Cap. 9: Relación

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La pequeña se encontraba tumbada en el piso de la sala, con varios papeles dispersados a su alrededor. Una caja de madera se encontraba frente a ella, con varios lápices de colores en su interior. Tarareaba una canción que se le ocurrió mientras dibujaba. Cerca de ella, tenía cuatro colores ya algo desgastados: negro, morado, rojo y amarillo. Se encontraba usando uno color durazno claro.

-¿Qué haces, Katzuki?- escuchó una voz. Se volvió y vió cerca de ella a ese demonio de enorme estatura, con el cual había estado viviendo desde hacía poco tiempo. Contestó alegremente:

-Dibujo... mire- se puso de pie y cogió la hoja para mostrársela- ¿le gusta, señor Kokushibo?- Kokushibo tomó la hoja y la miró. Era un dibujo de él, con ella tomada de la mano. Una leve sonrisa apareció, acompañada de un intenso brillo en sus ojos. Dejó de sonreír enseguida al ver que ella lo observaba, pero el brillo en sus tres pares de ojos no desapareció.

-Es bonito- le contestó con seriedad.

-¿Le gusta?

-Sí.

-Todavía no lo termino.

-Termínalo entonces- y le regresó la hoja- me lo entregas cuando esté listo- ella sonrió y respondió:

-¡Sí!

-Quiero guardar tu dibujo. ¿Te molesta si me quedo aquí?

-No, señor- y se tumbó en el suelo de nuevo. Kokushibo se sentó cerca a observarla y ella siguió dibujando y tarareando. Minutos después, la pequeña se puso de pié y le entregó el dibujo a Kokushibo, el cual le agradeció con una leve sonrisa. Katzuki se acercó a él y le rodeó el cuello con sus bracitos.

-Siempre estará conmigo, ¿verdad, señor Kokushibo?- le preguntó ella.

-Si- le contestó él rodeando con un brazo la espalda de la pequeña- voy a cuidarte como lo he hecho.

-Es usted muy bueno conmigo, aunque casi no hable. ¿Estaría bien si yo fuera igual?

-No cambies.

-Vale- y pegó su mejilla a la de él.

.

Katzuki despertó. Por primera vez, su sueño había sido un grato recuerdo de su niñez y no una pesadilla en la que moría o donde era una cazadora de demonios, junto a la versión humana de su demonio o su hermano. Debía ser media tarde. Intentó acostarse boca arriba, pero sintió algo en su espalda. Giró la cabeza y, pegado a su espalda, estaba Kokushibo. Dormía profundamente. Recordó lo mucho que le insistió para que descansara un poco y, tras muchos intentos, aceptó, con la condición de que ella descansaría también. Pero... ¿por qué en su misma cama? Suspiró y sonrió. Procedió a girarse y, lentamente, se sentó, pero se lastimó su pierna y se quejó.

-¡Auch!- susurró. Kokushibo abrió los ojos y se apresuró a preguntarle mientras se acercaba más a ella:

-¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¿Qué te duele?- Katzuki lo miró sorprendida. Creía que estaba profundamente dormido.

-Me lastimé... pero estoy bien- contestó.

-¿Segura?

-Sí.

-¿Dormiste bien?

-Sí. Soñé algo de cuando era niña... de la vez que te hice un dibujo y quisiste quedarte con él.

-Lo recuerdo...- y sonrió. Recordaba perfectamente ese momento- aún lo tengo- Katzuki no pudo ocultar su alegría y sonrió abiertamente.

-¿En serio?

-Si.

-Está mal hecho...

-Significa mucho para mí- y acarició su mejilla. Katzuki no supo que decir. Al notar esto, Kokushibo tomó su rostro y le dio un cálido beso en los labios, a lo que ella correspondió. Se sentía muy bien y feliz. No estaba segura de lo que eran realmente, pero un sentimiento muy intenso se apoderaba de ella poco a poco.

Mi Luna (Kokushibo x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora