20

3.5K 306 42
                                    

Eddie se acercó a ella, acunando su rostro con las manos de una manera suave y delicada, de la misma forma en la que sus labios tocaban los de Rachel.

Rachel sabía que lo que estaba haciendo probablemente iba a hacerla sentir mal después, pero ya no le importaba, su mamá ya creía que lo era, y sólo le quedaba darle la razón para que lo dijera.

Eddie le quitó el vaso de agua de la mano y estiró la suya, alcanzando apenas una pequeña mesita cerca del sofá, todo lo hizo a tanteos, no quería perderse ni un segundo de los labios de la de cabello color miel.

Rachel posó sus manos en la mejilla de Eddie, sintiendo su piel y acariciándola con el pulgar. Ninguno se iba a quejar de los besos, en ese momento, para Eddie era de lo más importante que le había pasado en días, y lo estaba disfrutando como debía. Rachel le había parecido preciosa desde que la conoció, y siempre trato de que fuera obvio que le atraía.

Eddie empezó a subir el ritmo de los besos, a algo más desesperado, la inclinó poco a poco en el sofá hasta dejarla apoyada en este, sin dejar de besarla, sentía que la necesitaba

Rachel agradecía que se había quitado el chaleco de mezclilla y la chaqueta de cuero en cuanto llegaron. Empezó a pasar sus manos, desesperada, por todo el torso del de cabello largo, la tela de la camisa de The Hellfire Club era muy suave pero algo delgada también, y sentía que empezaba a estorbarle en el camino

Eddie empezó a sentirse igual de desesperado y empezó a tener mucha calor, se separó levemente para quitarse la camisa y aventarla al piso, no le importaba el maldito club en esos instantes. Rachel sonrió y se mordió el labio cuando lo vio sin camisa, haciendo que Eddie sonriera levemente y volviera a besarla más bruscamente. Las manos de Rachel recorrían todo el torso y toda su espalda, con desesperación y ganas de seguir tocandolo más. 

Eddie se deshizo de la blusa de Rachel en un movimiento rápido, le estorbaba demasiado, se guió a sí mismo hasta sus pechos y empezó a lamerlos por encima, mientras sus manos iban al broche del brasier, que no tardo mucho en quitar. Abriéndose paso libre a los pezones de la Buckley, que lo hicieron sentir desesperado por probarlos.

Rachel movía las caderas en pequeños círculos, rozando su parte intima con una de las piernas de Eddie, haciendo solamente que ambos se desesperaran más y se excitaran más.

—Vamos a mi cama—murmuró Eddie, separándose de los pechos de Rachel por primera vez desde que le quitó el brasier. Rachel asintió y le tomó la mano. Eddie camino a paso rápido, jalando de la mano a la mayor de las Buckley, que iba por detrás a paso rápido, tapándose levemente los pechos con la otra mano.

En cuánto entraron a la habitación, Eddie cerró la puerta por detrás, miró a Rachel a los ojos y después bajó mirando todo su cuerpo, se acercó a ella mientras se quitaba el cinturón y se desabrochaba el pantalón. Rachel iba a hacer lo mismo, pero Eddie negó con la cabeza y le señaló la cama, haciendo que la de cabello color miel se acostara en ésta.

Se acercó y se posicionó encima suya, bajándose los pantalones por completo, volvió a besar a Rachel en los labios y luego bajó hasta sus pechos, dejando un beso en ellos y después uno en sus pezones.

Rachel veía su pecho subiendo y bajando cada vez más rápido, estaba respirando muy rápido por lo excitada que estaba. Algo en las manos de Eddie y en como la tocaba, la tenía suficientemente caliente como para que ya quisiera tenerlo dentro

El de cabello largo siguió bajando, dejando besos en su torso, y con delicadeza sus manos viajaron hasta el botón del pantalón, desabrochandolo lentamente, sonriendo contra el torso desnudo de Rachel, erizandole la piel por completo, cosa que Eddie quería que pasara.

Le bajó los pantalones con ayuda de la misma Rachel, que se los quería bajar con más rapidez. Eddie sabía lo que estaba haciendo, él estaba tan desesperado por poder estar con ella, pero quería que ella se sintiera igual de desesperada que él, y hacía sus toques suaves y lentos para lograrlo.

Rachel quedó en bragas, mirándolo y esperando que el hiciera un movimiento. Eddie sonrió orgulloso de sí mismo y dio un par de pasos para atrás para hacer dos cosas; la primera, verla en esa posición, así de desesperada y vulnerable en su cama, se mordió el labio al verla, sabiendo que era lo que había imaginado desde el momento en que la vio, se lamió los labios y abrió un cajón, sacando un preservativo, que era la segunda cosa.

Se quito el boxer negro al llegar junto a la cama, y le bajó las bragas a Rachel en un movimiento brusco y rápido, sin importarle si las rompía. Pasó el dedo índice y el de en medio por encima del monte de venus de Rachel, de forma lenta, podía escuchar la respiración de Rachel aumentando de nuevo, y podías ver su espalda arqueandose. Sonrió de nuevo, orgulloso de sí mismo.

Se quitó los anillos de las manos, dejándolos a un costado de la cama. Sonrió aún más, de una forma arrogante, le acercó los dos mismos dedos a Rachel, a la boca

—Chúpalos—ordenó, Rachel los miró y después lo obedeció, metiendolos a su boca y succionandolos levemente. Eddie sonrió y los alejó en cuánto Rachel se detuvo.

Eddie miró el monte de venus de nuevo, se lamió los labios y miró a Rachel a los ojos, lentamente bajó la mano hasta los labios vaginales de la Buckley, y pasó los dedos por toda el área, con movimientos suaves y lentos. Rachel empezó a soltar suspiros incontrolables al sentirlo, y Eddie finalmente los introdujo en ella.

Jugó un tiempo con los dedos, disfrutaba ver a Rachel desesperada moviendo las caderas, arqueando la espalda y dejando escapar pequeños gemidos, y sólo por dos dedos. Lo estaba volviendo loco el querer entrar ya, pero quería ver que tanto se podía desesperar por ella.

Sacó los dedos, empapados de ella, y mirándola a los ojos se los metió a la boca. Rachel se puso roja y se tapo la cara con las manos.

Había tenido sexo con Jack muchas veces, pero él nunca se preocupaba por hacer cosas por ella, sólo importaba él en esos momentos.

Finalmente, Munson ya no aguantó más, se acomodó el condón y pasó sus dedos de nuevo por sus labios vaginales antes de entrar en ella lentamente, para no lastimarla. Rachel suspiró y cerró los ojos, sintiendo como Eddie empezaba a introducirse en ella cada vez más rápido, haciéndola mover las caderas a la par.

Sabía que estaba pasando, sabía que estaba teniendo sexo con Eddie, pero en el momento en que sentía que iba a acabar, que ya no podía aguantar los gemidos en la garganta, que no podía dejar de apretar las piernas y la espalda de Munson, imaginó que era Billy el que estaba ese día con ella, que era el rubio el que la tenía así, casi gritando de placer.

Rachel Buckley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora