa'. ¿Es que en serio él la veía así? No sabía ni qué pensar, puesto que estaba actuando muy extraño. Normalmente, Kokushibo era muy serio e inexpresivo, pero ese día, estaba siendo... diferente, se estaba portando... cariñoso, algo demasiado extraño. Caminó hacia su habitación y se cambió de ropa para dormir. Dejó su haori en una silla y se acostó, se arropó y no tardó en quedarse dormida. A veces, cuando le costaba dormir, se preguntaba... ¿qué se sentiría dormir al lado de Kokushibo? Recordó que, cuando era niña, una noche fue a buscarlo a su habitación, ya que había tenido una pesadilla que la despertó llorando y tenía miedo. Esa vez, el demonio se portó diferente a como acostumbraba. Estuvo a su lado hasta que ella se durmió por fin y la llevó a su cama. De ahí en más, no recordaba alguna otra muestra de afecto.
.
Debía haber tenido unas dos horas dormida cuando un fuerte ruido la despertó. Se sentó en la cama sobresaltada y escuchó unas pisadas pesadas en la entrada de la cabaña. No era Kokushibo. Él entraba sin hacer ruido. Se levantó de la cama y se calzó las sandalias.
-Huelo a un humano aqui...- escuchó una voz en la estancia, una voz aterradora. Se asomó por una pequeña abertura que había en la puerta y se horrorizó con lo que vió: un demonio de gran tamaño había derribado la puerta y estaba dentro de la cabaña. Kokushibo no debía haber llegado aún, ya que, de ser el caso contrario, esa cosa no estaría ahí ya. "¿Qué hago?- pensó desesperada- no tengo nada aquí para defenderme".
-Ya sé donde te escondes- dijo el monstruo- tu dulce olor te delata... eres una jovencita, ¿cierto?- Katzuki estaba paralizada de miedo. Las pisadas se dirigían a su puerta. "Kokushibo, ¿dónde estás?" Pensó desesperada. La puerta de su habitación se abrió de golpe. El demonio había dado con ella.
-Oh, pero, ¿qué tenemos aquí?- dijo en tono de burla- una niña... ¡debes tener buen sabor!- y se fue sobre ella, tirándola al suelo. Ella logró reaccionar y se soltó del monstruo y se levantó. Este la jaló del tobillo causándole unos profundos arañazos y, más por instinto que por haberlo pensado, le dio una patada en el rostro con todas sus fuerzas. Se levantó e, ignorando su dolor, corrió a la cocina en busca de su cuchillo, dejando un rastro de sangre tras ella. Cuando lo tuvo en sus manos, se giró y ahí estaba el demonio ya.
-¡No vas a escapar!- le gritó. Katzuki lo apuñaló en la cabeza y corrió afuera. Sabía que ahí estaba un hacha, con la que partían la leña para la chimenea. El demonio iba tras ella. El tobillo herido le impedía correr rápido. Tomó el hacha y el demonio, una vez más, se lanzó a ella, cayendo ambos al suelo. Katzuki le atravesó el mango del hacha en la boca, aunque el demonio tenía mucha más fuerza que ella. "Es inútil- pensó- he perdido mucha sangre y pronto el demonio me matará". Ya comenzaba a ver borroso y a sentirse mareada. La fuerza abandonó su cuerpo y el demonio rompió el mango de madera con sus dientes. De pronto, algo ocurrió. El demonio ya no estaba encima de ella. Como pudo, se incorporó. A dos metros de distancia, se encontraba Kokushibo dándole la espalda, con su espada desenvainada. El demonio estaba frente a él y había sido decapitado.
-Agradece que esta espada no es nichirin- habló Kokushibo- porque para este momento ya serías cenizas. No tendré piedad. Lastimaste al único ser que me importa realmente y eso no voy a tolerarlo- el rostro del otro demonio expresaba auténtico terror.
-¡Perdóneme por favor!- gritó- ¡De verdad que no lo sabía!- Kokushibo avanzó hacia él. Su espada se hizo más larga y, de la hoja, brotaron tres más. Katzuki se cubrió el rostro y sólo escuchó el sonido de la carne desgarrarse y los gritos del demonio. Al cabo de unos segundos, sintió que Kokushibo la alzó en sus brazos. Al sentirlo, suspiró alividada y quedó inconsiente.
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Mi Luna (Kokushibo x tú)
FanfictionUna pequeña niña pierde a su familia a manos de un demonio... cuando iba a ser asesinada por el mismo, la Primera Superior llega a su rescate y decide llevársela consigo. La pequeña acepta, sin saber el oscuro trasfondo en la intención de la Primera...