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La segunda Buckley pasó el portal primero, quedándose a espera de Wheeler y ayudándola a pasar. 

Observó todo a su alrededor, las enredaderas por todo el suelo, la oscuridad que hundía al upside down, las partículas volando por el aire, y aquellos rayos que pintaban de rojo el cielo, algo en lo que Rachel encontró cierta belleza.

—Rachel—la llamó Nancy, causando que dejara de ver los rayos. De alguna forma, había encontrado cierta belleza en el rojo del rayo, o tal vez en el fuerte sonido que emanaba éste, no lo sabía, pero sabía que sí aquello fuera una pintura, sería una obra de arte.

Escucharon gritos y después rugidos y supieron que Billy y Steve estaban en peligro. Ambas corrieron hacía ellos, tan rápido como podían. Rachel no podía dejar de temblar, sentía las gotas de agua cayendo de su cabello a su espalda, y solamente le daba más frío.

—¡Billy!—gritó por instinto al verlo pelear con tres murciélagos al mismo tiempo, giró a ver a Steve y aguanto la respiración al verlo sangrar un poco del torso—Steve...

—Vamos, ¡sigue!—le gritó Nancy, para que ambas siguieran corriendo hasta ellos, captando la atención de los murciélagos, causando que fueran hacia ellas

—Mierda—murmuró Rachel y observó el remo en el piso, lo tomó y trató de romperlo a la mitad con las manos, cosa que no pudo lograr. Le dio pena y risa, pero no dijo nada ni hizo nada.

—Con la pierna—le dijo Billy, mientras se quitaba al único murciélago sobre él ahora—Con la rodilla

Rachel lo intentó, una, dos, tres, hasta el quinto intento fue que escuchó la madera tronar y le aventó una mitad a Nancy, quedándose ella con la otra y entonces ayudo a Billy, quien se había puesto frente a ella para cuidarla en lo que lograba romper el remo

Billy arrojó al piso uno de los murciélagos, después de que intentará morderlo, y Rachel aprovechó el momento, clavándole el remo por la parte que lo rompió, causando que finalmente, aquel murciélago muriera.

Escucharon otros rugidos y miraron al cielo. No eran seis, eran ocho más, y aún tenían tres con ellos. Estaban pérdidos.

—¡Chicos!,—escucharon por detrás, giraron con rapidez, y luego se escuchó un quejido de Steve, y luego otro de Billy. Ahora los estaban ahorcando a ambos.—Oh por Dios

Robin y Eddie llegan hasta ellos, y aunque los dos estaban asustados, tenían que hacer algo.

Rachel no podía deshacerse de él murciélago que le apretaba la pierna y la rasguñaba, porque tenía otro tratando de ahorcarla. Al igual que Nancy, que luchaba por quitarse de encima a dos murciélagos.

Robin corrió, quitandole de encima a uno de los murciélagos que Steve tenía encima, pero sin poder quitarle al que lo estaba ahorcando. Eddie, por su parte y sin verdadero gusto, corrió a socorrer a Billy, quitandole uno de los murciélagos.

Robin regresó a tomar otro remo y se lo aventó a Eddie, quién lo atrapó en el aire.

Rachel tomó el remo de nuevo, haciendo que el murciélago que tenía abrazado a su pierna se cayera al suelo, y luego, con toda la ira que tenía encima, comenzó a pisarlo y aplastarlo, tan fuerte como podía, haciendo que Steve recordara a Billy haciendo lo mismo hace un rato, pero ni siquiera podía hablar para decirlo.

—¡Robin!—gritó Nancy y ésta entendió de inmediato lo que quería hacer. Robin aplastó la cola del murciélago que estaba ahorcando a Steve y la Wheeler se dedicó a golpearlo con el remo.

Eddie vio al otro murciélago volando hacia ellos de nuevo, soltó al que ahorcaba a Billy. Se dio cuenta que aquél iba directamente sobre Rachel, y no podía permitírselo. Tomó el remo como si fuera un bate de béisbol, y con la misma fuerza con la que golpearía la pelota, golpeó al murciélago.

Rachel Buckley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora