Cap. 10: Sentimientos

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-¡Kokushibo!- exclamó Katzuki al verlo- ¡Volviste rápido!

-Sólo devoré un humano- le contestó él más serio de lo habitual- Akaza... ¿qué se supone que haces?

-¿Prefieres que sea yo- respondió el pelirrosa- o él?- y señaló a Douma.

-¿Qué haces en el suelo?- le preguntó Kokushibo.

-Ensuciándolo- comentó Akaza y se puso de pie. Katzuki no pudo contener la risa, lo que hizo que la Primera Luna se molestara aún más.

-Akaza-dono me puso aquí- respondió Douma- cuando realmente no hice nada, sólo estaba cerca de tu novia, ofreciéndole unirse a mi culto, pero...

-Ella no irá a ninguna parte y menos con alguno de ustedes- le interrumpió Kokushibo.

-¡Qué alivio, Kokushibo-dono!- exclamó Douma- porque Akaza-dono le ofreció indirectamente irse con él- Akaza miró a Douma y murmuró:

-Imbécil- Kokushibo trató de mantener la calma, pero la ira se apoderaba de él. ¿Quién se había creído Akaza al querer alejar a Katzuki de él? Ella era sólo suya y no dejaría que nada ni nadie la alejara de él. Y, como si ella hubiera escuchado lo que pensaba, dijo:

-Les dije que contigo estoy más que bien, Kokushibo, no tienes de qué preocuparte- la voz de Katzuki y esas palabras, hicieron que se calmara un poco. Giró la cabeza y vio que ella le sonreía. No podía enfadarse con su chica y menos si ella no había hecho nada. No supo que responder. Douma se puso de pie y se dirigió a la puerta, al igual que Akaza.

-Me retiro, Kokushibo-dono - dijo el peliplateado- si necesitan ayuda de nuevo, pueden contar conmigo. Hasta pronto, Katzuki-chan - cuando pasó cerca de Kokushibo, Akaza le dijo en voz baja:

-Cuídala más, porque si le pasa otra cosa, te haré pagar- y se retiró seguido de Douma, cerrando la puerta tras de ellos. Katzuki se sentía incómoda.

-Me alegra que estés aquí tan rápido- le dijo tímidamente. Kokushibo caminó hacia ella y le preguntó, un tanto molesto:

-¿Por qué no lo retiraste? Sabes que no soporto verlo cerca de ti, Katzuki.

-No me hizo nada- le respondió ella.

-No sé qué haré, pero no estará cerca de ti otra vez, no quiero que pase de nuevo.

-¿Estás molesto?- Kokushibo perdió la calma y le contestó, alzando la voz:

-¡Sí! ¡Parece que no comprendiste el que te dijera que Akaza está prohibido! Ahora, me dice que te cuide, ¡como si yo no supiera lo que tengo que hacer!- Katzuki lo miró, con los ojos llenos de lágrimas. Él nunca antes le había hablado así y, sin duda, le había dolido y mucho. Sin poder contenerse, se cubrió el rostro y comenzó a llorar. Al ver tal situación, Kokushibo se sintió terriblemente mal. ¿No había pensado, momentos antes, que no podía enfadarse con ella? No, no estaba enfadado. No era eso lo que sentía. Era algo muy diferente. Se sentó a su lado y la abrazó, pegándola a su pecho con fuerza. Ella dudó un poco, pero terminó por corresponderle, sin dejar de llorar. Le acarició la cabeza suavemente y le dijo con voz tranquila:

-Lo siento... por favor, perdóname. No era mi intención hacerte daño- Katzuki no contestó.

-De verdad... lo lamento- continuó Kokushibo- no estoy enfadado y menos contigo.

-Entonces- habló ella y lo miró, con las lágrimas corriendo por sus mejillas- ¿por qué te comportaste así, si yo no hice nada malo?

-Lo sé... pero no estoy molesto y mucho menos contigo- y le secó las lágrimas suavemente.

-¿Entonces?- Kokushibo dudó en responderle. Sabía lo que tenía, pero temía que ella no le creyera o no se lo tomara en serio. Aún así, tenía que decirle.

-No es que me haya molestado contigo, linda- respondió bajando la voz- es sólo que... no quiero a nadie cerca de ti y menos a ese tipo.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Katzuki... vale, seré directo: me puse muy celoso. Y no es sólo el hecho de que él haya estado tan cerca, sino porque yo sé que le gustas- Katzuki lo miró incrédula. ¿Qué rayos acababa de escuchar?

-Y no es mi imaginación- continuó Kokushibo- yo lo sé. Akaza siente algo por ti. Pero lo que yo siento es más fuerte... y, ¿sabes por qué? - la tomó delicadamente del rostro y vio que los ojos de su chica estaban enrojecidos aún- Porque estoy enamorado de ti...- Katzuki lo miró asombrada, sin saber que responder. ¿Enamorado de ella? Kokushibo le sonrió y le acarició una mejilla. Sólo pudo articular dos palabras:

-Te amo- la chica sintió como toda su piel se erizó. Se quedó sin habla unos segundos.

-También te amo...- contestó al fin. Kokushibo la abrazó de nuevo y ella le correspondió, escondiendo su rostro en el cuello de él.

-No te volveré a lastimar- habló Kokushibo- ni dejaré que nadie más lo haga. Por favor, discúlpame.

-No te preocupes.

-En serio... no pasará de nuevo.

-Confío en ti.

-Hermosa... quiero besarte- Katzuki se separó un poco de Kokushibo, para que luego, ambos se unieran en un tierno beso, para olvidar lo mal que se habían sentido momentos atrás. Él la rodeó con sus brazos, para sentir su calor. La oscuridad y la frialdad que había en su corazón parecían desaparecer cada vez que la tenía cerca. Sentía que se había quitado un peso de encima al decirle lo que sentía. Tuvo que esperar varios años para poder pronunciar esas palabras de nuevo. Sintió que Katzuki se separó de él y la miró.

-¿Quieres ir a dormir?- le preguntó abrazándola.

-Sí- la alzó en sus brazos y la llevó a su habitación. Ya ahí, la acomodó en la cama con cuidado y la arropó.

-¿Estás bien así, amor?- le preguntó.

-Si... gracias...- le sonrió- por cierto... ¿somos pareja o algo así? Douma dio por hecho que somos novios... y, la verdad, si quiero que lo seamos- Kokushibo le devolvió la sonrisa.

-Si es lo que quieres, así se será, hermosa- le contestó- entonces... ¿tendré el honor de que seas mi novia? Siempre estaré contigo- la sonrisa de Katzuki fue más que dulce.

-Si... mi Luna Oscura- le contestó, para luego darse otro beso. A partir de ahí, sus vidas cambiarían para siempre.

Mi Luna (Kokushibo x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora