—Vamos, dame un beso—dijo Billy de repente cuándo entró a la habitación, acercándose a ella. Lamió sus labios y la besó con suavidad, era lento pero no demasiado. Era el ritmo perfecto. No se habían visto, y mucho menos besado en días. Ambos estaban desesperados por todo lo que significaba el otro, querían todo del otro. Y en ese momento, Rachel no tenía tiempo para pensar en nada ni en nadie, sólo estaba disfrutando. Disfrutando de Billy, de sus besos, de su olor, de tenerlo cerca, y de estar tan concentrada en él qué no le daba tiempo de sentirse triste. Estaba disfrutandolo demasiado. Billy se separó levemente de sus labios, lo suficiente para verla a los ojos y murmuró;—Te extrañé
Rachel pudo darle una leve sonrisa. Parecía que cada vez aumentaba un centímetro en cada sonrisa, pero ni siquiera se daba cuenta de ello. Solamente se sentía en paz, se sentía tan tranquila qué quería quedarse así siempre. En ese momento, con tanta paz consigo, descubrió qué siempre había sido Billy y siempre iba a ser él.
—También te extrañé.
Rachel se sintió desesperada. Se acercó a él, acortando los centímetros qué los separaban y lo besó. Subiendo el ritmo a un beso más necesitado, casi desesperado. Y es que era verdad, estaba necesitada de él, estaba desesperada por tenerlo encima de ella, haciéndola olvidar de todo y todos.
Rachel se puso de rodillas sobre la cama, y siguió besándolo, mientras sus manos se encontraban a los costados del precioso rostro de Billy. No era un secreto qué el rubio era un gran besador, y Rachel no podía pensar en unos labios más bonitos qué los de él.
Billy también se puso de rodillas, para estar a su altura, aunque le sacaba un buen cacho de diferencia porque él era más alto. Las manos de el rubio comenzaban a desesperarse por tocar a la segunda Buckley, pero Billy no paraba de pensar en sí hacerlo era lo correcto. No sabía si Rachel estaba pensando con claridad o sí solamente quería la parte de los besos. No quería incomodarla y mucho menos hacer algo que ella no deseara en ese momento.
Rachel sentía las manos de Billy en su cintura, haciendo movimientos pequeños, quedándose en su cintura. Sabía que el rubio quería bajarlas a su trasero, pero también entendía él porqué se detenía. No quería que lo hiciera, sólo quería sentirlo, quería tocarlo, quería escucharlo, porque en ese momento, besándolo, no recordaba nada más que eso, a él.
El rubio se separó de ella unos cuantos centímetros, para poder verla, con las pupilas dilatadas, la respiración acelerada y la mirada profunda.
—¿Estás segura de esto?—preguntó, con voz tranquila. Rachel veía lo mismo, sus pupilas dilatadas, y notaba la desesperación en sus ojos. La segunda Buckley asintió y admiró las pecas qué adornaban las mejillas y nariz del rubio, y creía que cualquier detalle en el cuerpo de ese hombre le parecía arte.
Billy se mordió el labio; aún tenía sus dudas sobre esa decisión, pero él también extrañaba tocarla, escucharla, sentirla, y estaba desesperado por hacerlo. Rachel comenzó a besarlo en la mejilla, y siguió bajando con pequeños besos hasta su cuello, y de inmediato sintió la respiración de Billy acelerándose.
Rachel pasó su lengua por el cuello de el rubio, y éste ya no podía controlarse. La de cabello color miel se separó dos centímetros para poder susurrar;
—Tócame
Causando que a Billy se le erizara la piel, y se alejara un poco, para buscar su mirada y hacer contacto visual. Y entonces Rachel supo, que el rubio ya no iba a dudar en hacer nada, porque ya estaba lo suficientemente caliente y desesperado como para hacerlo.
Se acercó y la besó de nuevo, con tal desesperación qué ambos emanaban. Agradecían qué Robin se había ido a trabajar y estaban solos en la casa, aunque tampoco los iba a detener si la menor Buckley estaba en otra habitación de la casa.
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Rachel Buckley.
FanfictionCuando la hermana mayor de Robin, Rachel Buckley, regresa a Hawkins, y Billy Hargrove queda irremediablemente atraído por ella. Pero no era el único en sentirse de esa forma. -Contenido sexual y explícito. -Traumas. -Violencia.