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Una corriente aire la hizo voltear, no estaba nadie con ella. El tráiler estaba vacío. Miró hacia arriba, el portal estaba cerrado. No había rastro de él. 

—¿Billy?—cuestionó, con la voz algo temblorosa y observando para todos lados. ¿Qué mierda estaba pasando?—¿Steve?

—Rach—escuchó, detrás de ella. No era aquella voz tenebrosa que había estado escuchando desde que cruzaron al upside down, era aquella voz que tanto anhelaba escuchar una vez más. Los ojos se le llenaron de lágrimas.—Rachel

Se dio media vuelta, casi sin querer. Con las piernas como gelatina y el corazón acelerado. No podía ser cierto.

Y entonces lo vió, parado a un metro de distancia de ella, con una sonrisa amplia, y los ojos enternecidos.

—¿Papá?—murmuró, casi inaudible. No podía hablar, sentía como la garganta se le cerraba y creía que iba a tirarse al suelo y llorar hasta sacar la última lágrima en su cuerpo.—¿Eres tú?

—Rach—lo escuchó decir, mientras daba un paso hacía ella—Soy yo. Papá está aquí, mi pequeña.

Fue demasiado. Las lágrimas comenzaron a salir de los preciosos ojos de Rachel. No podía contenerse, lo estaba viendo de nuevo, podía ver su sonrisa calmante o su tranquila voz. Lo extrañaba tanto.

La segunda Buckley no pensó más y se dejó llevar por sus sentimientos. Corrió la poca distancia hacia él y lo abrazó con fuerza. Sintió las manos de su padre acariciándole la espalda y se sintió en casa. Inhaló profundamente, tratando de oler su perfume, quería recordarlo para siempre, pero algo estaba raro. No había olor al principio, pero después hubo un olor a metal, un olor muy fuerte. Rachel frunció el ceño, sabía que algo no estaba bien, pero no quería darse cuenta de qué. Quería quedarse ahí, abrazando a su papá hasta que fuera suficiente.

—Quédate aquí.—lo escuchó decir—Conmigo.

Rachel se quedó callada. Quería hacerlo. Quería poder verlo todos los días.

—Te extrañé muchísimo—murmuró en respuesta, apretando más el abrazo.

—Yo también, Rachey—recibió en respuesta. Rachel abrió los ojos un poco más y tragó en seco. Su papá jamás le decía Rachey, al contrario, se burlaba cuando alguna persona le decía así, era una burla entre ambos, pero su padre jamás la llamaría Rachey.

—¿Extrañas a Robin también?—cuestionó, sin dejar de abrazarlo. Cerró los ojos con fuerza, tratando de despertarse sí aquello era un sueño.

—Ah sí, la extraño demasiado.

Segundo error. Su padre habría mencionado a Robin desde un principio. Era el mejor padre del mundo, no iba a olvidarse de su segunda hija, de su bebé.

Rachel se hizo para atrás, tratando de alejarse de él, pero sus brazos la detuvieron, apretandola hacía él

—Suéltame—murmuró. No quería esto, no quería saber que no era su padre, pero sabía que él ya no estaba ahí. Volvió a tratar de alejarse—Déjame ir

—¿Por qué?, ¿no quieres estar con papi todos los días?—la apretó más hacía él. Definitivamente no era él. Rachel volvió a intentar alejarse y ésta vez pudo hacerlo. Cayó de sentón y se puso de pie de inmediato. Aún tenía lágrimas en los ojos y en las mejillas, quería llorar de nuevo, pero ahora por decepción. Nunca fue su papá. Su papá sonrió.

Hubo otra corriente de aire, erizandole la piel a Rachel, quién volteó a los alrededores. Estaba en la calle Grwind, aquella calle en la que su papá había pérdido la vida, y estaba rodeada por el bosque. Dirigió la vista hacía su padre, y lo miró, lleno de sangre por todos lados, especialmente de la cabeza. Rachel lo miró fijamente, sintiendo como los latidos de su corazón se aceleraban junto a su respiración, sintiendo como su pecho subía y bajaba. Las lágrimas comenzaban a arder, rogando porque Rachel las dejara salir. La segunda Buckley negó con la cabeza repetidas veces

—No, esto no es real

—Es real. Fue real, Rachel.—su voz era más grave, más brusca—Y es tu culpa.

Sintió como dejaba de respirar al escucharlo. Sintió que iba a quebrarse. Que iba a morir. Recordó a Billy, aquellas conversaciones que tenía con él, cuando ella le contó sobre lo de su padre, y él lo de su madre. Recordó a su madre, Emma, abrazándola y pidiéndole disculpas, cuando le dijo que nunca había sido su culpa.

Volvió a calmarse, miró fijamente a lo que sería su padre, tirando chorros de sangre en el asfalto. La rompía verlo así, y suponía que así era como él se veía el día que murió. Pero ahora solamente quería estar con su hermana, su madre y con Billy. Su padre siempre iba a estar presente, pero aquel no era él.

—No lo fue.—comenzó—No es mi culpa, y tú, quienquiera que seas, no eres mi papá.

La sonrisa que apareció en su rostro le dio escalofríos. Ahora estaba asustada del poder de aquel que la hacía pensar y ver todo esto.

—¿No lo soy?—preguntó sonriendo. Se veía siniestro, con tanta sangre.—Oh, pobre Rachel.

Y entonces lo vió, Vecna estaba ahí. Y su padre había desaparecido.

—Te dí a escoger. Pudiste quedarte aquí, con tu padre.—avanzó con lentitud hacía ella—Tú crees que ya lo superaste y que lo hablaste con quién debías. ¿Lo hiciste?

—Sí

—Porque creo que estás olvidando a alguien. ¿Haz mencionado el nombre de tu padre frente a Robin?—rio, como si disfrutara el dolor que había creado en Rachel al escucharlo decir aquello—Sí no hubieras hablado con Billy de esto, tú hubieras sido la siguiente.

—Vete a la mierda—dijo Rachel cuando lo vio muy cerca. Estaba asustada como nunca, pero no iba a dejar que lo viera.

—Tengo una pregunta para ti—caminó para un costado, y todo volvió a cambiar, estaba todo rojo, el cielo, el suelo, absolutamente todo era rojo—¿Cómo está el ciego, tonto y viejo Victor?. Quería visitarlo, pero he estado ocupado.

Le mostró a Chrissy y Fred, muertos. En una especie de árboles.—Pudiste estar con ellos, justo así. Y estaban tan cerca de la verdad. Especialmente Nancy, porque es más inteligente que tú, ¿lo sabias?

—No me importa. Y sí te das cuenta de todo, deberías saberlo ya. ¿Y por qué me quieres a mí aquí?

—¿No te das cuenta?. Todos tienen traumas, quiero alguien que tenga tantos de ellos, que me haga más fuerte. Pensé en Billy al principio, pero entonces llegaste a Hawkins, de nuevo. Y eras mi víctima perfecta.

—Deja a Max en paz.—lo miró—Sí me quieres aquí, deja a Max tranquila.

—Hasta la próxima vez, Rachel—habló calmado, moviendo los dedos. Haciéndola caer al vacío. Rachel trataba de alcanzar algo, de dejar de caer. Estaba vacío, un gran y profundo vacío. Rachel no le iba a servir tanto ahora que había estado intentar arreglar todos sus traumas, y Max no podía hablarlos, incluso ahora.

—¡Rachel!—gritaban todos, no podía entenderse nada, todos estaban en gritando. Estaban asustados. Max sabía que era por Vecna, todos lo sabían.

Robin, Dustin, Max, y Eddie habían corrido a la habitación del último, para buscar música que pudieran ponerle a Rachel y traerla a la realidad.

Pero no fue necesario, la mencionada volvió a la realidad, respirando con fuerza y cayéndose para atrás. Billy la tomó de la espalda y la mantuvo de pie. Se sentía débil, sin fuerza.

—¿Estás bien?—indagó Steve, tomándola de los hombros—¡Chicos!

Todos corrieron de vuelta al colchón, para poder verla.

Billy se agachó, bajándola poco a poco para que se acostara. Ni siquiera podía mantenerse de pie y comenzó a llorar, abrazándose del brazo del rubio.

Steve y Billy se miraron un segundo, ambos sentían el corazón roto al verla llorando, y no sabían que había visto, pero sí sabían que cualquier cosa que haya pasado, había sido horrible.

—Estás bien. Estoy aquí.—murmuró Billy, acariciándole el cabello—Tranquila, estás aquí, estoy aquí contigo.

Rachel Buckley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora