Cap. 8: "Tú y yo"

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-¡Respiración del rayo: Primera Postura! ¡Destello del relámpago!- Katzuki se lanzó sobre el demonio y lo decapitó, mientras varios rayos la rodeaban. Enfundó su espada y el demonio se convirtió en cenizas. "Genial- pensó sonriendo- fue fácil" y comenzó a caminar en dirección a la sede. Había pasado un tiempo desde que ella llegara a la sede. Ya no era una niña de quince años. Era fuerte y una cazadora. Sonrió. "Sin duda, mi madre está orgullosa de mí" pensó.

Al llegar a la sede, Yoriichi la recibió.

-Regresaste rápido- le dijo.

-Si, maestro. Fue fácil- contestó sonriendo. Vió a su hermano acercarse.

-¿Todo bien?- le preguntó. Su voz era seria, como siempre.

-Si...- respondió ella en el mismo tono- no hubo problemas.

-Que bien- y caminó rumbo al bosque.

-Veo que aún te sigue intimidando- comentó Yoriichi.

-No, no es eso... ya me acostumbré a su manera de ser. Eso es todo- de pronto, sintió que su tobillo ardió. Se levantó el pantalón y vio que sangraba. Tenía tres arañazos profundos.

-Te hirió- comentó Yoriichi.

-Pero... si ni me tocó- la sangre seguía corriendo y pronto se hizo un charco en el suelo. "Pero... le di caza... y no me tocó- pensó- ¿qué pasa?"

-Necesitas curación...- su rostro parecía distorcionarse, al igual que su voz.

-Estoy bien...- y no escuchó más.

.

Katzuki abrió los ojos de manera lenta. Se sentía algo mareada y débil. Al principio, sólo vio el techo. Sintió algo blando en su cuerpo y entonces lo supo: estaba en su habitación. "¿Qué me paso?" pensó. Poco a poco fue recordando lo que ocurrió. Sentía dolor en un tobillo.

-Por fin despiertas- escuchó y giró la cabeza. A un lado de su cama, se encontraba Kokushibo, sentado en una silla- me tenías preocupado- Katzuki sólo lo miró, sintiéndose aliviada de verlo. Él se sentó en la cama y le preguntó:

-Dime, ¿cómo te sientes?- su voz sonaba extraña... se escuchaba... gentil.

-Estoy mareada- respondió con voz débil- y me duele el tobillo.

-Perdiste mucha sangre. Ya curé tu herida, pero tardará algunos días en sanar- dijo Kokushibo poniendo su mano sobre la de ella- fue una suerte que llegara en el momento preciso- Katzuki se sintió terriblemente mal. Sus ojos se llenaron de lágrimas y le contestó sollozando:

-Lo siento... no quería desobedecerte...- Kokushibo la miró desconcertado. ¿Por qué se estaba disculpando? ¿Desobedecerlo?

-Linda, ¿qué te pasa?- le preguntó- creo que soy yo quien debería...- Katzuki se sentó y le interrumpió sin dejar de llorar:

-No... te desobedecí... pero... es que ese demonio derribó la puerta...

-No, no me desobedeciste... hiciste lo correcto en salir y buscar el hacha, si es a lo que te refieres.

-Lamento ser una molestia...

-Ven aquí, hermosa- él se acercó a ella y la abrazó.

-Sé que te duele tu herida- le dijo- pero ese demonio ya pagó por lo que te hizo. Lo destrocé y dejé que ardiera bajo el sol. Y no eres ninguna clase de molestia.

-Pero... mira lo que pasó... en lugar de descansar estás aquí...

-Cuidándote...

-Lamento ser una carga...

-No lo eres.

-De no ser por mí, estarías libre y sin problemas- aunque no lo demostró, esas palabras lo lastimaron. La abrazó fuerte y acarició su cabeza. De no ser por Katzuki, Kokushibo seguiría solo. Ella lograba hacerlo sonreír y alegrarlo, hacerle compañía. Era la única que hacía todo eso.

-Quisiera que entendieras lo que significas para mí- le dijo en voz baja- ¿cómo puedo hacértelo ver? Díme, ¿qué hago?

-¿Significo algo para ti?

-Deberías saberlo... mira como te trato. A nadie trato así. No eres una carga ni un problema.

-¿De verdad?- y lo miró.

-Si... aparte... no me temes, a pesar de ser tan diferentes. Tú eres una humana y yo un demonio.

-Sé que no me harías daño. Confío en ti.

-Entonces, no pienses que eres una molestia o una carga para mí porque no es así.

-Lo seré... por mi herida.

-Yo te ayudaré.

-No quiero ser una molestia- Kokushibo la tomó del rostro y le dijo:

-Katzuki, mírame- ella lo miró- nunca has sido una molestia ni nada parecido para mí. Estás conmigo desde hace ocho años y, en todo este tiempo, nunca te he fallado con nada que necesites. Con todo el gusto del mundo, busco lo que me pides. Katzuki... anoche creí que iba a perderte, temía que fuera demasiado tarde. Descargué toda mi ira con el demonio que te hizo daño y lo haría con cualquier otro que te lastimara- la chica sintió un extraño y frío dolorcito en el pecho. Las palabras de Kokushibo la habían conmovido.

-Gracias- le dijo- por todo lo que haces por mí... y por ser tan atento últimamente.

-No tienes nada que agradecer, hermosa- de nuevo, se sonrojó y se llevó las manos al rostro. Kokushibo las retiró para observarla. Sabía lo sensible y dulce que era y verla sonrojada era ver algo único. Los ojos de Katzuki tenían un extraño, pero hermoso brillo. Acarició su mejilla y fue incapaz de contenerse: acercó su rostro al de ella y la besó en los labios. La chica se sorprendió por ese acto, pero le correspondió. Sintió como Kokushibo acariciaba sus mejillas con suavidad y ella pasó sus manos por la cabeza del demonio y acarició su cabello, enredando los dedos en el mismo. Kokushibo tenía sumo cuidado con ella, ya que temía herirla con sus prominentes colmillos, porque de vez en cuando sentía que rozaban los labios de la chica. Se separaron y se miraron, sus narices casi se tocaban.

-Kokushibo...- le susurró- ¿tú...?- pero él le selló los labios con un dedo.

-¿Ahora sabes lo que significas para mí?- le dijo en voz baja y retiró su dedo.

-Si...- contestó. Se retiró un poco de ella y tomó sus manos.

-Hoy en la noche que vaya a cazar, le diré a Akaza que venga y cuide de ti- le dijo.

-Oye, no, no quiero- protestó Katzuki- yo me dormiré cuando te vayas.

-Oye... debes obedecer, es por tu bien... no estaré tranquilo... aunque, sabes que puedo soportar algunos días sin comer.

-No, no sacrifiques eso. Estaré bien. Ve por Akaza en la noche y ve tranquilo a cazar.

-¿Segura?

-Si. Yo estaré segura con Akaza. Si entra otro demonio, él se encargará.

-Es a lo que me refiero con que no estaré tranquilo- se puso de pié- te traeré algo para que comas. Debes tener hambre, linda.

-Si, si tengo- le respondió sonriendo. Kokushibo caminó hacia la puerta y, antes de salir, giró la cabeza y le dijo:

-Por cierto... Akaza está prohibido para ti... a partir de ahora. Sólo le pediré que te cuide porque es el único en quien confío- Katzuki ahogó su risa y respondió:

-Si, está bien- el demonio se retiró. "Creo que siempre le han dado celos- pensó- sólo que ahora si va a expresarlos... es lindo".

Mi Luna (Kokushibo x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora