Cap. 29: Cazadora de demonios

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Los días fueron pasando en calma. Katzuki se fue acostumbrando a su nuevo ritmo de vida y a estar con Kenji, al que ya le había tomado mucho cariño. Era un chico tan amable y dulce que era imposible no quererlo. Tenía momentos en los que la hacía reír mucho y eso era lo mejor. El chico le había dicho varias veces: "la risa es la medicina del alma y el corazón" y era verdad, pues, poco a poco, la herida emocional de la chica iba cerrando y, cada vez, dolía menos. El joven, cuando no estaba en misiones, la llevaba al pueblo más cercano de compras o a comer udon, miso, mitarashi dango o cualquier otro platillo de fuera, todo con el objetivo de que Katzuki sanara. Ella no había dejado de entrenar, aunque parecía que era más exhaustivo ahora, pues en cuanto a entrenamiento, Kenji era inflexible. No se dejaba ganar como Kokushibo, pero, si ella vencía, la felicitaba. Cuando se iba alguna misión, ella se quedaba sola y ocupaba su mente en algo para no pensar en Kokushibo, Douma o algún otro demonio que haya tenido que ver con ella. Se dedicaba a coser kimonos que luego vendía a veces o dejaba para sí misma; le hizo un arreglo a su haori, cosiéndole una capucha del mismo diseño púrpura con patrones negros. Si iba a ser cazadora, debía cubrirse para que ningún demonio la reconociera.

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Habían pasado ya algunas semanas desde que fueron a hablar con el joven Ubuyashiki. Katzuki se encontraba cosiendo en la estancia de la casa y estaba sola. Estaba ya anocheciendo. Kenji tenía dos días que había salido a una misión. Sabía que se encontraba bien, pues le había dicho una vez:

-Si algo me pasa, mi cuervo te avisará en seguida- y el cuervo no se había aparecido. De vez en cuando, echaba una mirada hacia afuera y veía a los insectos nocturnos volar cerca de los árboles de glicinia. Ya se había acostumbrado a ese olor. Terminó su costura y suspiró. Tenía muy poco tiempo viviendo con Kenji, pero entre los dos ya había mucha confianza. Él aún no le contaba su historia, pero ya estaba al tanto de la historia de ella. Sabía que era un alma vieja, que había reencarnado varias veces. Sabía que siempre había muerto por La Primera Luna... sabía todo eso. "Me pregunto- pensó- si reencarnaré de nuevo cuando muera y si me encontraré con Kokushibo de nuevo". El sonido de la puerta de entrada abriéndose y la voz de Kenji la sacaron de sus pensamientos:

-Ya estoy en casa, Katzuki- ella sonrió y corrió a recibirlo, con su obra terminada.

-Bienvenido, Kenji- le dijo abrazándolo- ¿qué tal la misión?- y separó de él.

-El demonio escapó- le respondió el joven algo serio y luego sonrió- pero no puede esconderse para siempre. Es una Luna Menguante, así que no es imposible. Y mira: ya tengo tu uniforme y tu katana nichirin- dijo mostrándole un paquete grande- fui de paso- Katzuki sonrió y le contestó:

-Eres muy amable, Kenji. Yo te hice un haori, recién lo terminé- y le mostró lo que tenía entre sus manos, extendiéndolo. Era un haori azul marino, con bordes plateados y un broche de metal en el cuello- ¿te gusta?- el joven tomó la prenda y la miró. Luego, dirigió unos brillosos ojos cafés a la chica y, ofreciéndole una dulce sonrisa, le contestó:

-Lo amé... gracias.

-Es sólo un detalle por todo lo que has hecho por mí.

-Lo mereces- ella le sonrió también.

-Veamos tus cosas, linda- le dijo Kenji- ya quiero ver de qué color cambia tu katana.

-¡Si, yo también!- ambos fueron a la estancia y se sentaron en posición de seiza en dos zabutones. Katzuki desenvolvió el paquete que contenía su katana. La funda era negra. El guardamano tenía forma de una media Luna y la empuñadura tenía un grabado de varias Lunas Crecientes, de color plata.

-Pedí esos detalles especialmente para ti- le dijo Kenji. Ella sintió algo de nostalgia y le dijo:

-Gracias- y lo miró. Kenji sabía lo que Kokushibo significaba aún para Katzuki, pues aún usaba el mismo haori y no había día que no lo recordara.
-Desenváinala, Katzuki, y sosténla en alto- ella obedeció y sostuvo su espada en alto. El metal fue cambiando de color. La hoja cambió de gris a un color arena brillante.

Mi Luna (Kokushibo x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora