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Haber tenido una conversación larga y cómoda con Eddie en tiempos de tristeza y confusión, había hecho el día de Rachel mucho más ameno.

No estaba segura de las intenciones de Eddie con ella, o las de ella con él, pero por ahora, era lo único más cercano a un amigo

—Gracias, Eddie—dijo saliendo de la camioneta y cerrando la puerta

—No hay de qué, Rachel.

Rachel abrió la puerta de la casa Buckley, en dónde Eddie la había dejado después de horas de estar juntos, sentados en el parque y haber comido más de tres helados.

La segunda Buckley se llevó una sorpresa, su madre y su hermana estaban en la sala, mirando el televisor en algún programa mal pagado y mal hecho, pero extrañamente entretenido

Rachel suspiró al verlas fijar la vista en ella, y caminó hasta su habitación, sin decir nada o hacer nada más. Quería paz si iba a estar ahí por dos meses más.

Sólo dos meses y ya, no más tiempo.

Esa idea le calmaba la cabeza y los nervios, dos meses se pasaban volando y seguramente aquí también, Hawkins no iba a hacer algo muy divertido o muy interesante por los siguientes dos meses. Creía que lo más interesante que podía pasarle, era que su madre y ella pelearan en la calle, frente a un montón de gente observándolas, pero ya tenía la idea presente para cuando pasara, no sentirse terrible

Estaba tan cansada. El día había sido horrible, sólo quería descansar y dormir por los próximos dos meses, sin hacer nada más interesante o mejor, solo dormir y esperar que el tiempo pasara.

Estuvo pensando en que iba a hacer en este tiempo, necesitaba un trabajo si iba a estar ahí, o el dinero para irse a otro lugar, rentar una casita. Bufó, sabiendo que no iba a poder rentar una casa por sí misma con el sueldo que le diera cualquier trabajo en Hawkins, porque no iba a pasarse los dos meses trabajando día y noche.

Miró el techo, recordando como era vivir en California, tenía un trabajo de oficina, con una editorial de libros, además de hacer su trabajo, también era asistente de su jefe. Sí, era muy cansado y estresante pero tenía muy buena paga y le gustaba estar ahí, el ambiente laboral era bueno y lo extrañaba ahora mismo.
Cerró los ojos con fuerza, tenía vacaciones en el trabajo pero no eran de dos meses, muy probablemente iba a perder ese empleo, el empleo que le gustaba y por el que se había devivido para poder tener.

¿Era suficiente?, o, ¿era demasiado?.

Robin la estaba poniendo entre la espada y la pared, y ya no sabía que hacer. Iba a quedarse dos meses en Hawkins, por su hermana, pero iba a perder todo lo que había construido por sí misma en California, todo por lo que había luchado, las noches sin dormir, el trabajar horas extras todos los días, el poder conseguir el empleo de oficina, y ahora lo iba a perder, sólo por su hermana. Además necesitaba mandar el dinero de la renta a su pequeño apartamento para no perder sus cosas.

Ahora mismo tenía el dinero suficiente para pagar la renta de cuatro meses. Había ahorrado un montón durante sus dos años en Cali, porque siempre supo que iba a volver por Robin a Hawkins, siempre lo pensó y siempre lo quiso hacer, pero no sabía cuando o que iba a pasar, y uno de los peores escenarios era este; que Robin no quisiera irse y la condicionara.

Estaba cansada, estresada y triste. Quería irse, acostarse en su cama y no levantarse en un mes, pero el pensar que jamás volvería a escuchar la voz de su pequeña hermana, le partía el alma, no podría vivir con eso. Se negaba a vivir en depresión por el resto de su vida por esa razón, y sí, estaba renunciando a todo por lo que lucho para poder tener la vida que quería en otro lugar, por su familia.

Porque aunque dijera que esto era sólo por Robin, se mentía a sí misma, también era por Emma. Su madre no siempre fue así, de hecho fue una buena madre para Rachel en sus primeros años de vida. Las cosas cambiaron con la muerte de su padre, Emma se volvió loca, entro en una depresión horrible que después se convirtió en un odio gigante, y no soportaba ver a Rachel, ver el parecido de ella con su padre y no poder tenerlo ahí. Además de que culpó a su hija mayor por la muerte de su esposo.

Emma estaba lastimada, pero Rachel también y ella nunca lo vio así. Robin era más pequeña y era más apegada a su madre, estuvo triste mucho tiempo pero no entendía exactamente porqué, sólo lloraba alegando extrañar a su padre. Rachel siempre fue la luz de los ojos de su padre, todo el tiempo, toda la vida, y su madre no soportaba eso después de su muerte.

Eso hizo que Emma se volviera violenta con Rachel, sin razón alguna para ella, sólo vivía la violencia y el odio de su madre todo el tiempo, todos los días, culpándola de que su padre no estuviera ahí, y haciéndola creer que si había sido la culpable.

Emma la rompió en mil formas, por años vivió en un lugar en donde era violentada física y psicológicamente, y ya no podía hacerlo, iba a morir si se quedaba ahí más tiempo. Eso la había orillado a tener que irse a otro lugar, abandonar a su familia y arriesgarse a sí misma, pero ella sentía que si se quedaba un día más, iba a matarse o Emma iba a hacerlo por ella.

Rachel lloró, por décima vez en el día, tirada en la cama, abrazándose las piernas y dejando atrás toda la vida que quería, todos sus sueños y todo por lo que lucho.

Dejando atrás a California.

Rachel Buckley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora