30

3K 279 18
                                    

Billy iba a dar vuelta unas cuadras más adelante, hasta que percató de que estaba algo inundada esa calle, decidió dar vuelta por otra calle, muy solitaria, en medio de la nada, prácticamente una calle muy poco concurrida rodeada del bosque, era muy bonita pero en ese momento, con esa cantidad de lluvia, ninguno se concentraba en lo bonito que se veía. 

—Si quieres, puedes quedarte en mi casa esta noche—murmuró Rachel, observándolo, volviendo a sentir esas horribles ganas de besarlo y de decirle que lo que sentía era recíproco, que ella si sentía de la misma forma—Para que no manejes más con esta lluvia. No se ve nada.

Billy la miró, era verdad, no se veía casi nada en el camino, y lo más seguro era que consiguiera un lugar donde pasar la noche, no estaba muy lejos la casa de las Buckley y considero la opción que  le estaba dando la de cabello color miel.

Apenas iba a decir algo sobre el ofrecimiento, pero un golpe los distrajo, cayeron en un bache lo suficientemente hondo para que el auto quedara atorado, además de la gran cantidad de lodo en él, que evitaba que el auto pudiera seguir su camino. Billy intentó salir de él por varios minutos pero era imposible.

El rubio suspiró cansado y estresado y golpeó el volante, sabiendo que había quedado como un idiota probablemente. Rachel se echó a reír, no pudo evitarlo, no podía dejar de carcajearse.

—No te rías, no es gracioso—volteó a mirarla, con la cara seria, pero al verla con las mejillas rojas de tanto reír, no pudo evitar soltar una pequeña risita también.

Cuando finalmente pudo dejar de reírse, ambos se quedaron callados, pensando en que iban a hacer ahora

—La lluvia está más fuerte—murmuró Billy observando por la ventana, Rachel asintió, dándole la razón—Debemos quedarnos aquí, hasta que pare.

—No es como que pudiéramos irnos, Billy—se burló, volviendo a sonreír, evitando no reírse a carcajadas de nuevo. Suspiró y se apoyó en el asiento—Gracias

—¿Por dejarnos varados en medio de la nada?, ¿sin un teléfono y sin ayuda?—cuestionó, molesto consigo mismo por lo que acaba de pasar. Rachel negó mirándolo

—Por dejarme subir al auto, probablemente aún estaría afuera, o quizá habría caído yo en un bache. Ya estoy empezando a secarme.

—Creo que tengo un suéter atrás,—se asomó a la parte trasera del auto, buscando el gran suéter negro que siempre traía en el auto, pero no lo encontró—Necesito pasarme para atrás para encontrarlo

—No te preocupes, así estoy bien.—dijo sonriéndole con agradecimiento, volviendo a cruzarse de brazos para tratar de taparse del frío. Billy la miró a los ojos, sintiendo esa electricidad de nuevo. Rachel podía sentirse en menor control con la mirada de Billy sobre la de ella, con esos ojos azules penetrando en su alma.

—Espera—dijo firme, abriendo la puerta del piloto, saliendo y acomodando el asiento para poder pasarse para atrás, cerrando la puerta apenas lo hizo. Rachel giró para poder verlo

—Te dije que no era necesario, Billy—murmuró,—El punto era que no te mojaras. 

—Ten—dijo, extendiéndole un suéter negro, luego de encontrarlo debajo del asiento del piloto. El auto estaba apagado, pero tenía las llaves puestas—Pásame las llaves

Rachel asintió y las quitó para luego pasárselas, el simple hecho del rocé de sus dedos los hacía sentir una electricidad por todo el cuerpo y una tensión increíblemente notoria se hizo presente. 

La segunda Buckley trató de ignorarla y se quitó el cárdigan, que era el más húmedo de toda la ropa que tenía encima, junto al pantalón pero no podía hacer nada sobre él. 

—Quítate la blusa también—dijo Billy, haciéndola girar de inmediato,—Esta húmeda, te vas a enfermar si te pones el suéter encima porque no se te va a secar. 

Rachel miró el suéter en sus manos, era cierto que la blusa estaba muy húmeda todavía, pero no sabía si quitarse la blusa o no. No quería que las cosas se pusieran más tensas.

—No voy a mirar, Rachel.—dijo con una pequeña risita, mirando para la ventana. La mencionada lo miró, en medio de los asientos traseros, fácilmente podía verla desde ahí, pero confío en él, que observaba la ventana. Se giró rápidamente y se deshizo de la blusa en un movimiento rápido, y del mismo modo se deshizo del brasier, que estaba empapado. Poniéndose el suéter con la misma rapidez y subiendo todo el zipper para estar completamente tapada, sintiendo lo cálido de esta, se encogió un poco, abrazándose a si misma para quitarse el frío.

—Billy...—murmuró, con voz baja y dulce, el mencionado giró a mirarla y alzó las cejas, esperando que dijera algo—Gracias

—No importa, estabas muerta de frío. 

Rachel le sonrió con agradecimiento y ternura y Billy sólo giró a mirar la ventana. Rachel al verlo, también giro al frente, recordando que ella fue quien lo arruino con él. 

La segunda Buckley se quitó los tenis y después las calcetas, estaban mojados todavía. Necesitaba secarse o iba a enfermarse. 

—¿Te vas a quedar ahí?—cuestionó Rachel, observándolo a través del espejo retrovisor central, que daba justo a donde él estaba. 

—Sí, me voy a dormir—alzó los hombros,—No podemos hacer nada hasta que pare, y no creo que sea pronto. No ha pasado ningún auto desde que estamos aquí, y no van a pasar.

Rachel asintió y miró al frente, pensando en la casualidad que fue que la encontrara en plena lluvia, y que ahora estuvieran varados ahí. 

—¿De donde venías, cuando me viste? 

—Uh, venía de comprar unas cosas para el auto, iba a revisarlo y a pintarlo de nuevo.

—¿Pintarlo azul?

—Sí, sólo retocarlo

Rachel estornudo, y se abrazó de nuevo, tenía frío y ahora que Billy estaba en la parte trasera, la parte delantera empezaba a sentirse más fría. Ambos se quedaron en silencio unos momentos, ambos sabían que podían hacer para que no tuviera frio, pero ninguno se animaba a decirlo, aún. 

—Rachel—la mencionó, con voz firme, ella giró a mirarlo, asomándose—Ven aquí

La mencionada lo dudó, quería hacerlo, con todas sus fuerzas, quería estar lo más cerca de él, pero no sabía si era lo mejor, para ella o para él.

—Rápido

Rachel sonrió levemente, dejando de pensarlo, su mente solía auto sabotearla muchas veces, con todas preguntas y dudas. Se paso para atrás por el medio de los asientos delanteros, recibiendo la mano del rubio para ayudarla. Se sentó a su lado, ambos sintieron la tensión creciendo. 

Billy la abrazó, jalándola hasta pegarla a su cuerpo,  y Rachel no se quejó. Pasó un brazo por su espalda, por dentro de la chaqueta de mezclilla y el otro brazo por su torso, sintiendo lo cálido de tenerlo tan cerca, sintiendo menos frio, pero ahora no podía dejar de sentir las ganas de quedarse así para siempre. 

Se quedaron así unos minutos, en silencio, extrañamente era cómodo para ambos. Rachel se acercó más al rubio, haciendo que sus cuerpos estuvieran lo más juntos posible, cada vez sentía menos frío en el torso, el problema eran las piernas, el pantalón no se secaba. 

—Rachel—murmuró Billy, haciendo que ella levantara la vista para poder verlo. Y fue suficiente, ninguno podía evitarlo más, ya no podían seguir controlándose en esto. Rachel lo tomó de las mejillas, alzándose tanto como podía y Billy cortó la distancia entre ambos cuando se agacho un poco más para alcanzar los labios de la mayor de las Buckley. 

Rachel Buckley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora